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Trabajando Con Los Campos de Poder

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En el nivel esencial todo es uno, el todo y la nada combinados en el gran vacío que los antiguos indúes llamaron el Akasha, los taoistas en China llamaron Tao, y nuestros físicos cuánticos actuales llaman el campo del punto cero ó el campo cuántico. El universo físico, en donde residen nuestras personalidades, es dual, compuesto de muchas partes y límites. En su nivel más nuclear, este universo físico está hecho de vibraciones, frecuencias, ondas de luz, ondas que se convierten en partículas cuando las observamos. Este universo físico está hecho de una red de frecuencias y distintas sub-frecuencias, todas las cuales se influencian mutuamente y frecuentemente se combinan para componer varias experiencias complejas. Damos esto por hecho, pero al hacerlo fallamos en la comprensión de la naturaleza de esta realidad y en cómo funciona. Cuando fallamos en comprender cómo funciona nuestra realidad virtual no somos capaces de interactuar con la vida en una manera altamente consciente para poder crear exactamente lo que queremos.

La rueda medicinal es un antiguo mapa chamánico que se refiere indirectamente a esta red de frecuencias y las organiza para nosotros. Hay tantas ruedas de medicina como tribus hay en este mundo y, sin embargo, aunque hay diferencias importantes, algunos aspectos básicos son siempre los mismos. Aquí vamos a utilizar la rueda medicinal como una herramienta básica para entender algo más sobre los campos de frecuencias con las que interactuamos cada día. Sería tentador pensar en estos campos como un espectro ocupando posiciones superiores e inferiores en relación mutua, pero eso no sería exactamente correcto. La verdad es que estos campos coexisten, anidan juntos, son iguales en valor y no forman un espectro con posiciones más altas y más bajas. Sin embargo, cada campo o frecuencia es en realidad un conjunto de vibraciones que se pueden utilizar ya sea positiva o negativamente, según sea el caso. En lugar de pensar en lo negativo como malo, sería más exacto decir que utilizar las frecuencias negativamente produce simplemente un conjunto diferente de resultados, por ejemplo, más sufrimiento en lugar de la alegría de utilizarlos de manera positiva.

¿Cuántos de estos campos existen? Eso se desconoce. Hay conjuntos de frecuencias que como seres humanos experimentamos y hay algunos que no pueden ser experimentados en la forma humana, pero quizás puedan ser experimentados en alguna otra forma en otras partes del universo de la que no tenemos conocimiento. La vida está en todas partes en este universo y existe una red de frecuencias con un conjunto infinito de conexiones que existe como un trasfondo de soporte para las experiencias en todos lados.

Otra manera de hablar de estas frecuencias sería citar los arquetipos de los que C. G. Jung hablaba, o los campos mórficos referenciados por Rupert Sheldrake. Estos se refieren a las principales experiencias comunes que parecen existir en el inconsciente colectivo. Son comunes a todos los seres humanos por acuerdo en los niveles más profundos, y surgen cuando son necesarios para catalizar la transición y el cambio espiritual, físico, emocional y psicológico.

Antes de seguir adelante con este tema permítanme dar algunos ejemplos acerca de lo que estos campos parecen. Podemos afirmar que un campo es el masculino con todos sus atributos, tales como la generosidad, la actitud protectora, la fuerza, la contundencia, y la orientación a la acción. También lleva las cualidades de la violencia, el control y la agresión. Obviamente, este campo tiene muchos subcampos dentro de él. Otro campo es el femenino con sus atributos de receptividad, nutrición, soporte y equilibrio, mientras que exhibe alternativamente caos, voracidad y manipulación. Una vez más el femenino tiene muchas vibraciones dentro de él, dependiendo de lo que buscamos experimentar. Además, el campo de lo femenino incluye el subcampo que llamamos la madre, representada por la dirección sur de la rueda medicinal.

Otros campos o conjuntos de frecuencias están relacionados con la belleza, la claridad, la conectividad, la sabiduría, la capacidad lúdica, los animales, las plantas, los minerales, las gemas, el viento, el agua, la tierra, y una lista casi infinita de otras cualidades que experimentamos y entran en contacto con nosotros como seres humanos.

Examinemos esto un poco más. Todos los animales se relacionan con el mismo campo o frecuencia. Sin embargo, cada animal es único y tiene sus propias cualidades y dones específicos, algo que los chamanes llaman su medicina. Si queremos, podemos invocar a la frecuencia de los animales en general, o podemos llamar a una subcategoría de animales tales como insectos, aves, reptiles, mamíferos de cuatro patas, peces, crustáceos, y así sucesivamente. Si queremos ser más especializados aún, podemos llamar a un tipo específico de reptiles como la tortuga, el lagarto o la serpiente, o una subcategoría de aves, tales como aves de presa, córvidos, buitres, colibríes, loros, y así sucesivamente. Si queremos una especialidad podemos llamar al águila, al cuervo, al cóndor, al pájaro del amor, y así sucesivamente. Pues dentro del ámbito más amplio de los animales en general hay decenas de miles de animales que forman parte de este campo, pero que tienen su propio sabor único del campo. Lo mismo podría decirse de las plantas o de los minerales, o de las piedras semipreciosas y preciosas.

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Los buenos cazadores, los entrenadores de animales, los susurradores de caballos, y los investigadores de animales están afinados con el campo de los animales y algunos resuenan con los campos de animales específicos, como los chimpancés. Estas habilidades son anomalías que no son aleatorias ni curiosas sino que son el resultado de la colaboración enfocada con ciertos campos reales de la realidad, tanto si la persona está consciente de ello o no. Nada es accidental. Lo mismo sería cierto para los tragafuego, los hidrólogos, los electricistas, los carpinteros, los metalúrgicos, los físicos nucleares, los meteorólogos, los oceanógrafos, los  zoólogos, y así sucesivamente.

El campo del clima tiene lluvia, nieve, aguanieve, viento, calor, frío, calma, tempestad, truenos, relámpagos, humedad, y así sucesivamente. Obviamente, estos están relacionados con otros campos que tienen que ver con el agua, aire, fuego y tierra. Consecuentemente los campos pueden trabajar juntos o separados. Es por esto que los campos son un tapiz o red trabajando conjuntamente en muchas combinaciones para nuestro beneficio. Los chamanes entienden esto y lo llaman el entramado de la vida.

Cuando nos sentimos lúdicos es porque, o hemos entrado en el campo del juego inconscientemente, o porque lo hemos convocado deliberadamente a través de una intención o a través de nuestro deseo de hacerlo. Obviamente ese campo no es excluyente de los demás, así que podemos estar en el campo del juego al mismo tiempo que estamos en el campo de la gratitud, del amor, o de la conectividad. Podríamos elegir ir a un parque de diversiones donde miles de personas tienden a convocar a ese campo cuando van allí, haciendo que sea fácil entrar en él. Por otro lado, podemos recibir un mensaje de texto doloroso mientras estamos en el parque de atracciones y desconectarnos del campo lúdico a pesar de que otros todavía están disfrutandolo. En otras palabras, los campos están siempre disponibles en todo momento y en todo lugar. Resonamos con ellos por elección, por deseo, o por necesidad y a veces por resistencia. Tal vez hayas escuchado la historia de Victor Frankl, un judio que fue capaz de convocar a los campos de alegría mientras se encontraba recluido en un campo de concentración durante el régimen nazi. Mientras que otros a su alrededor morían como moscas, el fue capaz de mantenerse vivo al trabajar con campos y frecuencias específicas. Los convocó para su propio beneficio, mientras que otros languidecían porque se olvidaron de ellos.

A veces nos retiramos de ciertos campos o de conjuntos de frecuencias específicas para poder centrarnos en otra cosa. Al retirarnos de demasiados campos podemos experimentar la sensación de estar bastante aislados e incluso deprimidos porque no estamos participando activamente en ninguno de ellos. Esto provoca que nos volvamos muy vulnerables y puede incluso conducirnos a la muerte.

Podemos ayudarnos invocando varias frecuencias específicas y entrando en resonancia con ellas. En el ejemplo de sentirse desconectados y deprimidos, podríamos llamar a la frecuencia de conexión y  automáticamente comenzaría a abrir puertas y ventanas para sentirnos conectados. Alguien que nos importa podría llamarnos de forma espontánea o pasar de visita o un amigo podría caer con su perro para que se lo cuidemos por la noche. Si hemos estado confundidos por algo podemos llamar a la frecuencia de la claridad y al ser activada automáticamente la confusión comienza a aclararse. ¿Por qué? Porque estamos entrando en resonancia con la frecuencia de la claridad y eso limpia la ambigüedad o la densidad. Dado que estos campos de frecuencias ya están presentes, hemos estado bajo su influencia toda nuestra vida y todas nuestras vidas como seres humanos, por lo cual las conocemos bien. Son el hogar. El problema es que se nos olvida que están presentes al distraernos o al caer bajo la influencia de parásitos psicológicos, y dejamos que nuestro dial personal se deslice fuera de las frecuencias, separándonos de sus beneficios. Ser resonante con ellas es como estar en la línea de oro. Estando fuera de resonancia con ellas es como caerse de la línea dorada,  haciendo la vida difícil, una experiencia de lucha y resistencia.

Invocar a un campo requiere de práctica, pero puede ser bastante fácil. Si estás confundido puedes simplemente decir “Por favor Claridad” y el campo de la claridad se manifestará de inmediato y comenzará a aclarar la confusión. Si te enfrentas con un evento donde debes hablar en público puedes decir “Inspiración, estabilidad y humor por favor” y eso es lo que va a emerger para apoyarte. Si sientes miedo simplemente puedes decir “Yo llamo al campo del coraje” y te apoyará al instante. Las personas tienen dificultades para creer esto porque parece demasiado simple y sin embargo es, de hecho, así de simple; sin embargo, es más fácil cuando lo crees. Si no lo crees, ¿cómo puede abrirse?

Cada uno de los campos está conectado a una de las siete direcciones de la rueda medicinal. Cada dirección es una colección de un gran número de campos. Los campos de nacimiento e inspiración están en el Este. Los campos de liberación y ensueño son en el Oeste. Los campos de la belleza y de la actualización están en el Sur, los campos del poder y de la comunidad están en el Norte. Los campos del padre y de la sabiduría están arriba, los campos de la madre y la fertilidad están por debajo. Los campos de la presencia y de la conciencia vital están en el centro. Cada dirección tiene un gran número de campos, sin embargo se pueden activar individualmente o como un grupo en función de lo que queremos activar. Cuando llamamos al Este para nosotros mismos podemos o bien llamar a los nuevos comienzos o podemos llamar a la inspiración o ambas cosas a la vez. Todos los campos están disponibles de forma gratuita. Ellos son el cimiento del ser de este plano físico, son claramente dones/regalos del Espíritu.

Los dones del Espíritu no son algo que los científicos se preocupen de investigar, pero no se equivoquen, estas frecuencias son tan reales como su coche, una silla, o su desayuno y son tan influyentes (si no lo son más aún) en sus vidas. Algún día cercano se comprenderán más claramente, más probablemente en términos de la física cuántica.

Dado que estos campos son difíciles de medir a través de las tecnologías científicas actuales, no son reconocidos como tales por el mundo de la ciencia. Debido a su formación, su reputación, y todo el dinero del gobierno que es de suma importancia para las subvenciones, a los científicos no les gusta hablar de cualquier cosa que no se pueda cuantificar. La antimateria es extremadamente difícil de cuantificar también. Tenemos la sospecha de su existencia porque gran parte de la energía creada en el Big Bang después desapareció. Tenemos que tenerla en cuenta, pero ¿a dónde se fue? Así que los científicos están actualmente en desventaja debido a su insistencia en la cuantificación de todo. La antimateria algún día alimentará nuestras naves espaciales, pero no hasta que puedan ir más allá de sus limitaciones auto impuestas. Los chamanes y místicos han sabido sobre los campos de frecuencias de los que hemos estado hablando aquí, desde siempre. Ellos son un hecho e influyen en la vida cotidiana de todas las personas de maneras importantes. Algún día la gente se reirá de que no se creía en ellos a principios del 2000, tal como nos sorprende que la gente no hace mucho tiempo era ignorante de la electricidad, de las ondas de radio, y tantas cosas que ahora damos por sentado.

De hecho, las frecuencias son tan fundamentales para nuestra vida que son como las gafas de sol proverbiales que están en nuestra frente y no las podemos encontrar. Están demasiado cerca para notarlas, pero no para los chamanes que están entrenados para no dar nada por sentado, para no aceptar las apariencias bajo ninguna circunstancia. Entonces, ¿cómo puede un chamán o cualquier persona caminar sobre las brasas sin quemarse o recoger un carbón caliente y colocarlo en la boca sin incidentes? El fuego es un campo, una frecuencia que los huicholes llaman Tatawari’. Tatawari’ puede ser llamado para que ofrezca sus poderes, para ayudar, para proporcionar apoyo y así sucesivamente. Ciertos chamanes son especialistas en trabajar con el campo o con la frecuencia de los incendios. Pueden invocar a su espíritu (una frecuencia consciente) y recibir sus regalos especiales. En algunos casos, esto podría ser con el propósito de curar a alguien de una mala infección o fiebre, o para ayudar a soldar un hueso que no está sanando correctamente. Los Dine (curanderos Navajos) son particularmente buenos en esto, pero la realidad es que esto se practica en todo el mundo. ¿Por qué? Porque convocar a las frecuencias por ayuda simplemente funciona. Se llama a una frecuencia, entras en resonancia con ella o en otras palabras, te conviertes en ella, y sus dones son puestos a tu disposición. Cuanta más práctica tienes en hacer esto mejor llegas a ella. Sin embargo, a fin de convertirte en ella, tienes que dejar de lado las agendas personales y eso requiere de mucha disciplina personal.

A veces, un chamán o un adepto puede llegar a ser tan eficiente en llamar a una frecuencia que ocurre de forma casi automática, y aquí puede llegar a ser un problema. Hay una historia de un chamán del clima nativo americano que podía llamar a las tormentas o disiparlas como fuera el caso. Él tenía una excelente reputación local para este trabajo y fue llamado a Chicago durante una gran sequía para remediar la situación. Cuando llegó allí los medios de comunicación le dieron cero crédito por considerarlo un charlatán. Así que él se enojó y se comprometió a mostrarles que iba en serio y predijo que iba a llamar a una enorme tormenta que la gente no se olvidaría prontamente. Como predijo, una enorme tormenta de truenos se materializó de la nada durante su corta visita, y el diluvio creó muchas inundaciones y caos en y alrededor de la ciudad.

La verdad es que esto nos sucede a cada uno de nosotros a pesar de que no somos conscientes de ello. Algunas personas son maestros con ciertas frecuencias y las llaman regularmente como parte de su trabajo. Los maestros carpinteros son competentes con muchos tipos de maderas, todas provenientes de las frecuencias de los árboles. Pueden crear obras maestras de muebles y otras delicias con esto. Otros hacen esto con metales o con cualquiera que sea las frecuencias en la que se especializan. A veces, debido al mal carácter, pueden utilizar estas frecuencias en formas que no son para el bien de todos.

Este asunto de los campos o conjuntos de frecuencias es obviamente un tema amplio e importante que necesita de nuestra atención. Lo importante es que, desde una perspectiva chamánica, está rogando ser mejor comprendido. En estos días en que la mayor parte de la población mundial se ha separado de la naturaleza y de la perspectiva chamánica de la vida, este conocimiento se necesita más que nunca, para llevarnos de vuelta a nuestro poder personal. La impotencia no es más que ignorancia, es el olvido de la fuente de energía a nuestro alrededor, es el olvido de los dones que se nos han provisto para que no sólo sobrevivamos, sino que prosperemos en este planeta. Este breve artículo representa una llamada a la acción para utilizar los poderes a nuestro alrededor para el bienestar propio y el de otros. No es más que un breve recordatorio de lo que siempre ha estado y sigue estando disponible.

20 de Julio, 2016
Por José L. Stevens
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Traducción: Marcela Borean
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
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5889989870?profile=originalENVIADO POR CARMEN

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Cuando uno se quiere poner en contacto con las energías de nuestro planeta solemos referirnos a él como Gaia o como Gea, aunque el nombre de Gaia como tal no sea un nombre “real”, sino el nombre acuñado hace cuatro décadas por el escritor William Golding, amigo de James Lovelock, autor de la teoría que visualiza a la Tierra como un sistema autorregulado, quien cuenta de donde viene el nombre de su hipótesis:

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“Surgió en la década de los sesenta, cuando el escritor William Golding, que posteriormente ganó el Nobel y muchos otros premios, era vecino y amigo de Lovelock.

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Ambos vivían en la localidad de Bowerchalke, a unos veinte kilómetros al suroeste de Salisbury, en el sur de Inglaterra. Hablaban con frecuencia de temas científicos en sus paseos por el pueblo o en el bar de la localidad, el Bell Inn. En 1968 o 1969, durante un paseo, Lovelock contó su hipótesis aGolding, que se mostró muy receptivo, ya que a diferencia de la mayoría de literatos, había estudiado física en Oxford y comprendía plenamente la ciencia del razonamiento. Se entusiasmó y dijo: “Si tienes intención de presentar una idea de ese calibre, sugiero que le des un nombre de ese calibre, sugiero que le des un nombre apropiado: yo propongo Gaia”.

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Lovelock le encantó la sugerencia; era una palabra, no un acrónimo, y ya entonces veía la Tierra en cierto sentido como algo vivo, al menos en la medida en que parecía regular su propio clima y su propia química.

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Pocos científicos están familiarizados con los clásicos, y no saben que a Gaia se le llamaba también “Ge”. Ge, claro está, es el prefijo de las ciencias de geología, geofísica y geoquímica. Para GoldingGaia, la diosa que impuso el orden sobre el caos, era el nombre apropiado para una hipótesis sobre el sistema de la Tierra que regulaba su clima y su química para mantener la habitabilidad.”

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Origen del nombre que casi todo el mundo usa aparte, muchos de nosotros consideramos que el planeta como tal, la Tierra, contiene un solo “ser” o conciencia que hace de “espíritu planetario”, es decir, el equivalente al espíritu de un ser humano que usa un cuerpo físico para su evolución, siendo Gaia el ser que usa la Tierra para lo mismo. Sin embargo, esto no es del todo exacto, ya que la descripción del planeta que nos acoge a nivel de las conciencias que lo forman es mucho más complejo, y no se trata de un solo “ser” o “alma planetaria” sino que, en realidad, hay hasta 8 “seres” o conciencias principales que todas juntas forman el conjunto de la pequeña maravilla en la que vivimos.

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El planeta es un ser compuesto por múltiples esencias

Si tuviéramos que definir la composición de nuestro planeta Tierra, (cuyo nombre global sería Kumara, pues es el nombre que refleja la vibración total del planeta como un conjunto de energías y esencias que lo componen, como ahora veremos), lo podríamos descomponer en diferentes seres o conciencias (o campos mórficos autoconscientes, como queráis denominarlos) que forman el total del “ser” o alma planetaria de la Tierra. Son estos:

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1) La energía o la matriz del núcleo: el núcleo de nuestro planeta es de hierro a nivel físico, y como tal, tiene una vibración y nivel de conciencia determinado, pero la matriz energética del planeta es mucho más antigua que la parte física que conocemos. Muchas veces si quisiéramos realmente referirnos a la conciencia más esencial de la Tierra, tendríamos que referirnos a este campo autoconsciente. La creación de la Tierra, como de cualquier otro planeta, se hace primero a nivel energético, como si de un bebé en una incubadora se tratase, donde se forma la matriz energética que luego dará vida a ese planeta. La creación de este núcleo o matriz fue responsabilidad de seres y entidades que nos pillan muy lejos, evolutivamente hablando, pero que crearon el planeta como un gran proyecto evolutivo hace eones de tiempo.

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Esta conciencia o matriz base es el primer “ser” que compone el “alma planetaria” de la Tierra. Tan así es, que cuando uno quiere enraizarse bien al planeta, desde el primer chakra, o desde los pies, uno puede conectar conscientemente con la energía del núcleo del planeta y anclarse a ella. Yo suelo visualizar que meto las raíces de mi sistema energético en este núcleo, pidiéndole permiso, para sentir la conexión directa con la conciencia de nuestro planeta.

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2) El espíritu de los mares: Nuestro planeta está formado por la combinación de las energías de los cuatro elementos principales, y uno de ellos es la energía y conciencia del agua. El mar, los ríos, los océanos, los lagos, etc., tienen un ser, un espíritu, una vida, con la cual uno puede comunicarse, como hacen los chamanes, los indios nativos americanos o simplemente las personas que son capaces de conectar con ese ser/conciencia. El ser/campo mórfico autoconsciente del agua es una conciencia con derecho propio de existencia sobre el planeta, y que coexiste en perfecta armonía con el resto. Su nombre, como ser, es una vibración impronunciable por nuestras cuerdas vocales, lo mismo que pasa con el resto de seres principales de los otros elementos.

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3) El espíritu del viento: El aire, como el agua, es otro elemento y energía primordial existente sobre la Tierra, y como tal, es un ser autoconsciente con el cual puedes interactuar al igual que interactuamos con cualquier otra energía. Es otra de las conciencias principales del planeta responsable de la creación de todas las capas de la atmosfera, de las nubes y de todo lo que vemos entre el plano físico y la heterosfera.

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4) El espíritu del fuego: el tercer elemento y campo mórfico autoconsciente importante. Otro ser, tiene vida propia, y rige el elemento físico fuego y así se manifiesta en nuestro planeta. Responsable de las energías que mueven los volcanes, las corrientes de lava, en el exterior o interior del planeta.

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5) “Gaia”, el espíritu de la flora, arboles y plantas: Cuarto elemento, la conciencia de la tierra, con minúsculas, Gaia no es el total de la conciencia planetaria como lo solemos denominar sino la suma de los campos mórficos y conciencia de las especies de minerales, árboles y plantas que existen en la Tierra, de la naturaleza básicamente. Conectar con Gaia, para mantener el nombre acuñado por Lovelock, es conectar con la naturaleza, pero no por ello al llamar a Gaia te va a responde el espíritu del mar o podrás comunicarte con el viento.

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Cada ser tiene sus dominios, y lo que todos llamamos Gaia, no es mas que la suma de conciencias de la flora y reino mineral del planeta. Los campos morfo genéticos de cada planta, árbol, roca o mineral se encuentran en la zona media-alta de uno de los subplanos del astral (dependiendo del tipo de especie), mientras que el ser que los “rige” a todos se encuentra en el plano mental.

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6) Los elementales: Los cuatro elementos principales anteriores, como seres creadores y conscientes, generan formas etéricas que son los responsables de la protección, cuidado y vida en la parte física del elemento correspondiente. Es decir, el espíritu del aire es el creador de las formas y seres elementales que llamamos sílfides, responsables del cuidado del aire tal y como nosotros lo percibimos. El espíritu del agua, es el creador de las ondinas y ninfas, entidades etéricas que velan por el bien de las aguas de la Tierra.  Gaia, el espíritu del elemento tierra es la creadora de lo que conocemos como duendes, gnomos, elfos, hadas, etc., que ya se que a muchos os sonará a mito, leyenda o a que hemos visto muchas películas del Señor de los Anillos, lo cual, en realidad, no le resta ni un ápice de veracidad a su existencia ni al papel tan importante que tienen en la gestión de los recursos naturales del elemento al que corresponden.

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Finalmente, el espíritu del fuego es aquel responsable de la creación de lo que conocemos como las salamandras, los elementales del fuego (que no los animales físicos).  El conjunto de estas conciencias forman parte del “alma planetaria” o Kumara, como lo hemos llamado antes, con derechos propios, voz y voto en lo que sucede en la Tierra.

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7) El gran espíritu de los animales: otro gran ser, una de las conciencias más importantes, por abarcar y ser la suma de todas las conciencias de todos las mentes grupales de todas las razas animales del planeta. Con este ser tuve un encuentro interesante en una regresión, que narré en la primera parte del pdf y artículos “Los Jardineros de la Tierra”, algo que te cambia para siempre la forma en la que ves y percibes las inteligencias que están detrás de la fauna del planeta. El “ser” que rige los campos morfogenéticos de los animales se encuentra a nivel de lo que llamamos el plano mental, en la región de los arquetipos, desde donde se crean “los moldes” o ideas “puras” de lo que luego se manifiesta en el plano físico. Las conciencias individuales de cada raza, por ejemplo el inconsciente colectivo de los ciervos, o de los pingüinos, se encuentran en el sub-plano más alto del plano etérico.

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Todos los animales, excepto algunas especies, como delfines o ballenas, tienen su inconsciente colectivo en este nivel, estos dos últimos por ejemplo, su inconsciente colectivo se encuentra en la parte baja de lo que llamamos el plano átmico, que vendría a ser la entrada en el nivel de conciencia que llamamos quinta densidad. Aunque parezca lo contrario, el inconsciente colectivo de la mayoría de especies de flora tiene una vibración más alta que la mayoría de especies animales.

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8) El éter o Akasha, la energía del TODO que amalgama al resto. Por supuesto la energía del TODO está presente en todos y cada uno de los sistemas planetarios, como parte del “alma” del mismo, como parte de la energía que une y que conecta a todos lo seres los unos con los otros.

El ser humano

Y si hemos descrito el conjunto de los seres que forman el alma o conciencia de este planeta que llamamos Tierra, simplemente para explicar que lo que todos denominamos Gaia no es más que una parte del mismo, ahora nos falta incluir otro ser o conciencia global mas, la nuestra. Porque evidentemente los seres humanos con nuestro campo morfogenético grupal o inconsciente colectivo somos otra gran masa energética autoconsciente que viaja en el mismo barco que el resto de seres que os contaba arriba.

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El inconsciente colectivo de la raza humana se mueve entre los planos más bajos del plano mental, para aquellos con un nivel de conciencia menor, y los planos mas altos de esta misma región, para los que poseen un desarrollo algo mas elevado. Aun así, tenemos que entender que solo somos UNO más de los diferentes seres y consciencias del planeta, no somos el mas importante, no somos el mas especial, sino que somos una de las especies a nivel físico, y una de las conciencias a nivel energético, que forman parte de este ecosistema tan variado que viaja por el espacio, con la peculiaridad de que tenemos un potencial enorme para influenciar, dañar, o cuidar al resto de seres y compañeros de viaje, con los que, lamentablemente, por ignorancia o por dejadez, estamos teniendo una pésima relación.

Recordad que si el resto de seres y conciencias quisieran darle la vuelta a la tortilla, otra situación muy distinta tendría el ser humano en este planeta a la que está teniendo en este momento, pero para el resto de los 8 seres principales, somos como los niños que estamos aprendiendo y creciendo, y se nos perdonan y toleran muchos comportamientos por el hecho de que somos una raza en evolución que tiene que tomar responsabilidad por sus actos respecto al hogar en el que vive. Afortunadamente poco a poco cada vez mas personas vamos aprendiendo a tomar en cuenta que no somos los únicos que viajamos en este barco y disfrutamos con la conexión, la energía y la colaboración con el resto de conciencias y seres que forman el conjunto del ser que llamamos Kumara, y que a nivel de planeta es nuestro hogar, la Tierra.

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Un saludo!
David
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ENVIADO POR ROBERTO

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¿Podemos concebir nuestra vida sin electricidad? Imaginemos un apagón total de corriente a las nueve de la noche en una gran ciudad en pleno invierno. ¡Oscuridad total! Y además todos los aparatos eléctricos y electrónicos dejan de funcionar. Nada de televisión, ni cocina, ni radiador, ni calefacción, ni frigorífico, ni congelador...
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Bueno, que no cunda el pánico, la luz volverá de un momento a otro. Tengamos paciencia. ¿Hay velas? Anda, ¡pues sí! En un cajón de la cocina. Llegamos a tientas. ¡Plaf! Me he dado con la puerta. ¡Ay! He roto una taza. Aquí están las velas. Y las cerillas, ¿dónde estarán? ¡Ah! Aquí están. ¡Crac! ¡Qué luz tan bonita! ¿Y ahora qué hacemos? ¿Jugamos a las cartas? No vale la pena, seguramente la electricidad vuelva de un momento a otro.
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Ya, ¿pero y si no vuelve? ¿Y si la avería durara horas, días, semanas... porque ha habido que interrumpir la actividad por el riesgo de que haya un accidente? Y no es una hipótesis de ciencia ficción. El 14 de agosto de 2003, 50 millones de estadounidenses se quedaron sin electricidad durante dos días. En ese momento, toda la vida de la ciudad se vio trastocada. Ya no funcionaba nada, nada estaba iluminado. Las máquinas estaban inertes, las fábricas cerraban, las tiendas eran tan tétricas como las tumbas...
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El ser humano conoce la electricidad desde tiempos inmemoriales. La palabra viene del griego elektron, que era el nombre del ámbar amarillo, una resina fósil que posee propiedades electroestáticas. La lana también tiene esas propiedades electroestáticas. Es bien sabido que los peces eléctricos se representaban ya en los bajorrelieves egipcios, como el pez tembladera, un pez de la familia de las rayas cuyas descargas eléctricas utilizaban los romanos contra la migraña o la gota en el siglo I de nuestra era.
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Fue William Gilbert, médico de la reina de Inglaterra (siglo XVI) quien dio el nombre de electricidad a esta extraña forma de energía. En 1752, Benjamin Franklin demostró que el rayo era un fenómeno eléctrico e inventó el pararrayos. Sin embargo, es en el siglo XIX cuando aparecen los grandes científicos cuyos nombres quedan ya ligados al concepto de electricidad, como Ampère, Faraday o Volta. En 1799, Alessandro Volta inventa la pila eléctrica. En 1882, Edison crea las primeras fábricas de producción de electricidad de corriente continua. Lucien Gaulard inventa el transformador y Nikola Tesla las máquinas de corriente alterna. Estas últimas acabarán por imponerse gracias a que Tesla empezó a colaborar con el ingeniero industrial George Westinghouse, quien obtuvo el contrato para instalar toda la infraestructura de electricidad de Estados Unidos. Pronto se extiende en el mundo entero el entusiasmo por el “hada de la electricidad”. Nikola Tesla, un genio de la electricidad, creó miles de inventos, muchos de los cuales fueron ocultados.
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La producción de las presas hidroeléctricas, construidas en los ríos, y las centrales térmicas, que funcionaban con carbón, no bastarían para satisfacer el ansia por la electricidad de las sociedades modernas. La gente ya contaba con aparatos eléctricos de todo tipo que utilizaban esta energía tan práctica, tan mágica y que aparentemente no contaminaba. El siguiente paso fue la construcción de centrales nucleares y se inauguró la primera en Calder Hall (Inglaterra) en 1955.
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Estados Unidos y especialmente Francia cogieron el testigo y desarrollaron a gran escala una “nuclearización” de la electricidad, hundiendo la producción de las energías renovables, a pesar del éxito que obtuvieron las primeras instalaciones mareomotrices, los hornos solares, las centrales aerotérmicas… Y aquí nos encontramos, en nuestras casas y en nuestro trabajo, totalmente rodeados por aparatos eléctricos de todo tipo de potencia, desde la sencilla lámpara hasta la batidora de cocina, pasando por el aspirador o la consola de videojuegos, conectados todos con cables conductores que recorren de manera invisible las paredes donde se han encastrado.

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Quien no cree más que en lo que ve está ignorando lo esencial del universo...

No se ve nada, no se oye nada, le damos a un botón mágico y ¡voilà! ¡Se hace la luz y la fuerza está con nosotros! ¿No es maravilloso? Durante décadas nadie se ha preocupado de saber si esta electricidad omnipresente producía algún tipo de consecuencia en nuestra salud.
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Y desde luego que las produce. Muy graves.
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Desde 1979 sabemos, tras el trabajo realizado por la epidemióloga estadounidense Nancy Wertheimer, que la leucemia infantil afecta el doble a los niños que viven cerca de un transformador o de una línea de alta tensión.
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Se ha demostrado también que existe un número preocupante de abortos en mujeres que utilizan mantas eléctricas. El descubrimiento empírico de la contaminación electromagnética se lo debemos al médico nacido en Niza Jean-Pierre Maschi, en los años 60. Él mismo era “electrosensible” y se dedicó a estudiar las reacciones de su organismo. Consiguió establecer un protocolo de protección contra la radiación de los aparatos eléctricos. Sospechaba que esta radiación estaba detrás de una de las “enfermedades de la civilización” que provocaba mayor discapacidad, la esclerosis múltiple. Mucho después de Maschi, científicos canadienses consiguieron evidencias de este fenómeno y poco a poco la realidad de este tipo de contaminación, que no se había podido detectar hasta entonces, comenzó su andadura.
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Jean-Pierre Lentin, con el título "Esas ondas que matan, esas ondas que curan" (Ces ondes qui tuent, ces ondes qui soignent, de la editorial Albin Michel), dedicó un libro entero a estudiar cómo incide la electricidad en nuestro organismo. Annie Lobé completó este trabajo con “El hada electricidad: ¿hada o bruja?” (La fée électricité: fée ou sorcière?, de la editorial Santé Publique). Annie Lobé es una periodista de investigación con gran talento que, desde 2001, ha realizado investigaciones sobre los campos electromagnéticos. Sus artículos son muy valorados y se han publicado en multitud de periódicos.
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Las investigaciones que lleva a cabo son metódicas y meticulosas, ella misma es quien estudia sobre el terreno, a través de aparatos muy avanzados, la realidad y la potencia de la radiación y proporciona en su libro multitud de referencias útiles. Los resultados de su estudio son escalofriantes: determinan que todos nosotros nos encontramos sumergidos en un océano electromagnético que provoca efectos inevitables en el funcionamiento de nuestras células. Además afirma que esta contaminación no cesa de aumentar, ya que se multiplican los aparatos de los que nos rodeamos de manera inconsciente en nuestro entorno más inmediato.

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Un nuevo diluvio universal

Millones de personas compran a diario nuevos aparatos eléctricos y electrónicos, ya sea para el trabajo, la casa, divertirse o aprender. A los efectos de todas estas máquinas hay que sumar los de los transformadores locales, los cables eléctricos, las regletas, los alargadores, etc. Todos emiten radiación más o menos peligrosa de la que no nos protegemos. Y a esto se añade también, desde hace algunos años, los teléfonos móviles y las antenas de telefonía. ¡Es un verdadero diluvio electromagnético!
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Annie Lobé nos lo explica: “La red eléctrica utiliza corriente alterna con una frecuencia de 50 hercios. Esto significa que los electrones se desplazan por los hilos de cobre no en línea recta, sino cambiando de dirección cincuenta veces por segundo”. Cita además una obra colectiva que ha publicado bajo la dirección de Louis Leprince-Ringuet: “Una carga eléctrica en movimiento produce, en el espacio que la rodea, un campo capaz de actuar sobre otra carga en movimiento. (...) Más concretamente, una carga eléctrica inmóvil produce un campo eléctrico. Si se mueve, produce entonces también un campo magnético (a la vez que sigue produciendo un campo eléctrico)”. De lo que se deduce que “este campo eléctrico está presente en todos los aparatos eléctricos desde el momento en que se conectan a la red, incluso si no están en funcionamiento”.
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Además, hay pocos obstáculos materiales que pueden bloquear la radiación de estos campos. Según Claude Bossard, electricista especializado en “biocompatibilidad” o “biótica”, “el campo eléctrico se propaga en todos los materiales de construcción: en mayor medida en el metal, la madera y sus derivados y los tabiques ligeros de pladur; en menor medida (siempre y cuando estén unidos al suelo) el ladrillo, la piedra, el hormigón y la tierra”. No vaya a creer realmente que la madera le aísla, ya que siempre contiene una cierta dosis de humedad. Sólo aísla de la corriente eléctrica directa en movimiento, pero no de los campos electromagnéticos.
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Annie Lobé nos aclara este punto: “En el plano biológico, la atracción que ejerce este campo magnético, de frecuencia extremadamente baja, es lo suficientemente potente para modificar las transferencias de iones que se realizan a través de las membranas de las células vivas. Cuando un organismo vivo se sitúa dentro del campo de atracción magnética que ha creado la corriente eléctrica al circular en un aparato, el fenómeno de imantación se produce en los iones libres que, debido a sus movimientos de vaivén, son los que realizan las funciones vitales”.
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No hay que olvidar que cada una de nuestras células (en particular las células del sistema nervioso y las neuronas) es un transformador eléctrico a escala microscópica y nuestra salud depende de que funcionen armoniosamente. Sin embargo, los potentes campos electromagnéticos que ha ido diseminando el hombre en su entorno pueden alterar ese equilibrio. Los únicos “aislantes” naturales que existen contra los campos magnéticos son el aire y la tierra, es decir, la lejanía con relación a la fuente de emisión.

Protegers.e en casa

De esta evidencia se desprende que la principal precaución que hay que adoptar es la de mantenerse lo más alejado posible tanto de los aparatos, estén o no en funcionamiento, como de los enchufes o las regletas, de los cables y de los alargadores. Hay que cuidar especialmente el sueño, durante el cual nuestras células se regeneran.

Para protegernos mientras dormimos, es conveniente retirar de los dormitorios todos los aparatos eléctricos, sobre todo los televisores y los ordenadores. Si no puede prescindir de la lámpara de la mesilla de noche o del despertador, colóquelos de manera que no estén muy cerca de la cabeza (lo ideal es a un metro de distancia). Si hay una línea de electricidad que pasa por el cabecero de su cama -lo que suele ser habitual- separe la cama de la pared todo lo que pueda (10, 15 ó 20 cm).
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No olvide que los campos atraviesan las paredes. Si al otro lado del cabecero de su cama, en la habitación contigua, hay un ordenador o una tele pegados a la pared, incluso apagados, los daños están asegurados. Aquí es donde aparece el problema con los vecinos. Si tiene buena relación con ellos, estudie toda la disposición de los aparatos en las respectivas casas, por el interés de ambas partes. Hay que acostumbrarse a prescindir de los aparatos menos importantes. De todas formas, también existen dos aislantes bastantes eficaces, el Plexiglás y el plástico duro. Si coloca manteles individuales de plástico debajo de los aparatos eléctricos (ordenadores, televisores, lectores de DVD, etc.), detendrán la propagación de los campos electromagnéticos a los muebles que tocamos continuamente.
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Lleve zapatillas de casa con la suela de plástico, que le aislarán del suelo y, por consiguiente, de las líneas de electricidad que circulan por el techo del vecino de abajo. También puede tapar las regletas con pequeños barreños de plástico duro, sobre todo si éstas tienen minitransformadores enchufados (para el teléfono, por ejemplo) que producen calor constantemente. Por último, pase las manos bajo el agua del grifo con frecuencia, un gesto que consigue que descargue la electricidad estática que va acumulando sin saberlo.
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Pierre Lance
Escritor, periodista y filósofo. Autor de una veintena de libros.

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ENVIADO POR

MAGNETISMO CIENTÍFICO y BIOMAGNETISMO HOLÍSTICO

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Efectos Biológicos de los Campos Electromagnéticos.

Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.

Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C. y Coordinador de los Diplomados en Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara

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Fue hasta más o menos en el año de 1900 cuando el campo electromagnético de la tierra consistía en forma sencilla en su propio campo y algunas otras micropulsaciones asociadas con él. Tal es el caso de las descargas fortuitas de relámpagos y la luz visible. En cambio, en la actualidad estamos sumergidos en un mar de energía que es casi totalmente hecho por el hombre.

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Si percibimos y derivamos información del campo geomagnético natural, es muy lógico que todo este campo electromagnético no natural esté produciendo efectos biológicos que pueden ser dañinos.

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Las instalaciones y las aplicaciones de la electricidad y la electrónica están incrementándose continuamente. Sus efectos sobre la salud son ahora indiscutibles y ampliamente conocidos dentro del ambiente científico, aunque en lo que se refiere al público, la mayoría de la gente desconoce lo que puede hacer para protegerse de los efectos nocivos de algunos campos electromagnéticos. Ahora se sabe que la estimulación eléctrica influye en el crecimiento celular y ayuda a promover la consolidación de los huesos rotos.

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Pero también se sabe que las intensidades de los campos electromagnéticos necesarios para que suceda este fenómeno, son mucho más grandes que las intensidades de la contaminación de los campos electromagnéticos.

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Desde 1975 se conoce el efecto magnetotrópico de las bacterias hacia el polo norte.

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Esto es muy importante cuando se habla del smog electromagnético.

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Todos sabemos que en la sociedad actual en que vivimos, no estamos libres de riesgos, pero que debemos tomar nuestras precauciones para que estos riesgos sean menores.

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La mayoría de las personas creen que los riesgos de la salud relacionados con los campos electromagnéticos, son de origen externo, en el medio ambiente. La verdad es que el mayor riesgo está asociado con el uso de muchos aparatos electrodomésticos que usamos a diario en nuestras casas y oficinas.

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Actualmente, la energía electromagnética abarca todo el mundo, es decir, no hay lugar donde esconderse de ella. En los lugares más remotos del planeta también estaríamos expuestos a un nivel de frecuencias corrientes ubicuas de 50 o 60 Hz, igual que las ondas de radio reflejadas en la ionósfera. Con esto, fácilmente podemos percatarnos de que el problema de la electropolución es mundial y para resolverlo se requeriría de un inmenso esfuerzo y coordinación internacional.

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Por otro lado, como individuos, sí tenemos algo de control sobre nuestros aparatos electromagnéticos que ordinariamente utilizamos en nuestra vida diaria. El único concepto básico que debemos de aplicar es la tasa de riesgo-dosificacion. Por ejemplo, sabemos que una razuradora eléctrica produce un campo electromagnético extremadamente alto en potencia, si está conectada a la corriente eléctrica.

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Hemos medido con diferentes aparatos, campos electromagnéticos de 60 Hz, de hasta 400 miligauss a un centímetro del filo de la navaja. Estos campos penetran la piel del operador. Existe evidencia científica de que los campos de 60 Hz de tan sólo 3 miligauss, están relacionados con el aumento de la incidencia de cáncer. Esto entonces nos dice que estos campos electromagnéticos emitidos por la razuradora eléctrica (conectada a la línea eléctrica) son 100 veces más potentes del máximo considerado como seguro.

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Por lo anterior, es muy importante no olvidar el concepto de tasa-dosificación, ya que la razuradora eléctrica se usa durante unos minutos nada más. Por lo cual, la exposición es mínima. En cambio, por ejemplo, la fuerza del campo magnético de una sábana eléctrica es de 50 a 100 miligauss, estando todavía dentro de la zona de peligro. Además, hay que tomar en cuenta que el uso de la sábana es de varias horas diarias, por lo que la dosis total administrada es mucho más alta.

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Hay grandes estudios epidemiológicos sobre los efectos de los campos electromagnéticos. La asociación más consistente se encuentra en los trabajadores eléctricos, los niños (particularmente para cáncer del cerebro y leucemia) y en la tasa de aborto, la cual, es más alta entre las usuarias de sábanas eléctricas.

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El campo electromagnético ambiental hecho por el hombre, está producido principalmente por la transmisión local de la potencia eléctrica y la red de distribución y es el nivel de la fuerza del campo al que estamos expuestos constantemente. Este campo está presente dentro y fuera de nuestras casas y es casi imposible evitarlo.

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A través de diferentes investigaciones, se ha visto que los niveles del campo electromagnético ambiental, en la zona urbana, casi siempre exceden de los 3 miligauss. El rango en la zona suburbana va de 1 a 3 miligauss. Estas lecturas pueden variar mucho de acuerdo a la proximidad con las líneas de transmisión de potencia eléctrica y transformadores de línea de potencia.

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La Dra. Nancy Wertheimer de la Universidad de Colorado quien publicó el primer estudio epidemiológico sobre cambios de frecuencia de poder, ha hecho similares estudios en usuarios de sábanas eléctricas.

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Algunos otros estudios, indican que la exposición residencial a campos electromagnéticos ambientales superiores a 3 miligauss, están estrechamente relacionados con aumentos en la incidencia de cáncer en los niños. La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que un nivel seguro es de máximo 0.3 miligauss.

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Wertheimer y Leeper reportaron que los niños que vivían en casas cerca de líneas eléctricas de poder tuvieron 2 o 3 veces mayor posibilidad de desarrollar cáncer, particularmente leucemia, linfomas y tumores del sistema nervioso que los niños que viven en casas más alejadas de estas configuraciones de alta corriente. Estos resultados fueron confirmados en general por estudios subsecuentes controlados hechos por Savitz et al. En 1989 la Oficina de Evaluación Tecnológica (OTA) publicó un descubrimiento clave que indica que los campos electromagnéticos de 60 Hz y otras bajas frecuencias pueden interactuar con los órganos y las células individuales produciendo cambios biológicos.

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Nosotros recomendamos que para disminuir nuestro nivel de fuerza de nuestro campo electromagnético interior, desconectemos todos nuestros aparatos eléctricos, cuando no los estemos utilizando, ya que, muchos de ellos, a pesar de estar apagados, siguen produciendo un campo electromagnético si permanecen conectados a la línea eléctrica. Uno de los aparatos domésticos más comunes en nuestros días, es la televisión, la cual, además de producir una pequeña cantidad de radiación ionizante (como rayos X) también produce radiación no ionizante electromagnética que sale de todo el aparato. Aclaro esto porque muchas personas piensan que solamente se emiten campos electromagnéticos enfrente del aparato de televisión.

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Nuestros televisores son una fuente radiante de amplia banda, de los 60 Hz hasta radio frecuencias dentro del rango de los MHz. Las radiaciones emitidas por la TV salen en todas direcciones. Podemos decir, de una manera general que entre más grande es la televisión, mayor es la fuerza del campo electromagnético que emite y por consiguiente se extenderá más lejos. Por todo esto, recomendamos que las personas (particularmente los niños) al ver la TV se sienten a una distancia donde el nivel de fuerza del campo electromagnético sea máximo de 1 miligauss.

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Con relación a las terminales de video de las computadoras, podemos decir que aquí el problema es mayor, ya que muchas computadoras tienen pegado el teclado a la pantalla, lo cual, aumenta la dosis de radiación. Además de estar exactamente al nivel de la cabeza. En estos casos, recomendamos que el operador esté al menos a un metro de distancia de la terminal de video para evitar riesgos y que el nivel electromagnético sea de aproximadamente 1 miligauss. En la actualidad, cada vez son más las compañías que producen computadoras que emiten un nivel bajo de radiación.

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Otro punto relacionado con los campos electromagnéticos son las luces fluorescentes. Todos sabemos que son más baratas y duran más que las incandescentes. Es muy importante recalcar que la luz fluorescente, además de producir una luz con espectro mucho más angosto (lo cual, no es bueno biológicamente), produce un campo electromagnético más fuerte. Por ejemplo, si medimos el campo magnético de un foco de 60 wats incandescente, encontraremos a 5 cm de distancia un nivel de 0.3 miligauss.

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Si valoramos el campo electromagnético a una distancia de 15 cm, veremos que es de .05 miligauss. En cambio, si hacemos lo mismo con un foco fluorescente, veremos que a 5 cm de distancia un foco de 10 wats produce un campo electromagnético de 6 miligauss y a 15 cm, el campo es de 2 miligauss; fuera del rango de seguridad desde el punto de vista biológico.

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En los estudios que hicimos hace algunos años en el Programa de Estudios de Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara hemos corroborado que un reloj eléctrico produce un campo magnético sorprendentemente alto por el pequeño motor eléctrico que lo activa. Hemos visto que un reloj eléctrico común en el buró de la recámara produce un campo magnético de 5 a 10 miligauss a 70 cm de distancia, es decir, directamente sobre la cabeza del propietario. Por lo cual, recomendamos que se usen relojes de baterías.

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Los secadores comunes de pelo, producen en general un campo magnético muy fuerte. Por ejemplo, uno de 1200 wats produce a 15 cm de distancia, un campo de 50 miligauss. Para una persona que lo usa diario sólo para secar su pelo, tal vez, la dosis no es muy alta, pero hay reportes preliminares de que las estilistas que los usan diario durante varias horas, tienen una incidencia de cáncer de senos más alta que la del público en general.

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Con relación a los calentadores eléctricos, podemos decir que la mayoría de ellos producen un campo de 23 miligauss a 15 cm y algunos más modernos que se colocan en los techos llegan a producir un campo de 10 miligauss en el cuarto entero!

Los hornos de microondas ofrecen el mismo problema que las computadoras en lo que se refiere a la emisión de campos electromagnéticos. No existe un nivel seguro de exposición a las microondas determinado todavía, por lo cual, les recomendamos a los usuarios, revisarlos regularmente para evitar la liberación anormal de radiación y recalcamos que no deben acercarse al horno de microondas mientras esté funcionando.

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En nuestros días, tenemos una gran variedad de aparatos radiotransmisores, los cuales, anteriormente sólo utilizaban gentes que los necesitaban para poder trabajar como la policía, bomberos, etc. Ahora, tenemos radio CB, teléfonos inalámbricos, teléfonos celulares, sistemas de seguridad de casas y oficinas, juguetes de control remoto y tantos otros aparatos. El Dr. Samuel Miham del Departamento de Salud del Estado de Washington ha reportado una incidencia de leucemia mucho mas alta entre los operadores amateur de radio que el público en general. Por lo cual, se recomienda que todos estos aparatos se utilicen únicamente cuando sea necesario y por el período más corto posible de tiempo.

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Como todos sabemos, en la actualidad nos estamos enfrentando a enfermedades que eran desconocidas hace algunos años. También se ha visto que muchas enfermedades que consideraban erradicadas, están regresando. Los nuevos paradigmas de la ciencia nos pueden dar algunas claves para conocer el surgimiento de estas enfermedades y la reaparición de las consideradas erradicadas. En teoría, una enfermedad que aparece de ninguna parte, puede estar causada por un cambio genético en un microorganismo preexistente (una bacteria o un virus) que produce nuevas características patológicas.

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Por otro lado, algunos investigadores consideramos que lo que sucede es que el debilitamiento del campo magnético de la tierra y el exceso de otros campos electromagnéticos en otras frecuencias, está causando que la resistencia inmunológica de la humanidad disminuya gradualmente.

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Se puede agregar al debate de los campos electromagnéticos y la salud, una relación interesante entre la enfermedad de Alzheimer y la exposición a los mismos. En un congreso reciente realizado en Minneapolis, el investigador Joseph Sobel de la Universidad del Sur de California reportó sobre tres estudios que demuestran lazos dramáticos entre la exposición en el lugar del trabajo a fuertes campos electromagnéticos y un riesgo posterior a la enfermedad degenerativa del cerebro. Los sujetos a exposiciones altas fueron 3 veces más propensos a desarrollar la enfermedad de Alzheimer que la gente que no trabajaba alrededor de campos eléctricos. Dos de estos estudios se realizaron en Finlandia, otro en Los Angeles. Se incluyeron 386 pacientes y 475 sujetos de control.

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Cada vez son más los gobiernos que toman acción concreta en informar a la ciudadanía sobre los efectos de los campos magnéticos. Por ejemplo, el Departamento de Servicios de Salud del Estado de California publicó un estudio llamado Los campos magnéticos y eléctricos: mediciones y posibles efectos en la salud humana. También existe un protocolo para la medición de los campos magnéticos de 60 Hertz en las casas.

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http://hector.solorzano.com.mx/articulos/bioelec.html

Publicado por Jorge Tapia el mayo 26, 2010 a las 10:03pm

Fuente: http://biomagnetismosalud.ning.com/profiles/message/listInbox

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