Cambiando nuestros patrones magnéticos
ENVIADO POR ROBERTO
“La energía sigue al pensamiento” es una famosa frase entre los ocultistas que se suele interpretar como “allá donde enfoque su atención el hombre es donde pone su energía.” Algunas personas no tendrán muy claro su significado pero sabiendo que el 99,99 % o más somos energía, quizás comiencen a intuir la profundidad de lo que vamos a tratar.
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Es cierto que, aparentemente, somos lo que vemos, o sea, un cuerpo físico, pero la física actual ya ha demostrado que dentro de lo que llamamos materia hay células, moléculas y átomos, sin embargo, también es cierto que esos átomos se dividen en partículas (protón, neutrón, electrón) y otras subpartículas energéticas. Es así como podemos entender que la materia está compuesta de energía a la vez que dicha materia “flota” sobre un vacío (desde el punto de vista material) energético y que, estas partículas y subpartículas “flotan”, a su vez, sobre un vacío desconocido que algunos llaman “nada”.
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Desde el punto de vista físico significa que lo que perciben nuestros sentidos podría estar formado sólo por un 00,00010 % aproximadamente de materia física, es decir, que además de tener un cuerpo físico compuesto de materia como cualquier otra cosa, el porcentaje es tan pequeño que en realidad somos más “algo invisible” o “nada” que materia física.
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Esto es fácil de comprender, tenemos un cuerpo físico como el mineral (materia aparentemente sin vida) pero también tenemos otro que es la vitalidad que anima al anterior y hace que nos parezcamos a las plantas en que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Pero hay algo que nos separa de la imagen de la planta y nos asemeja a la de los animales superiores, y ese algo son los deseos y las emociones que no tienen los vegetales. Sin embargo, todos sabemos que el ser humano es superior al animal porque tiene voluntad, razonamiento y consciencia de sí mismo, por consiguiente, somos lo más evolucionado que hay sobre la Tierra desde el punto de vista de materia y conciencia.
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Acabamos de decir que desde el punto de vista físico o material, somos más “nada” que “algo” porque ese “algo” está solamente en el cuerpo físico pero, ¿Dónde está esa parte invisible o “nada”? está claro que esa “nada” es la base u origen de las partículas energéticas que forman el átomo como lo son las moléculas respecto a las células y a las formas físicas.
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En ocultismo, esa base que, a su vez, vivifica el cuerpo físico se llama cuerpo etérico o vital. Pero cualquier persona sabe que tenemos deseos, emociones y pensamientos, lo que significa que, aunque tampoco lo veamos, existen también como algo “invisible” o “nada” que, de alguna manera, se reflejan en el cuerpo físico.
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Lo mismo ocurre con los pensamientos pero a éstos los creamos gracias a otro cuerpo llamado “mental”, gracias al cual el hombre ha construido todo lo que le rodea. Si, viendo esta exposición, comprendemos que (para la mayoría de las personas) nos sentimos físicos porque nuestros sentidos perciben la materia física y porque no tenemos otros medios para ver esa parte “invisible”, entenderemos que puede ser posible que la propia evolución nos facilite los medios para adquirir otros sentidos o estado superior de conciencia que, progresivamente, nos haga ver esa otra parte invisible que ahora no vemos.
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Si el hombre ha pasado por estados de inconsciencia similares al vegetal o al animal y gracias a ellos ha adquirido la autoconsciencia actual ¿por qué no va a poder adquirir otra conciencia superior si encuentra los medios?
Lo mismo que una montaña tiene algún camino que facilite la subida más cómodamente aunque se tarde más por el hecho de rodearla, y otro que acorte el tiempo pero que sea más escarpado o difícil de subir, también nosotros tenemos otros medios para acelerar el proceso de adquirir un nuevo estado de conciencia esforzándonos por abandonar el que llevamos hasta ahora.
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Dejando a un lado el cuerpo físico y el vital que le anima, nuestra vida gira casi al 100 % sobre el cuerpo emocional y el mental, ya que pensamos de acuerdo a lo que sentimos y sentimos y pensamos de acuerdo a lo que hemos “creado” o somos en nuestro cerebro. Es decir, todo lo que hemos guardado en el cerebro como resultado de las experiencias, es en lo que nos basamos para pensar, actuar o expresarnos. Y este “conocimiento” guardado en agrupaciones y circuitos de neuronas es lo que nos hace responder y actuar de la misma forma ante las circunstancias de la vida.
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Si el resultado de las experiencias ha creado un hábito, unos rasgos y un carácter en nuestra monótona y casi repetitiva vida, eso es lo que tenemos como “programa” de actuación en el cerebro, es decir, que casi siempre actuaremos igual en cada “presente” o “ahora” y que casi siempre viviremos y nos expresaremos de acuerdo a lo vivido en el pasado.
Esto significa que para cambiar esto y tener alguna posibilidad de crear una nueva vida tenemos dos opciones, una posible y la otra no. La posible es adquirir conocimientos nuevos y trabajar sobre ellos de la forma que ya explicaremos más adelante, y la imposible, que sería nacer cada día con un cerebro limpio pero con el conocimiento que damos aquí.
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En mi opinión, esta sería la solución al problema de que, como estamos tan identificados con el mundo y con el cuerpo físico nos dejamos dominar por los problemas, las circunstancias, deseos, preocupaciones y estrés que creamos y que nos atan a ese estado de conciencia que, desde el punto de vista del Alma, llamamos “dormido”.
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Si, como podemos ver, llevamos una vida casi predecible al 100 % porque hacemos todos los días lo mismo y respondemos como autómatas ¿no sería conveniente que encontráramos algo nuevo que nos sacara de esta forma de vida que nos ata tanto al cuerpo físico, a nuestro carácter o programa cerebral y al tiempo? ¿No habrá algún conocimiento que nos haga vivir conscientes y voluntariamente en el presente (despierto) y alguna forma de no vivir en el pasado creando la posibilidad de vivir ahora con otros pensamientos y emociones futuras?
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.(Francisco Nieto)
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Fuente. Buscadores de la Luz