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MIRAR LO QUE NO SE VE. AMPLIAR LA ZONA DE CONFORT, NO SALIR DE ELLA

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AMPLIAR LA ZONA DE CONFORT, NO SALIR DE ELLA

ENVIADO POR "MIRAR LO QUE NO SE VE"



Pequeños retos, propósitos diminutos, pasitos breves, avances lentos… pero al fin y al cabo, movimiento.
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Lo peor que nos puede pasar es quedar atrapados en la indefinición. 
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“Lo sé…pero…”, “Nunca lo hubiese creído de mi…sin embargo…”, “Si pudiese salir de aquí…mas no sé…”
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 Éstas y otras muchas frases recorren la mente de quienes están estancados. En medio de la nada y con nada en las manos. En el borde de un abismo y sin paracaídas. En el filo de un una daga y sin protección.
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El miedo es el gran amigo de la angustia y la depresión. Las creencias limitantes que  parten del miedo nos revierten una imagen de nosotros mismos pobre e insegura. “No podré”, “nunca podría logarlo”,” me siento incapaz de salir”… y contra esto solamente hay que poner en marcha un plan de salvamento emocional.
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No me gusta hablar de la zona de confort como un lugar de donde hay que salir. Y no me gusta porque si ahí estamos a gusto lo que vamos a pisar fuera es molesto seguro. Basándose en el procesamiento de esas molestias, la psicología más vanguardista opina que podremos crecer. Sin embargo, me niego a creer que tengamos que dejar el espacio en el que nos sentimos cómodos y tengamos que pisar el barro para salir del lodo.
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Después de valorarlo mucho creo que prefiero “ampliar la zona de confort” en vez de salir de ella a un territorio que en principio es pantanoso y aciago.
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¿Cómo podemos ampliarla? ¿De qué forma abrir campo en vez de salir de él?. Sin duda mediante pasitos pequeños, retos diminutos y brevísimos guiños diferentes.
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Lo primero es saber lo que queremos. Tener claro un objetivo por descabellado que parezca, por insulso que se sienta. Una meta. Algo que nos impulse a dividirla en etapas y que nos lleve a marcar tiempos y a actuar de la forma que sea.
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Cada día un mini reto. Algo diferente a todo lo que hiciste ayer. Un pequeño y diferente pasito que nos demuestre que podemos. Que solo hay que avanzar una pierna un poco y luego la otra. Ya está. El primer paso dado de una forma distinta de actuar.
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Todo ello sazonado de paciencia. No valen los resultados inmediatos y draconianos. Esos duran poco y revolucionan mucho. No. Poco a poco. Suavemente te deslizarás por el inicio de un tiempo diferente donde camines con nuevos zapatos.
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Tal vez aprieten en un principio. Hay que perseverar. Llegarán a ajustarse a nuestro pie. A nuestra alma.
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5 MENTIRAS QUE TE MANTIENEN EN LA ZONA DE CONFORT

Cabeza dentro de jaula
ENVIADO POR KAREN
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A un rey le obsequiaron dos pichones de halcón. Este, los entregó inmediatamente al maestro de cetrería para que los entrenara. Después de varios meses, el instructor le comunicó al rey que uno de los halcones estaba bien educado, pero no sabía qué le pasaba al otro. Desde que había llegado al palacio, no se había movido de la rama, incluso había que llevarle el alimento. 
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El rey mandó llamar a sanadores y curanderos pero ninguno pudo lograr que el ave volara. Desesperado, hizo público un edicto en el que proclamaba una recompensa para aquel que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, el rey vio al ave volando en sus jardines. 
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- Traedme al autor de este milagro.
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Ante el rey apareció un campesino. El rey le preguntó:
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- ¿Cómo lograste que el halcón volara? ¿Acaso eres mago? 
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- No fue muy difícil - explicó sonriendo el hombre. - Tan solo corté la rama. En ese momento al ave no le quedó otra alternativa que echar a volar.
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Esta fábula nos enseña que a veces es necesario quedarse en la rama para recuperar fuerzas, pero si nos quedamos en la zona de confort durante mucho tiempo, nunca sabremos cuán lejos habríamos sido capaces de llegar. Por eso, necesitamos expandir cada vez más nuestra zona de confort.
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Crecemos al salir de la zona de confort

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Lo queramos o no, la capacidad para abandonar de manera consciente nuestra zona de confort y atrevernos a descubrir nuevos horizontes o perseguir nuestros sueños es lo que nos hace diferentes a los demás, es lo que nos permite tener nuevas experiencias que enriquezcan nuestra vida. Lamentablemente, la mayoría de las personas prefieren quedarse en su zona de confort, ese espacio en el que se sienten más o menos a gusto y al seguro.
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Para comprender la zona de confort puedes imaginar dos círculos concéntricos, uno pequeño dentro de uno mayor, pero que no se tocan en ningún punto. El círculo pequeño representa todas las cosas a las que estamos acostumbrados, nuestros hábitos y rutinas, los sitios que solemos visitar y las personas que frecuentamos. Es nuestra zona de confort.
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A primera vista, todo puede parecer genial, pero lo cierto es que mantenerse dentro de ese círculo no es una garantía de felicidad ni te asegurará que al final de tu vida no tendrás arrepentimientos. En realidad, mantenerse en la zona de confort te limita porque no te permite descubrir nada nuevo. De esta forma, es posible que mueras un poco cada día. De hecho, recuerda que la vida comienza donde termina tu zona de confort.
Sin embargo, existe un círculo mucho más grande, compuesto por las cosas que no conoces, por tus sueños, los desconocidos, los lugares nuevos… Es el círculo del aprendizaje. De hecho, solo crecemos cuando somos capaces de dar el salto a ese círculo, de manera que nuestro pequeño círculo se amplíe cada vez más. 
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A muchas personas dar ese salto les asusta demasiado, porque no saben qué encontrarán en ese otro círculo, de manera que ponen en práctica un mecanismo de autosabotaje, para mantenerse en su zona de confort y no verse obligadas a salir.
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Las mentiras que nos contamos para no salir de la zona de confort

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1. “No tengo por qué hacerlo”
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Es cierto, no hay nadie que te empuje fuera de tu zona de confort, no es obligatorio que salgas, pero si te quedas dentro, no crecerás. Recuerda que no creces simplemente porque pasen los años, sino por los retos que enfrentas. Cuando piensas en un proyecto que representa un gran desafío y de repente tu voz interior te dice que no tienes por qué hacerlo, en realidad lo que estás expresando es una resistencia al cambio, porque una parte de ti desea que te mantengas dentro de los límites de lo conocido. Sin embargo, cuando vuelvas a pensar que no tienes motivos para emprender algo nuevo, recuerda que el simple hecho de crecer y descubrir, son razones más que suficientes. 
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2. “No es el momento adecuado”
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En muy pocas ocasiones se dan las condiciones perfectas para emprender algo, pero ir en pos de un sueño significa luchar contra viento y marea, creando las condiciones a lo largo del camino. Cuando te dices a ti mismo que no es el momento adecuado, está hablando el miedo, probablemente un intenso miedo al fracaso que te inocularon desde la infancia. Por supuesto, no se trata de lanzarse a la aventura sin valorar los pros y los contras pero si queremos lograr realmente algo en la vida, debemos ser conscientes de que no podemos quedarnos parados, necesitamos ir dando pequeños pasos. Y mientras antes comencemos a andar, mejor.
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3. “Comenzaré cuando…”
Se trata de una de las excusas más comunes para quedarnos a salvo en nuestra zona de confort. En práctica, es el autoengaño perfecto porque no estamos renunciando al sueño o el proyecto que tenemos en mente, sino tan solo aplazándolo, hasta que se produzca determinada situación. El problema es que esta excusa nos lleva directamente a la procrastinación, por lo que es probable que cuando la condición que demandamos se cumpla, pongamos otra, y luego otra más. De esta forma logramos mantener viva la esperanza pero, a la vez, no tenemos que esforzarnos para hacer ese sueño realidad. Por eso, aunque no estén todas las condiciones creadas, simplemente ve dando pequeños pasos, no esperes demasiado porque la vida es muy corta.
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4. “No es para mí”
Básicamente, detrás de esta frase se esconde la idea de que no somos lo suficientemente buenos o capaces. Se trata de la excusa perfecta para las personas inseguras y que tienen una baja autoestima. También es una excusa que utilizan las personas que tienen miedo del mundo y se cierran a las nuevas experiencias. En todo caso, no podrás saber si una cosa realmente te gusta o no hasta que no la pruebes. De hecho, es probable que en más de una ocasión hayas pensado que algo no estaba hecho para ti pero después de probarlo, has llegado a amarlo o incluso te has aficionado. Por tanto, no te cierres nunca a las nuevas experiencias ni te limites como persona. Es lo peor que podrías hacer. 
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5. “No sé cómo hacerlo”
Las cosas nuevas pueden atemorizar, por eso una de las excusas que inventamos para permanecer en nuestra zona de confort consiste en decirnos que no sabemos cómo enfrentar el reto. Podemos pensar que no tenemos las habilidades necesarias o que nunca las podremos desarrollar. Sin embargo, recuerda que cuando tienes un "qué", los "cómos" llegan solos. Es cierto que para emprender determinados proyectos se requiere una preparación pero eso no implica que no puedas hacerlo, tan solo significa que te llevará más tiempo o que necesitarás a una persona que te ayude. Ninguna destreza surge de la nada, todas esconden en su base mucha pasión y esfuerzo. 
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Como colofón, ten siempre en mente lo que decía Nelson Mandela: “Imposible es todo aquello que no se intenta”.
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Todos hemos oído mil veces hablar de la zona de confort, y sobretodo, de lo difícil que resulta salirse de la misma para hacer cambios en la vida. Requiere de un arduo proceso de solidificación de la capacidad volitiva, la voluntad, para poder hacer y deshacer a nuestro antojo, las circunstancias de nuestra vida, sin apalancarnos en aquello que, por comodidad, y por que somos seres de costumbres, nos hace sentirnos seguros y estables.

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Mientras que podemos encontrar muchas explicaciones psicológicas que nos dan perfectas razones válidas al porqué de la existencia de la zona de confort en la vida del ser humano, podemos también adentrarnos en este tema desde un punto de vista mucho más amplio. El punto de vista de las leyes metafísicas que rigen, desde siempre, todo lo que se mueve en la Creación para que nada altere el equilibrio y balance del conjunto de la misma.

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Cada cosa en su sitio

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Como todos sabéis, cada célula del cuerpo humano tiene una función determinada. Y hay fuerzas, patrones, y restricciones para que cada una de esas células cumpla su papel y con eso beneficie al conjunto del cuerpo. ¿Que pasaría si una célula del hígado se negara a ser parte del hígado y se fuera al pulmón? Evidentemente no estaría cumpliendo su función adecuada en el macro conjunto al que pertenece, y habría impedimentos y fuerzas contrarias para que eso ocurriera. Mecanismos tales como la memoria genética, la consciencia, los procesos subconscientes, los centros motores e instintivos del cerebro, etc., hacen que el cuerpo funcione como un reloj y que toda parte del mismo no se “salga” de los parámetros que le toca por su composición y características. Así, tenemos una máquina biológica y química que, en la mayoría de los casos, funciona perfectamente porque todos sus componentes están donde tienen que estar y se mantienen en su lugar y posición por unas normas y leyes internas que los rigen y de los que no “escapan”.

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Y es que cada célula, tejido, bacteria o microorganismo que reside en nosotros (en nuestro vehículo físico) está sujeto a una ley general que mantiene el conjunto funcionando en armonía, o, al menos, lo intenta. De forma que, para que una célula del riñón se quisiera, hipotéticamente, ir a ser parte de la cabeza, tendrá que luchar contra todos los sistemas de regulación del cuerpo que hemos mencionado, para que, en pos del bien común y mayor, esto no suceda.

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Entonces, subamos un par de niveles. El ser humano ahora es la célula, y como célula que es, tiene su función en el conjunto de la vida planetaria. Aun más, tiene su función en la composición que rige la vida del sistema solar y tiene su función en la que rige la vida de nuestra galaxia. Como tal, el ser humano está sujeto a una serie de influencias terrenales, planetarias, solares y cósmicas que le mantienen en su lugar, en un papel determinado dentro del conjunto al que pertenece. Como un microorganismo que somos dentro de una estructura evolutiva mucho más compleja, no se nos puede permitir, por las buenas, que abandonemos nuestra posición y función. Hay una ley general que lo impide, la ley, o fuerzas, si suena mejor, que tratan de que nada se mueva de su sitio, con un estrecho margen de libertad, que es el margen apropiado para que la función que ocupa para célula, organismo o ser humano en el macro conjunto al que pertenece, pueda llevarse a cabo con cierta flexibilidad. La “zona de confort” del ser humano está delimitada energéticamente por su papel dentro del macro conjunto planetario, solar y cósmico al que pertenece, así que, siempre, hay fuerzas de extrema potencia que impiden que te “muevas” de donde estás.

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Influencias A

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Las tradiciones esotéricas suelen llamar “influencias de tipo A” a aquellas fuerzas que nos mantienen en nuestro lugar, en nuestro estado evolutivo, en nuestra posición, en nuestro nivel. Estas fuerzas o influencias son las que nos llevan por la vida empujándonos de un sitio a otro, como el caudal de un rio arrastra la arena, ramitas, y hojas que lleva en su lecho inexorablemente en el sentido de la corriente.

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¿Que significa esto? Que puesto que el ser humano se rige por la ley de causa y efecto, mientras no sea altamente consciente de todos sus actos y movimientos, de aquello que le empuja hacia un lado y luego hacia el otro, de aquello que le obliga sin saber como a hacer esto, estar aquí o allá o tomar una dirección u otra en nuestra vida, somos presa de influencias “A” constantemente que nos manejan dentro de la Ley General de “equilibrio” para el macro conjunto al que pertenecemos. Así, parece que nos movemos y avanzamos por la vida, con la sensación de que nuestro libre albedrio nos permite hacerlo, pero no nos damos cuenta que siempre estamos dentro del mismo margen de seguridad que permite al conjunto planetario, solar y cósmico, mantener a la célula del hígado en el hígado y no en la cabeza.

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La ley de la Excepción

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Por otro lado, siempre hay una posibilidad de salirse de la ley general para tener más libertad de movimiento y romper la zona de confort que nos empuja a mantenernos en el papel que se nos ha asignado dentro del gran esquema al que pertenecemos. Esa posibilidad pasa por dejar de estar sujetos a la ley general que regula el equilibrio, y pasar a vivir bajo la ley de excepción que regula el crecimiento y la evolución. Es decir, que si nunca ninguna célula o microorganismo se pusiera las pilas para convertirse en algo mejor o más evolucionado, tampoco el conjunto del vehículo humano, de la raza a la que pertenecemos, del planeta, del sistema solar, o del cosmos evolucionarían nunca. Y eso tampoco tendría sentido. Pero este avance y crecimiento pasa por huir de las influencias A, y doblegar a las fuerzas y leyes que tratan de que nada se mueva de su sitio (por el bien común y mayor) para formar parte de las fuerzas que rigen todo lo contrario, el cambio, el crecimiento, la evolución, etc. Para ello, solo aquellos que son capaces de desarrollar la fuerza de voluntad y la persistencia para salir del mundo de influencias “A” (las fuerzas, empujes, causas y efectos del día a día) tendrán si acaso la oportunidad de escapar de la ley que nos mantiene en la zona de confort de la existencia, y podrán regir su vida a partir de ahora por la ley de la excepción.

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La ley de la excepción, a falta de mejor nombre, es el conjunto de fuerzas que metafísicamente se llaman “fuerzas B”, que en este caso, ya no están regidas por el sostenimiento del equilibrio para el bien común, sino por la motivación del crecimiento y evolución que también forma parte del deseo de todo ser consciente y partícula divina de la creación. Toda energía consciente tiende a querer avanzar hacia un nivel mayor, y puesto que energía pura cuántica es la que forma nuestro ser, esencia o mónada, y energía es lo que forma todo lo que nos rodea, siempre hay un deseo de crecer y mejorar.

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¿Que sucede?, que no todas las células del hígado se pueden convertir de repente en neuronas cerebrales, así que la ley general evita y fuerza que todo el mundo se quede en su sitio sin moverse, por la tendencia a mantener la estabilidad, pero la ley de la excepción motiva a aquellas células con la suficiente voluntad para que, poco a poco, algunas si que lo hagan, creando, por ejemplo, un nuevo tipo de célula (por decir algo) que tiene un potencial y beneficio para el conjunto mayor que no se tenia antes. De la misma forma, la ley general del equilibrio impide que todo el mundo tenga fácil acceso a un crecimiento personal y evolutivo sin ningún esfuerzo, pues eso desestabiliza el sistema, así que solo aquellos que desarrollan la voluntad y trabajan sin tesón en si mismos, pueden acceder a niveles mayores de conciencia.

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No creo ser el primero ni el único que ha escrito que el camino evolutivo está plagado de esfuerzos y sacrificios enormes, porque vencer la zona de confort evolutiva impuesta por las influencias A, requiere dejar atrás precisamente el mundo de las influencias “A”, lo cual es lo mismo que dejar atrás el mundo del día a día que todos conocemos y que nos rige cual corriente de rio, inexorable, sin ninguna consideración hacia la arena o ramas que arrastra.

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Muchos son los llamados, pocos los elegidos

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No tengo mucha idea de donde viene esta frase tan conocida, pero me viene al pelo para completar la explicación. Todos queremos crecer, trabajar en nosotros, avanzar personal y espiritualmente, pero la zona de confort impuesta por las influencias del día a día (las naturales y las impuestas por el sistema bajo el que vivimos)  y la ley general que intenta que nada se mueva de su sitio lo impiden. Solo haciendo ese sobre esfuerzo, titánico y a veces sobrehumano para salir del margen que se nos da, y se nos permite, para que vivamos nuestra vida con más o menos comodidad, se puede participar del proceso de crecimiento y cambio regido también por las otras leyes del cosmos.

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Así, una persona que se consigue sustraer de las fuerzas “que le empujan” en el mundo, y toma el camino único y personal de su crecimiento evolutivo y personal, puede dejar de existir bajo la ley general, y seas una célula del hígado o una del riñón, se te permite convertirte en aquello que deseas (por ejemplo, siguiendo la escala de evolutiva de Gurdjieff, puedes pasar de ser “hombre número 1, 2 o 3 a hombre número 4, y luego a cinco, seis y siete…” de esto podéis buscar info en la red sobre “los tipos de hombres”), mientras tengas el coraje de seguir el camino tu solo, porque ya no hay nadie que te suela acompañar en esta transformación, hasta que encuentras con aquellos que han iniciado su propio camino también tratando de dejar atrás el mundo “normal”. Por otro lado, hasta que no te hayas sustraído por completo del mundo de las influencias A, este te intentará arrastrar de nuevo al mismo, y las mismas personas de tu entorno que forman parte de ese mundo, si ven que sales del mismo y rompes el sometimiento a la “ley general” harán todo lo posible por mantenerte en el.

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El ritmo de acercamiento a la llamada “masa critica” para que la raza humana cambie como tal por efecto de la ley de “excepción” pasa por que millones de personas huyan de su zona de confort regida por esa ley del equilibrio y se lancen al camino de la aventura que rige el cambio y el crecimiento. Cuando una avanzadilla se mueve, arrastra masas, y a veces hay momentos en los que hay que vivir bajo la leyes que rigen el crecimiento y la evolución por muy duro que sea dejar atrás las leyes y fuerzas que rigen la estabilidad y el equilibrio. Como decía creo que Gandhi, “gracias por ser el cambio que necesitamos ver en el mundo.”

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David Topí

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LA ZONA DE CONFORT

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A pesar de su nombre, la zona de confort no es exactamente una zona de comodidad. se define zona de confort como el conjunto de límites que, sutilmente, la persona acaba por confundir con el marco de su íntima existencia. es el acomodo de aquellas personas que han renunciado a tomar iniciativas que les permitan gobernar sus vidas.

 

 

La razón por la que nos sentimos “cómodos” en esta zona, es porque siempre es más fácil estar en lugares conocidos que en lugares desconocidos. dice un viejo refrán: “mejor mal conocido que bien por conocer”. esta zona en cuestión no necesariamente es algo malo, pero es uno de los principales enemigos del éxito personal. lo lamentable es, que muchas veces la zona de confort es una zona de incomodidad, que aceptamos porque nuestras limitaciones mentales nos hacen sentir tanto miedo que no nos atrevemos a salir. se le llama estar cómodo dentro de la inconformidad.

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Un ejemplo perfecto es girar la vida alrededor de los viernes. es fácil odiar tu trabajo como comportamiento aprendido y porque es lo que todo el mundo hace. pero como llega el viernes por la noche para “botar el estrés”, las personas se olvidan de lo “difícil” que son sus vidas. luego a la otra semana lo mismo, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, y lamentablemente por el resto de sus vidas para muchas personas. esto en si no es tan malo, lo malo es que estas personas se viven quejando y no hacen nada para cambiar la situación! ¿y por qué no hacen nada? porque están en su zona de confort!

 

 

Si queremos tener una vida que valga la pena, ser exitoso en diferentes ámbitos, y vivir más feliz, sin preguntarse el trágico “si yo hubiese”, debemos de salir de la zona de confort. a muchas personas esto puede darle pánico, y ciertamente, da pánico. lo que debe hacerse es expandir la zona de confort, tomando nuevos retos, cosas sencillas que sean diferentes a lo que usualmente hacemos. no tienen que ser algo del otro mundo, cosas como por ejemplo:

-cambiar la ruta para ir a determinado lugar

-ir a un restaurante diferente, y si se prefiere ir al mismo, probar platos diferentes

-expandir el círculo social, conocer al menos una persona nueva semanalmente

-leer artículos de opiniones diferentes a las nuestras -etc.

 

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Mientras más expandamos la zona de confort tomando nuevos retos, lo que antes era la zona de pánico, pasará a ser la zona de retos. por eso escribí al principio que la zona de confort no era ni buena ni mala, depende del uso que le demos. si expandimos gradualmente esta zona, nos daremos cuenta que situaciones que antes eran retos o nos causaban pánico, ya nos parecerán normales. salgamos de nuestra zona clásica, y ampliémosla tomando nuevos retos, así algún día podremos hacer lo que hoy nos parece imposible, dejando así de ser esclavos de nuestras propias limitaciones. Recordemos que no podemos tener resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.

 

http://www.elperello.blogspot.mx/2013/07/la-zona-de-confort.html

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