Existe un mal entendido, en cuanto al creer que por empatizar o sintonizar con las necesidades o cargas de otros, esto nos volverá más amorosos y comprensivos. Pongámoslo de esta forma, nadie se baña en un estanque con agua sucia. Por tanto un acto de amor consistirá en sacar a otro del pozo en donde se está ahogando, para ello es importante no caer en el mismo, mantenerse firme en la energía de la autoestima.
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Es desde la propia afirmación, la forma más recomendable e inteligente para mostrar a otros el camino para que aprecien su propio valor y riqueza, para que alcancen su madurez y plenitud.
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Desde la carencia y la codependencia, desde las cargas y la necesidad, solo estamos expandiendo las energías que nos hunden en el drama y la victimización. Nuestra alma enfermará por el virus psíquico “del pobrecito de mí, pobrecito de ti”. Vivimos en la autonegación y el rechazo hacia la vida. Por tanto estaremos predispuestos a empatizar con nuestra propia realidad interior, nos identificaremos con las cargas de otros y los trataremos de salvar, proyectando así la necesidad por ser salvados de nuestras propias cargas y carencias.
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Cuando asistimos a otros desde la propia carencia, estamos reparando a nivel inconsciente. No avanzamos, no liberamos, no resolvemos, solo expandimos el propio drama sin darnos cuenta. Te recomiendo por tanto moverte hacia la energía de la autoafirmación y la asertividad. Aquí encontrarás la guía para inspirar a otros y asi soltar las cargas que se hayan autoimpuesto. Cuando se recupera la libertad interior surge la alegría por vivir.
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Si eres libre por dentro, sabrás que hacer por fuera. Como conducirte, que soltar, que devolver o que apartar de tu vida. No te confundas. La consciencia va de la mano con el amor y la libertad.
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El aprecio por tu vida y la libertad son dones que solo te puedes brindar a ti misma(o) - Nadie te los puede otorgar. Si provienen de afuera, estos crearán una sutil codependencia que se convertirá en apego con el tiempo, te hallarás dentro de una disfunción psíquica que se traducirá en miedo por perder algo.
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© Ari Shemoth
