Existe una creencia muy generalizada… que consiste en pensar que despertar es sinónimo de saber quién eres, de dónde vienes y cuál es tu misión. Desde mi punto de vista, estos son cuestionamientos mentales. Lo descubrí en cuanto solté estos interrogantes para abrirme a la experiencia de la vida sin condicionarla. Sucede que puedes pasar toda una vida buscando estas respuestas y nunca encontrarlas... o que tu mente te haga creer que ya lo hiciste, sin realmente lograrlo. Así que renuncie a conocer estas respuestas.
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Acepte el hecho de vivir así y sucedió lo inesperado. Las respuestas llegaron en cuando me sumergí en el misterio de la vida. Desde esta consciencia hoy les puedo decir que no hace falta saber quién eres, de dónde vienes o cual es tu misión de vida. Son interrogantes de origen egoíco. Son ilusiones mentales. Proyecciones e interrogantes de su propia desconexión y autonegación. Cuando tomas consciencia de la “Presencia del Ser”… se desvanecen todas ellas como el humo. No te hace falta contar con ninguna misión de vida, también no tiene sentido preguntarte de dónde vienes, pues no tienes que retornar a ningún lado. Y por otra parte es un tanto absurdo cuestionar quien eres cuando lo vives.
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Cuando te experimentas desde la vivencia real de lo que tú eres. La afirmación te llega por si sola desde la expresión… y con ella todas las respuestas… Te vez, te reconoces… así que se acaban todas las preguntas. Te sales de la mente. Existe otro mito en torno a la idea de que Dios es un ser insondable, inexplicable e indescifrable. De nueva cuenta estamos dentro de le mente y sus juicios extraviados… “Se te olvido que el todo está en cada parte, y cada parte refleja al todo”... Se te olvido que eres una parte de la consciencia de Dios, y que como es arriba es abajo.
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PD. Por favor no vayan a preguntar cómo es Dios, donde está, etc. – la respuesta no la obtendrán de hombre alguno. Es algo que solo se les responderá de forma personal en cuanto se abran a la experiencia de la vivencia real. Tan solo les puedo decir por donde está el camino. El resto es suyo. No se les puede comunicar la revelación de la presencia de Dios, en tanto no tengan oídos para escuchar. Ni ojos para ver.
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© Ari Shemoth
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