Para tener una buena comunicación con los demás es muy importante aprender a hablar desde el corazón. Parece fácil, pero no lo es. Esto se complica aún más porque no implica solamente el decir, y el saber decir, sino también hacerlo a tiempo. Para aprender a hacerlo hay un solo camino: expresar las emociones.
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No solo debes hablar de lo que sientes cuando todo está muy bien. De hecho, resulta mucho más importante hacerlo cuando las cosas van mal. Si te sientes ofuscado, perturbado o confundido, la salida no está en el silencio. Expresa las emociones. Habla de lo que te disgusta. No permitas que eso se quede dentro y comience a hacerte daño.
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Manifiesta lo que piensas y expresa las emociones en todas las circunstancias. Y no solo eso: hazlo a tiempo también. No siempre es fácil identificar el momento correcto, pero ganas mucho cuando lo haces y vas adquiriendo poco a poco la habilidad para ser pertinente y preciso.
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Expresa las emociones y ten en cuenta esto…
No hay una fórmula exacta para determinar qué es o qué no es una buena comunicación emocional. Sin embargo, sí hay un principio que puede guiarnos. Este dice: expresa las emociones cuando el deseo de hacerlo sea muy fuerte. Cuando sientas que de ello depende tu bienestar inmediato.
Es cierto que bajo estados de irritación o ira se experimenta un fuerte deseo de decir lo primero que venga a la cabeza. La mayoría de las veces nos arrepentimos de haber cedido a ese impulso, porque finalmente no sirvió para expresar lo que queríamos decir. En cambio de ello, hacemos daño y bloqueamos la comunicación.
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Por eso otro de los principios de una comunicación emocional adecuada es la de no hablar en momentos de extrema exaltación. Bajo esos estados no se habla y no se actúa. Lo único que conviene es respirar, para estabilizarnos y lograr que nuestra mente funcione correctamente.
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Las emociones positivas y negativas
Siempre es más sencillo aprender a hablar desde el corazón a partir de las emociones positivas. En realidad, siempre que sintamos algo positivo no deberíamos callarlo. Esta es una buena manera de comenzar a conectar emociones y palabras, sin tanta intermediación del pensamiento. En otras palabras, es una forma de alimentar la espontaneidad.
Ahora bien, con las emociones negativas es necesario tener más cuidado. Es un hecho que muchas veces nos educan para reprimir esas emociones negativas. Se les considera inconvenientes. Una fuente de conflicto. Por eso no es raro que nos formen bajo la idea de que siempre tenemos que callarlas o disfrazarlas. Esto termina siendo muy nocivo.
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Empleamos la palabra “emociones negativas” con fines didácticos. Sin embargo, esto no implica que las emociones negativas sean insanas, también pueden ser sanas. Simplemente se siente lo que se siente y nada surge porque sí. En muchas ocasiones son la tristeza, la ira, la indignación y todo aquello que solemos llamar “negativo”, lo que conduce a evolucionar, crecer, resolver situaciones problemáticas latentes.
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Comienzan como perturbación y terminan como explosión
Cuando algo nos molesta, o nos fastidia, o nos provoca rechazo, experimentamos una sensación de displacer. Queremos alejar esa incomodidad y por eso muchas veces decidimos ignorar lo que nos dicen esas emociones. Esto es errado. Al negar que se siente lo que se siente, o al reprimirlo, lo único que logramos es relegarlo a un lugar de nosotros mismos en donde se aloja como una bomba de tiempo.
Esto aplica particularmente para esas emociones negativas que surgen frente a situaciones que consideramos relevantes. Callar no es una opción. Si se guarda silencio, es muy probable que ese conflicto latente explote en cualquier momento, casi siempre de la peor manera. A veces con grandes manifestaciones de ira. En otras oportunidades con conductas que hacen daño a los demás. Las emociones dañinas siempre encuentran una vía para expresarse.
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Por lo tanto, cuando experimentes una cierta perturbación en tus emociones, no lo dejes pasar. Examina con cuidado qué es lo que ocurre. Identifica exactamente cuál es la emoción o el sentimiento que te provocan. Una vez que hayas hecho esto, expresa las emociones. Con serenidad, con tacto. También con el interés de llegar a un entendimiento y no de darle rienda suelta a tus pasiones.
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Una persona que sabe decir las cosas a tiempo, de forma clara y sin herir, seguramente está más preparada para llevar todas sus relaciones a un nivel superior. Esto evita infinidad de problemas y de preocupaciones. Aprender a comunicarnos desde el corazón, vale la pena
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Fuente: La Mente es Maravillosa