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Experimentar el diálogo negativo, vetador y obsesivo en nuestra mente nos produce la sensación de navegar atrapados en un agujero negro. La luz se apaga y las esperanzas se desvanecen, una por una. Así, aprender a transformar pensamientos negativos en positivos es algo más que una necesidad, es una herramienta de supervivencia y de salud para reducir la carga de la ansiedad y avanzar en plenitud.
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Dicen los expertos en psicología emocional que es permisible tener hasta tres pensamientos negativos al día. Al fin y al cabo, no se trata en absoluto de cerrar los ojos ante la realidad, de bajar las persianas ante las dificultades, los miedos y las preocupaciones. La clave se centra en no dejarnos arrastrar por esos patrones de pensamiento donde casi, sin saber cómo, prohibimos la entrada a la resiliencia, a la superación, a la motivación o a la superación personal.
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Pensemos: todos nosotros tenemos pensamientos de este calibre. Esos que en un momento dado suben su volumen y nos dictan mensajes muy característicos: “no valemos, no vas a poder con eso, vas a fracasar, por mucho que te esfuerces siempre ocurrirá lo mismo…”. Somos humanos y la mente tiende a ir a la deriva en muchos más momentos de los que nos gustaría.
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Así, algo que nos revelan desde el famoso laboratorio de neuroimagen de la Universidad de California, es que cada uno de nosotros llegamos a tener hasta 70.000 pensamientos en un día. Y sí, un gran porcentaje de ellos son negativos, limitadores y frustrantes. Ahora bien, ante esa presencia pegajosa y a instantes poderosa, solo cabe una opción posible: aceptarlos y transformarlos. Veamos cómo transformar pensamientos negativos en positivos.
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“Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que sólo podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente”.
-Daniel Goleman-
Aprende a transformar pensamientos negativos en positivos
Un estado emocional negativo acaba generando pensamientos negativos y alimentándose de ellos. Esto es algo que la mayoría entendemos, pero que no siempre percibimos. Y no lo hacemos porque no nos regalamos el tiempo ni las estrategias adecuadas para gestionar mejor esos universos emocionales tan dañinos.
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Por ejemplo, nos referimos a esa sensación con la que a veces volvemos del trabajo, ahí donde el cansancio, el malestar y la preocupación órbita a nuestro alrededor como un satélite gigantesco. Sin embargo, no queremos prestarle atención, preferimos desconectar y no profundizar hasta la raíz de los problemas, en esos agujeros negros que cada vez se hacen más grandes, pero a los que les negamos la mirada.
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Día a día, esas emociones negativas terminan cambiando el discurso interno y la calidad de nuestros pensamientos. El malestar y la frustración hacen germinar esos patrones mentales donde solo crece el diálogo negativo y obsesivo. Así, y en caso de estos estados se alarguen mucho en el tiempo, acabaremos dejando la puerta entreabierta para que llegue la sombra de la depresión o los trastornos de ansiedad.
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Identifica los pensamientos negativos y acéptalos sin resistencias
La Universidad de Rhode Island (2012) publicó un interesante estudio en la revista Pshychology and Aging para averiguar cómo afectan los pensamientos negativos en cada cohorte de edad. Los resultados fueron muy claros; o importa que seamos jóvenes o estemos ya en una edad avanzada, estas realidades psicológicas generan angustia y son a menudo el detonante de muchas enfermedades.
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En primer lugar, una estrategia clave para transformar pensamientos negativos en positivos es saber identificar el diálogo negativo. Esto, que al principio nos puede sorprender, es evidente: no nos damos cuenta de hasta qué punto estamos supeditados a los pensamientos obsesivos, negativos y limitantes.
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- Debemos detectar esos razonamientos negativos. Para ello nada mejor que llevar un diario y escribir en un momento del día aquello que tenemos en la mente.
- Los pensamientos negativos no deben esconderse, ni bloquearse. Se trata solo de aceptarlos tal y como son, tal y como vienen. Una vez detectados, el segundo paso será sin duda “transformarlos”.
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Una de las claves para transformar pensamientos negativos en positivos es identificar el diálogo negativo.
Contrasta, refuta, debilita
¿Ese pensamiento negativo está justificado? ¿Qué pruebas tengo de que eso que pienso puede ocurrir al 100%? Debemos entender que solo por pensar algo no tiene por qué ser verdad. La mente es mentirosa, nos pasa malas pasadas, se deja llevar por el viento del miedo, por la sombra del temor y por la necesidad de quedarnos siempre en nuestra zona de confort.
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Pon bajo la lupa tus pensamientos, uno por uno y busca evidencia que demuestre o contradiga cada una de esas ideas.
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Otra de las claves para transformar pensamientos negativos es ponerlos a prueba.
Reformula el pensamiento de forma adecuada
Reformular nuestros pensamientos de una manera más ajustada siempre lastra su poder negativo. Ahora bien, hay que hacerlo con acierto y no dejarnos llevar por una positividad ingenua y poco realista. Pongamos algunos ejemplo.
- Me van a echar de mi trabajo ⇔ A día de hoy no hay pruebas evidentes de que eso vaya a pasar, además estoy trabajando bien. Por otro lado, en caso de que eso ocurriera sé que debo estar preparado. Así que lo que debo hacer es preparar otras salidas en caso de que pasara mientras me esfuerzo en dar lo mejor en mi empleo.
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- Pienso que mi pareja ya no me quiere como antes ⇔ ¿Qué pruebas tengo para pensar eso? Si de verdad lo creo debo hablarlo con él/ella. Debo entender que las relaciones deben trabajarse en el día a día, y si mi actitud es negativa empeoro la situación.
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- Tengo miedo, tengo la sensación de que algo malo va a pasar ⇔ ¿Qué me hace pensar esto? ¿Hay algo que va mal en mi vida? Debo entender que a día de hoy todo está bien, yo estoy bien y los míos están bien. Lo mejor es que distraiga mi mente en otras cosas, que inicie otros proyectos, nuevas aficiones para hallar motivación.
Drena emociones negativas e inyéctate de emociones positivas
Señalábamos al inicio que las emociones condicionan la calidad de nuestros pensamientos. De este modo, una estrategia para detener el curso de esa mente errante, negativa y obsesionada por ideas fatalistas y negativas consiste en abrazarnos a las emociones positivas.
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A menudo, un pequeño cambio en nuestras rutinas genera un cambio productivo. Regalarnos tiempo libre y de calidad ofrece alivio y bienestar. Así, prácticas tan útiles como el mindfulness, las terapias artísticas o incluso permitirnos conocer gente nueva siempre trae beneficios enriquecedores.
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La mente a menudo puede volverse negativa y pegajosa. Cuando eso ocurre, nada mejor que abrirle una ventana para que se oxigene, para que vea nuevas perspectivas y posibilidades. Pongámoslo en práctica, aprendamos a tener el control sobre nuestros pensamientos.
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