En los dos últimos artículos hemos hablado de transformaciones interiores siguiendo los ritmos adecuados a cada uno para el cambio, y de cómo estar presentes en ese estado del “aquí y ahora”, para facilitar la manifestación y aparición poco a poco de la consciencia de nuestro Yo Superior, que permita la transformación progresiva de la personalidad, reduciéndole poder al conductor automático incorporado en nuestro vehículo mental que es el programa ego.
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Estos procesos y cambios de los que hemos hablado, no se dan de la noche a la mañana y, aunque no tardemos más que tres minutos en escanear más o menos el contenido de cualquier artículo o libro que nos los explique, y decirnos a nosotros mismos que vamos a intentar ponerlo en práctica, todos sabemos que 10m después, en general, ya estamos pendientes de otra cosa, y no hemos hecho más que añadir algunas ideas o retales de información al cuerpo mental, que, en la mayoría de los casos, es relegado a los bancos de memoria, cuando no filtrado y borrado del todo, sin mayor trascendencia para el crecimiento el individuo.
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Así, visto desde este punto de vista, uno se preguntaría, entonces, cómo hacer realmente para poder llegar a conseguir de forma permanente eso de lo que hablamos, es decir, vivir lo máximo posible en este “presente”, fluir con el ritmo de las cosas, acompañar los ciclos de transformaciones constantes sin reticencias, permitir más regularmente el asomarse de la consciencia de nuestro ser al mundo físico, etc.
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Cuando otras partes de ti, trabajan por ti
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Afortunadamente hay mecanismos en otras partes de la psique que hacen parte del trabajo que la mente consciente olvida de hacer, cuando, tras haber leído o recibido información sobre cualquier cosa relativa a cómo avanzar, o crecer, o sobre lo que tenga que ver con nuestro despertar evolutivo, esta se va directamente luego a Facebook, o cualquier sitio por el estilo, a seguir leyendo otras noticias sobre la cría del cangrejo en Australia por pescadores en bañador, y cosas así, es decir, cuando volvemos al modo normal de funcionamiento automático, donde los estímulos externos de distracción, fascinación, pasatiempo y concentración en lo externo vuelven a predominar y llevar una vez más las riendas de la percepción y gestión de la realidad.
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Y es que no habría forma de que se produjeran cambios significativos en la evolución del ser humano si otros componentes de nosotros mismos no tomarán también parte activa, pero no percibida por la mente consciente, en el proceso. Esto sucede, por ejemplo, con las transformaciones detonadas sutilmente por las energías que nos llegan a través de las palabras de un artículo, libro, vídeo, etc., que puede provocar choques y movimientos en nuestro inconsciente o subconsciente y removernos sin que lo notemos (para bien, estamos hablando, no entro en el tema de subliminales negativos o manipulativos, que también nos llegan constantemente a través de los medios), y que solo por el hecho de procesar cierta energía, nos ayuda a mover interiormente las aguas estancadas y estructuras compactadas que existen en todos nosotros. Es gracias a estos procesos de alquimia interior, que estamos en perpetuo cambio, aunque no lo notemos o sepamos monitorizarlos.
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Refinando la materia de nuestra estructura energética
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Todos nuestros cuerpos sutiles están constituidos por materia de los diferentes planos y niveles para los que son el vehículo evolutivo de nuestro ser, es decir, que el cuerpo etérico está hecho de materia etérica así como el cuerpo causal está hecho de material causal. La materia de estos planos tiene diferentes grados de densidad y vibración, por ejemplo, la clasificación que hacemos de la materia del plano físico pasa por una gradación en 7 niveles que va de la materia sólida, a líquida, gas, etérica, súper-etérica, sub-atómica y atómica. De igual manera, se divide equivalentemente la materia de todos los planos que forman la estructura multidimensional de nuestra realidad.
Esta materia o energía constituyente de cada parte de nuestros cuerpos sutiles se va refinando a medida que la persona se va transformando por dentro, poco a poco, a través de lo que sana y transmuta en ella, a través de lo que aprende, comprende e integra, a través de lo que le llega del entorno y de la energía de la que se nutre en su conjunto, etc., así que, de forma automática, y debido también al incremento del tipo de energía que llega al planeta, de la que es emanada por el Sol, de la que es producida por el entorno en el que vivimos, etc., lo queramos o no, todos vamos incrementando nuestra resonancia y la frecuencia de nuestra estructura energética, y, con mayor o menor fluidez, afortunadamente, todos vamos soltando lastre y convirtiendo, cada vez más, la materia de todo nuestro sistema energético y cuerpos sutiles en materia de composición más y más refinada, pasando de estar compuestos de las clases más bajas y densas, a las más altas y sutiles de esos siete tipos y niveles diferentes de energía para cada cuerpo.
Estos cambios en la materia y energía base que forma nuestro sistema, paulatinamente, repercuten en una mayor expansión de consciencia, en la activación de los centros superiores de control, en la cristalización de los cuerpos superiores, etc., y, aunque sea a ritmo de caracol, ayudan a que poco a poco vayamos “despertando”, cambiando, creciendo, y avanzando en nuestro camino individual a medida que, además, contribuimos al avance de toda la raza humana a través de los pequeños cambios que se van consiguiendo dar en el inconsciente/consciente colectivo, a la espera de alcanzar esa masa crítica que termine por poner en marcha cambios más sustanciales y tangibles para todos, primero en los niveles causales, mentales y emocionales del ser humano, y en algún momento del proceso, también en los planos físicos.
Necesidad de encontrar respuestas
En general, para que lleguen a nosotros los catalizadores y detonantes de estos cambios sutiles en nuestro interior, es necesario que la persona sienta necesidad de ellos. Suele llegar un momento en el que a todo ser humano se le despierta el anhelo de comprender mejor el mundo en el que vive a todos los niveles del mismo. Suele suceder cuando se te acaban las respuestas “oficiales” que te da la ciencia, los medios de información y la religión para las cosas que te suceden, o le suceden a los tuyos, y que no son contempladas ni aceptadas por una ni por otros.
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Para ello, dependiendo de la apertura de miras de cada uno, y normalmente de forma silenciosa, para no atraer demasiadas miradas y comentarios, por el “que dirán de mi si ahora me meto en temas raros y alternativos”, uno se da cuenta de que lo que tanto se oculta, se desinforma o desprestigia, es solo lo que no se quiere que se conozca, pero que otorga al humano la libertad y la paulatina desconexión del sistema al conocerlo (especialmente a nivel de temas salud y bienestar, ciencia no convencional, , etc.), y que los poderes en control conocen, usan y dan buena fe de su capacidad y eficacia.
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Así, es cuestión de romper los moldes, de atreverse a salir de todas las creencias establecidas sobre lo que es válido o no, bueno o malo, verdad o mentira, explorando por nosotros mismos aquello que los sistemas actuales niegan como cierto, válido y valedero, atreviéndonos a equivocarnos si nos topamos con algo que luego no nos sirve, y sabiendo que siempre estamos protegidos en la medida en que algo que no esté alineado con algún tipo de experiencia o crecimiento interior que nos sea útil, no se plantará en nuestro camino, ya que, sino salimos nunca de nuestra visión acotada de la realidad, simplemente porque solo confiamos en lo que nos dicen los medios oficiales, las religiones, las instituciones en el poder, etc., sin explorar por nosotros mismos esas otras cosas, seguiremos estando sometidos al bloqueo impuesto sobre nuestro crecimiento, ya que no estaremos aprovechando las oportunidades de expandirnos más allá de nuestras propias limitaciones, oportunidades que se abren actualmente a todos los niveles de la realidad.
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Y es que para poder detonar los cambios necesarios para cruzar el umbral de la puerta al siguiente nivel del camino al que nos dirigimos, es necesario catalizar y remover todo aquello que se ha quedado obsoleto, atascado y ralentizado durante tanto tiempo, necesidad que también provoca, a nivel macro, que sea necesario que los escenarios exteriores de la realidad común consensuada sirvan para provocar y acelerar los mismos. Usemos eso a nuestro favor, y acompañemos en la medida de lo posible los cambios internos de forma consciente, pues todo aquello que deba ser transmutado y refinado en uno, se hará de forma paulatina y suave, y no de forma brusca o inconsciente.
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un abrazo,
David Topí