La vida emocional puede ser misteriosa, muchas veces las emociones aparecen y desaparecen sin razón aparente, pueden hacer que la vida de las personas sea maravillosa o desgraciada. La importancia de las emociones en la experiencia, se observa en el hecho de que durante todas las épocas y en todas las culturas, el conflicto emocional es un componente clave de todos los dramas. Sin embargo, muchas personas desconocen cómo funcionan las emociones y por qué las experimentan.
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De esta forma, ya el gran Aristóteles le asignaba a la psique humana, tres facultades: la primera vegetal (o instintiva), la otra animal (o emocional) y la racional (o mental) que convivían en el cuerpo físico. El equilibrio de todos estos elementos producía un estado de “εὐδαιμονία” (eudaimonía) o felicidad, a través del buen hábito o ejercicios de las virtudes, que comprendían tanto las virtudes intelectivas, como también las de control emocional.
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Las emociones ¿cuál es su función?
En el lenguaje cotidiano, las personas se refieren a las emociones como si fueran una cosa específica o más aun; aisladas. Pero las emociones no son una cosa aislada. Son un proceso complejo, con componentes tanto biológicos y mentales, que funcionan como impulsos para la acción. Las emociones son mentales, en el sentido de que son provocadas por la interpretación de un suceso, que después produce una serie compleja de reacciones bioquímicas que se describen como un “sentimiento”.
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En éste sentido, intervienen reacciones bioquímicas que generan también una “urgencia para la acción”. Algunas veces, la acción que el sujeto ejecuta en respuesta a una emoción es mental; como cuando no estás de acuerdo con qué hacer o decir -por temor- frente a otra persona (tu jefe, padres, etc) entonces decides no decir, ni hacer nada. Otras veces, implica tanto el pensamiento como la acción física, como decirle a alguien lo que se quiere o conseguir lo que se desea.
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Para comprender qué son las emociones, es necesario echar un vistazo a la estructura cerebral, bien señala Goleman (1995) que del: ”cerebro primitivo —el tallo encefálico— emergieron los centros emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al cerebro pensante —o « neocórtex» — ese gran bulbo de tejidos replegados sobre sí que configuran el estrato superior del sistema nervioso” (p.20). Por otra, parte el sistema límbico interviene en la gestión de las emociones, ya que al intervenir en el aprendizaje y la memoria, se garantizan las respuesta automáticas adaptativas frente al medio externo.
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Entonces como se puede entrever, las emociones sirven para gestionar y adaptar la conducta frente al medio, ya sea para la supervivencia, para acontecimientos estresantes o placenteros. Las emociones se generan tanto en respuesta a una necesidad que se ha satisfecho, como a una amenaza presente, o a una pérdida que se ha producido o se puede producir (generando ansiedad por ejemplo). Por ende, las emociones conectan al individuo con sus experiencias previas y circunstancias del pasado que han activado alguna emoción. El estado emocional genera además, un cambio notable en el cuerpo ya sea en el rostro, o incluso provocar temblor. Por ejemplo, el miedo garantiza la supervivencia, pero en exceso puede generar paralización y angustia.
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Emociones que nos dominan ¿Cómo se originan?
En consecuencia, las emociones pueden alterar o producir sesgos en la razón, y tomar posesión frente a la prudencia, llevando a que se cometan conductas instintivas e impulsivas que pueden ser contraproducentes y que, seguidamente lleven a la persona a arrepentirse de sus actos o a no saber muy bien que le sucedió, a esto Goleman (1995) llama secuestro emocional o límbico.
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En ese momento, se produce una ceguera afectiva donde interviene el hipocampo y la amígdala cerebral que es el centro de respuesta emocional del cerebro. En los seres humanos, la amígdala es un racimo de células interconectadas que se asientan sobre el tronco cerebral; son dos y se ubican a cada lado del cerebro. En el ser humano, la amígdala es relativamente grande si se la compara con la de otros animales.
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A tal efecto, éstas estructuras límbicas se encargan principalmente del aprendizaje y el recuerdo del cerebro, y son el depósito de la memoria emocional, si se separa la amígdala del resto del cerebro, esto desencadenará una incapacidad para apreciar el significado emocional de los acontecimientos y de los propios sentimientos. La amígdala está relacionada con las pasiones, como el llanto, la envidia, el odio, celos, la alegría, la empatía, etc.
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Además, la amígdala segrega norepinefrina, que es el neurotransmisor encargado de generar los procesos de atención y alerta de la conciencia ante estímulos externos generando respuestas antes de que la información sensorial llegue al neocortex. Es en momentos de tensión donde el cerebro emocional toma o secuestra al alma racional. Por lo que el secuestro emocional, parece implicar dos dinámicas distintas: la activación de la amígdala y el fracaso en activar los procesos neocorticales (o racionales/conscientes) que suelen mantener equilibradas nuestras respuestas emocionales.
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Por otra parte, muchos filósofos y psicólogos han considerado emociones bases, por ejemplo: la alegría, la tristeza , el miedo, sorpresa, aversión, y el enfado. Sin embargo, en esta ocasión, se partirá de la premisa que hay 3 emociones que configuran todas las demás, y que a su vez, son protegidas u encubiertas por los sentimientos y negaciones (miedo, vergüenza y orgullo, explicados en el próximo apartado). Tales emociones, según la integración emocional de Shivagham son: Abandono, Rechazo y la Culpa. Así por ejemplo, el abandono se configura por una sensación de vacío existencial, siendo la parte de la persona que se siente sola, deseando desesperadamente, ser llenada o completada.
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Por ende, al ser inconsciente de su interior, el sujeto buscará llenar su vacío a través del exterior y no pocas veces de forma neurótica. Por ejemplo: en las drogas, adicciones o en parejas que no lo sepan amar. Ahora bien ¿Qué sucede cuando el vacío que se quería llenar, se ha “llenado” (mediante la proyección) por emociones no deseadas por el Ego del sujeto? se forma o nace el rechazo. Por último, la Culpa, es la incertidumbre de que el vacío existencial o interior no sea llenado jamás, se refiere al miedo de no ser amado, por lo que una persona con culpa generalmente muestre ciertos rasgos de dependencia y complacencia hacia los demás, buscando amor a través de la aprobación externa
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Los sentimientos como mecanismos de resistencia
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La parte egóica de la persona, ante situaciones dolorosas, desagradables, adversas o de secuestro emocional, suele recurrir a una serie de negaciones inconscientes para no hacerse responsable de su situación. Entre ellas destaca el miedo irracional, que provoca paralización, distorsiones cognitivas, necesidad de control u obsesión frente a alguna situación de posible amenaza. Por lo que es vital preguntarse ¿Qué siento que me amenaza ante “Xs” situación? Hay que tener claro que el miedo siempre es a las consecuencias o resultados de cualquier evento desagradable.
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Otro sentimiento que hay que sabe reconocer es el orgullo y la vergüenza. El primero se activa cuando el ego se siente amenazado o afectado en su sistema de creencias (que van desde acciones, gustos, pensamientos, opiniones, etc) y se puede manifestar como la pretensión de que las circunstancias que acontecen “no me interesan” es decir, una actitud de soberbia, así mismo, se manifiesta el mal habito de juzgar. Esto hace que la persona no se acepte tal cual es. La persona, ante un hecho que le cause orgullo debe preguntarse honestamente ¿cómo me siento ante lo que ha acontecido? ¿Qué hay dentro de mi que produce una coraza que me impide ver más allá?
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En cambio, la vergüenza, acontece cuando el ego activa el sistema de creencias de juzgue contra sí mismo. Esto genera la sensación de huida, de querer ocultarse, y aislarse. La vergüenza es el mecanismo por el cual se evita (o deflecta) observar la situación de malestar con el fin de ocultarse frente a ello, es posible que una parte de la persona se rechace a sí misma.
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Por otra parte, es necesario tener claro que, durante el proceso de descontrol emocional, y ante reacciones de excitaciones desagradables, surge el drama, y como mecanismo de resistencia común, ocurre el fenómeno de la proyección. Tal mecanismo, se articula por la no aceptación de lo desagradable, es decir: lo que el sujeto no acepta que habita en su interior o no se reconoce en sí mismo; se deposita en el exterior (otras personas, situaciones o cosas) evitando así, que la persona se haga responsable de su estado. Cuanto más sensaciones desagradables y dolor haya en tí, más tendencia hay de proyectar.
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Técnica para manejar las emociones
Con todo lo visto, hay que considerar, que las emociones pueden causar un ofuscamiento en el individuo, por lo que el ego recurre a una serie de mecanismos de resistencia para no acceder a la parte dolorosa o no admitida conscientemente. Ocasionando reacciones como el drama y conductas no tan operativas. El drama es cuando el dolor, o malestar emocional, controla al individuo y le gana, provocando un secuestro emocional como afirmaría Goleman.
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Ahora bien ¿qué técnica es eficaz para tratar conflictos emocionales?
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Una de las técnicas más eficaces, es la creada por el maestro Shivagham, llamada la integración emocional. Ésta, a diferencia de otras técnicas y corrientes, no solo permite entender un problema de la experiencia dolorosa vivida, sino que invita a aceptar lo que se vive internamente, por muy doloroso que fuere, enseñando a encontrar la propia autonomía, desintegrando a su vez lo conflictivo. ya que solo con entender no bastaría para solucionarlo.
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El primer paso, es que te encuentres en una posición cómoda, preferiblemente sentado y con los ojos cerrados. Luego enfocar tu atención o ir al interior de ti mismo, para a continuación, traer a la mente una situación problema, y empezar a dejar fluir las emociones, respirando calmadamente desde el abdomen.
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El siguiente paso es contemplar que “estoy consciente de que se estoy consciente” lo que permite focalizar tu conciencia en el malestar. No hay que olvidar que la conciencia es lo que diluye el dolor. Esto te permitirá aceptar y reconocer cuando entres en el drama.
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Luego, se recurrirá a Respirar, a habitar el cuerpo, y a sentirlo, es decir, a traer la consciencia a todo tu ser (mental, vital, emocional y corporal). Seguidamente, empezarás a observar identificando qué mecanismos de resistencia están aconteciendo interiormente (miedo- vergüenza u orgullo) y de forma consciente dejarás que esos sentimientos acontezcan sin reprimirlos, si es necesario se repite mentalmente “no creo en el drama, mis emociones no me controlan”. Está técnica según Shivagham se sintetiza en la fórmula “R-H-S-O” (respiro, habito, siento observo) lo cuál sirve también para regular estados de angustia y pánico.