Publicado por MAYA el 21 de Octubre de 2016 a las 15:30
¿Te ha pasado alguna vez que, de repente, cuando menos lo esperabas, eso que tanto ansiabas se concretizó?
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¿En alguna ocasión has experimentado esa sensación casi mágica de que todo funciona como debería?
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¿Has tenido días en los que todo ha fluido con extrema naturalidad?
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Algunos intentan explicar estos hechos recurriendo al destino, otros afirman que las estrellas estaban alineadas y no faltan quienes echan mano a la suerte o a la providencia. Sin embargo, en realidad la explicación es mucho más sencilla, y se encuentra dentro de nosotros. No son las hadas madrinas ni los ángeles de la guarda sino nosotros mismos quienes construimos esas situaciones maravillosas.
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Las cosas buenas no llegan porque sí, no son simples golpes de suerte, es necesario que las busquemos activamente, que las deseemos y, sobre todo, que demos los pasos necesarios para acercarnos a ellas. Solo de esta forma, un día, podrán concretizarse. Pequeños pasos, dados con constancia, nos acercan a nuestras metas.
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El principal problema es que en muchas ocasiones nos convertimos en el principal obstáculo para alcanzar esas metas, nos asustamos tanto que, inconscientemente, saboteamos todo lo que habíamos hecho. A partir de ese punto, las cosas comienzan a salir mal y le echamos la culpa a la mala suerte. Pero en realidad deberíamos mirar dentro de nosotros, para encontrar la respuesta.
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Las resistencias internas y el miedo a la plenitud
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Aunque nos cueste reconocerlo, estamos demasiado acostumbrados a nuestra zona de confort. En ese espacio, aunque hay muchas cosas que nos molestan, también hay muchas cosas que nos brindan seguridad. Hemos logrado un equilibrio en el que, mal que bien, logramos sobrevivir. Y nos aterra romper ese equilibrio.
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Por eso, en muchas ocasiones, damos marcha atrás justo cuando estamos a punto de conseguir un cambio radical por el que hemos estado trabajando durante mucho tiempo. Por eso, cuando las cosas estaban marchando bien y de repente se desmoronan, en vez de culpar al destino, deberíamos preguntarnos qué resistencias internas se han puesto en marcha.
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De hecho, en muchos casos, mientras más cerca está la meta, más grande es el miedo porque ello implica romper para siempre con la zona de confort que ya conocemos y cambiar de dirección. Ese cambio puede resultar atractivo pero también genera mucho temor. Sufrimos lo que podría denominarse el “miedo a la plenitud”. Y este temor suele ser paralizante. El miedo es tan grande que simplemente nos bloqueamos y dejamos de actuar. Es en ese momento cuando las cosas que parecían marchar bien, se tuercen.
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¿Cómo vencer esas resistencias?
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En algunos casos, esas resistencias internas son un signo de que aún no estamos preparados para dar el gran paso. De hecho, aunque las cosas positivas parezcan geniales, pueden implicar cambios para los que no estamos lo suficientemente preparados. Es un fenómeno que se aprecia mucho en los famosos, sobre todo cuando alcanzan el éxito muy jóvenes y se quiebran ante su peso. En ese caso, es mejor no violentar los acontecimientos, tener un poco de paciencia y trabajar en nuestro interior.
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En otros casos, esas resistencias son solamente la expresión del miedo a lo desconocido y el temor a abandonar lo conocido. Darnos cuenta de su existencia ya es un paso enorme. El segundo paso consiste en prepararnos para el futuro, visualizar lo que haremos, de manera que nos sintamos cada vez más cómodo en esa situación que antes nos atemorizaba. Si seguimos dando pasos en esa dirección, antes o después, esa meta se materializará.
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Si cambias tus pensamientos, cambias tu realidad
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En muchos casos, basta cambiar nuestros pensamientos para que la realidad a nuestro alrededor cambie. No se trata de imaginar y lograr lo que deseamos con la fuerza del pensamiento, sino de generar un cambio en nuestra forma de pensar que nos abra el camino a diferentes posibilidades, ante las cuales antes estábamos cerrados.
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De hecho, en la vida, a veces no es necesario luchar sino tan solo dejarse llevar por la corriente, aprender a fluir y estar atentos a las oportunidades que se presentan a lo largo del camino. Es un cambio interior que abre las puertas a un mundocompletamente nuevo donde los límites los ponemosnosotros.
Publicado por MAYA el 31 de Marzo de 2016 a las 19:14
¿Te sientes mal, triste o irritada(o) por las condiciones en que se encuentra tu vida? _ Te comprendo_ ¿Sabías que el enfado hacia los demás tiene que ver con enojo hacia uno mismo y esto es lo más difícil de desterrar en medio de una sociedad que te valora por lo que tienes o haces? _ Por otra parte ¿te ha pasado que justo cuando parece que las cosas se van a estabilizar, de pronto las cosas se vuelven a desencaminar? _ El resentimiento y la depresión son ira y tristeza reprimida, y ambas sirven para recordarte nos que existe un conflicto pendiente de resolver.
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¿Y que sucede cuando nada de lo que hacemos parece funcionar o ser suficiente? _ date cuenta que sigues con la idea de que te hace falta algo para poder estar bien. ¿Y eso que significa?_ que a lo que te resistes persiste. Frente a las situaciones en donde consideras que no puedes hacer nada, el problema no se resuelve con seguir luchando contra eso, sino con simplemente integrarlo. ¿Integrar, y como es eso y para qué me sirve?
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A nivel mental las cosas se disuelven aceptándolas. La clave consiste en integrar, en recibir o permitir lo inaceptable, esta es la fuerza que neutraliza a su antagónico_ “A lo que te resistes persiste”_ ¿Entonces tengo que aceptar mi cólera o que vivo resentido?_ Si, tienes que aceptar que albergas mucho rencor e inconformidad dentro de ti_ por como son las cosas y lo que te han hecho - ¿y cuántas veces tengo que hacerlo? _ Todas las necesarias_ ¿y para qué? _ EL tao nos dice que “el mal muere cuando es ignorado”_ El daño se desvanece cuando dejas de alimentarlo_ pero esto es precisamente lo que no puedo dejar de hacer_ lo sé, es por eso que tu realidad no cambia. Tapar un conflicto no implica el resolverlo. Existen muchas formas de encubrir una situación, pero en tanto te resistas esta seguirá activa y te visita en cuanto se acumule la retención de la energía emocional.
Publicado por KAREN el 10 de Agosto de 2014 a las 16:30
Si pretendes ir más lejos, ¿qué sentido tiene usar métodos antiguos?.
Nuestra sociedad es el sueño dorado del Ego: sus inseguridades e insuficiencias están compensadas con sustitutos como el consumismo y la diversión vacía. Cuando fallan la confianza y la conexión a instancias mayores, ahí están la lucha y el esfuerzo para merecer la vida. Cuando no se encuentran propósito ni realización interior, ahí están los logros externos para sentirse reconocido y digno de amor. En un mundo desacralizado, el Ego se siente Dios y reclama su pleitesía de estrés y ansiedad.
Sin darnos cuenta, hemos internalizado que todo se consigue empujando, moviéndonos continuamente en pos de algún objetivo, laboriosos hasta el cansancio agotador. Nuestras horas deben estar llenas de actividades, mostrando cuan interesantes y completos somos: personas satisfechas, cónyuges amantes, padres felices, trabajadores exitosos, amigos fieles, consumidores prósperos… ¿falta algo?.
Quizás, nos faltamos nosotros. Quizás, estamos encubriendo esa carencia detrás de tanta abundancia. ¿Es tan difícil SER? Lo es para el Ego, que está conectado al HACER. ¿Qué te sucede cuando estás solo, inactivo, silencioso? Esa es la medida de la aceptación de ti mismo. Si no puedes soportarte, si surgen emociones o pensamientos angustiantes o demandantes, si tienes que realizar algo o buscar compañía, es tiempo de cultivar tu interior.
Entonces, tu Ego te dice que es necesario que hagas cosas para ello, que te exijas ser de una determinada forma, que te pongas metas medibles y triunfantes, que luches contra defectos evidentes y escondidos, que te empujes hasta el máximo para ser lo mejor que los demás puedan reconocer y amar… ¿volvimos a lo mismo? Es el círculo vicioso de tu mente.
No necesitas hacer nada, sólo permitir ser quien eres. ¿Que no eres nada, que eres incompleto, inadecuado, insuficiente, inútil, inseguro, in…? Sí, tu Ego lo es. Él es un instrumento para tu aprendizaje en esta dimensión, es un actor de muchísimos roles, es un calidoscopio de múltiples colores sintonizado para tu visión particular, es una proyección de tu Ser para su creatividad esencial.
Tú ya eres. Eres un Ser multidimensional, espiritual, energético, luminoso e iluminante, jugando en esta maravillosa Tierra. ¿Y si dejas el drama y asumes tu juego, con compromiso y alegría? ¿Y si consientes que lo que eres surja y encuentre personas y situaciones acordes a su vibración y propósitos? Una de las diferencias fundamentales entre la nueva y la vieja energía es la forma en que lo concretamos: empujamos o permitimos, proyectamos o confiamos, luchamos o nos entregamos, tememos o amamos.
Ya lo sabes: el exterior muestra el interior. Encontrarás afuera lo que tienes adentro. El mundo es tu espejo. Obviamente, se trata de un proceso, no algo que consigues de un día para el otro; se trata de integrar las polaridades, de encontrar tu personal forma de fluir con el nuevo paradigma.
Acepta y ama tu encarnación y jugarás con tu Niño Interno
en una Nueva Energía que te sostiene y fluye contigo.