¿estás (3)

¿ESTÁS HACIENDO LO QUE REALMENTE QUIERES ‪HACER?

6011553672?profile=original

“Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.

.
Aquí lloramos todos, gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar, porque es mejor llorar que traicionarse”.
(Mario Benedetti)

.
En mi opinión, se nos olvida a menudo que en muchas ocasiones disponemos de la opción de hacer lo que realmente queremos en vez de conformarnos con lo que hacemos habitualmente de un modo inconsciente y, a veces, hasta indeseado.

.
Ya sé que uno no siempre puede hacer lo que realmente quiere –las circunstancias inevitables mandan en algunas ocasiones-, pero sí se puede hacer en muchísimas ocasiones, solamente que… no nos paramos a hacernos la más trascendental de las preguntas:

.

¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE QUIERO?

.
Para hacer algo no basta con darse cuenta de ese algo y querer hacerlo, sino que también se necesita que exista la posibilidad real de poder hacerlo, el convencimiento y la decisión, la voluntad y la fortaleza o perseverancia, creer firmemente que uno tiene derecho a hacerlo, estar convencido de que es lícito y ser consciente de que posiblemente alguien se oponga o que puede llegar a perjudicar ligeramente a otro; es necesaria la fe, que exista la ocasión de poder hacerlo–y si no es así, hay que crearla-, disponer de amor o autoestima suficiente para enfrentarse a las adversidades o inconvenientes, y cualquier otro elemento que nos ayude en esa tarea.

.
Pero lo primero, lo primordial, es tener clara la idea de lo que se quiere. Saberlo. Y saberlo claramente.



¿Qué es lo que REALMENTE QUIERO AHORA?

.
(Y añado lo de “AHORA” porque esta no es una pregunta con una sola y definitiva respuesta, ya que seguramente se querrán muchas cosas y distintas, y, además, al matizar lo de “AHORA” se deja la opción de que se quiera otra cosa en otro momento).

.
Cuando uno mira algo que puede ser un bien para sí mismo, si no es demasiado codicioso y despóticamente egoísta, pensará también si con ello va a perjudicar a terceras personas, aunque esto último es inevitable en ocasiones, y no es malo, salvo que uno quiera perjudicar al otro intencionadamente.

.
No siempre es posible tomar una decisión en la que uno mire por sus intereses y al mismo tiempo satisfaga a todos los otros, porque es casi seguro que esos otros, mirando egoístamente sólo por sus intereses y no por los de quien tiene que tomar la decisión, no estén de acuerdo.

.
Por ejemplo, si yo soy una persona que siempre concede a los otros todo aquello que me piden, y un día decido que no debo hacer algo que me solicitan porque me perjudica, o porque quiero dejar el servilismo que los otros me han impuesto, ellos no van a estar de acuerdo con mi decisión , pero yo, mirando por mis intereses o mi bienestar, tendré que oponerme a lo que me piden y esperan de mí, aunque con ello esté “perjudicando” aparentemente los intereses de los otros. Esto es del todo lícito.

.

Es conveniente ir desapegándose de esa creencia en que es imprescindible el cumplimiento de la llamada “Caridad Cristiana”, que en demasiadas ocasiones no es más que una mala interpretación del amor al prójimo. (Existe una frase que dice: “La caridad empieza por uno mismo”, y otra: “Amarás al prójimo COMO A TI MISMO”, o sea, que no dice “amarás al prójimo MÁS que a ti mismo”, ni “amarás al prójimo aunque con ello te perjudiques tú”).

.
Amar al prójimo no es el servilismo a los intereses de los otros en detrimento de los propios.

.
Amar al prójimo no es renunciar continuamente a ser Uno Mismo.

..
Amar al prójimo no es mortificación continua, renuncia constante, ni perder siempre.
Porque si el otro amara a su prójimo –que en este caso soy yo, o eres tú-, miraría por mis intereses antes que por los suyos y por lo tanto no me exigiría.
Si ambos amamos al prójimo –y yo soy el prójimo del otro- que me ame y me libere de la carga de tener que satisfacer sus deseos o caprichos.

.

Y así como en este ejemplo, conviene también revisarse en todos los otros aspectos de la vida.

.
¿Estoy con la persona que quiero estar?
¿Mi relación con los otros – has de revisarlos uno por uno - es como yo quiero?
¿Me doy caprichos?
¿Pienso en mí y en mis necesidades?

.
¿Pido lo que necesito?
¿Estudio, leo, escribo, pinto, o hago lo que realmente quiero?
¿Cumplo mis ilusiones?
¿Me concedo tiempo para hacer lo que quiero hacer?

.
¿Me pongo impedimentos para todo, pospongo hacer lo que me gusta?

.
¿Me pregunto alguna vez qué es realmente quiero?, y, sobre todo, ¿Si me hago la pregunta busco sus respuestas correspondientes?

.
Uno tiene que hacerse preguntas de este estilo, casi interrogatorios, ponerse contra la pared y no permitirse escapar hasta haber manifestado lo que realmente quiere.

.
Y uno tiene que sentarse después consigo mismo, tranquilamente, en un acto de amor, y llegar al acuerdo y compromiso de ir evitando hacer esas cosas que dejan mala sensación, y empezar a reclamar y exigir respeto y colaboración para poder hacer LO QUE REALMENTE QUIERE HACER.

Tus artículos de "Reflexiones" en:
http://www.formarse.com.ar/Reflexiones/Reflexiones.html

Leer más…
6011347872?profile=original

¿Se avecina el fin del Mundo?

Esa pregunta se la hicieron a Jesús. ¿Qué respondió?

.

“Más de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre.” (Mt 24, 36)

.

Dios te ama. Por tanto vive en paz, custodia tu estado de gracia como un  tesoro que se te ha confiado y vive el Evangelio con la esperanza y la alegría de un hijo que se sabe muy amado por Dios.

.

Que siempre haya PAZ en tu corazón.

Recemos por un mundo en Paz.

¡Dios te bendiga!

.

Se cuenta que santo Domingo Savio se encontraba jugando en el patio del oratorio y don Bosco lo llama aparte.

.

— ¿Qué harías Domingo si en este momento llegara el fin del mundo?

.

El jovencito no se lo tuvo que pensar. Inmediatamente respondió:

—Seguiría jugando.

.

Y se marchó a jugar.

.

En estos días me han llegado mensajes de todo tipo, apocalípticos.

.

“Prepárense… Viene el fin”.

.

He escuchado algunos y de pronto me di cuenta de algo importante… Ninguno nos habla de reconciliación, del valor del estado de  gracia, de los sacramentos, del amor de Dios.

.

Nos quieren meter el miedo en la sangre, pero no el amor o la gracia, o el anhelo de volver a la oración.

.

Quieren que busques a Dios, aterrorizado.

.

Jesús nos habla constantemente de la paz. “Mi paz os dejo”… Y también estas palabras:

.

“No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.” (Jn 14, 1)

.

Es evidente que se han dado acontecimientos terribles en el mundo. Vivimos momentos de angustia  e incertidumbre. Y si buscas en la Biblia algunos concuerdan con las palabras de Jesús sobre los últimos tiempos. Pero esto es algo que siempre ha ocurrido a lo largo de la historia.

.

Para una persona de fe, estos momentos de dolor, lo mueven a la oración, a ser SOLIDARIO y buscar la cercanía de Jesús en el sagrario. Renuevan en su interior la paz y la serenidad.

.

Una persona de fe no teme… espera.

.

Acaso en el Padre Nuestro no decimos:

.

“Venga a nosotros  tu Reino”.

.

Es normal inquietarse. Recibes estos mensajes apocalípticos.  Vemos las escenas de lo ocurrido en diferentes países.

.

¿Qué puedes hacer?

.

No tengas miedo. Confia en Dios.

.
En lo que podamos debemos apoyar humanamente.

.
Reza  por las víctimas y sus familias.
Pide a Dios Su Misericordia.

.
Vive en paz. Un hijo de Dios sabe que debe confiar en su Amor.
Y ten presente la esperanza de un mundo nuevo.

.

Estos son buenos días para rezar con el salmo 23 ¿Te animas?

.

EL SEÑOR ES MI PASTOR

“El Señor es mi pastor: nada me falta;
en verdes pastos él me hace reposar.
A las aguas de descanso me conduce,
y reconforta mi alma.

.

Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre.
Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo con tu vara y tu bastón,
y al verlas voy sin miedo.

.

La mesa has preparado para mí frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza y rellenas mi copa.
Irán conmigo la dicha y tu favor mientras dura mi vida,
mi mansión será la casa del Señora por largos, largos días.” 

.

¿Te sientes mejor?

.

Me encanta este salmo. Me ayuda a recuperar la tranquilidad. Y recordar que no estamos solos.

.

https://es.aleteia.org/blogs/la-gran-aventura-de-mi-vida/estas-recibiendo-mensajes-apocalipticos-que-debo-hacer/

.

Leer más…

¿Estás atado emocionalmente a un pasado negativo?

5890347267?profile=original
¿Estás atado emocionalmente a un pasado negativo?

 ENVIADO POR KAREN
  .

Todos tenemos un pasado. Y lo queramos o no, este nos condiciona. Es imposible olvidar quiénes hemos sido y qué hemos hecho. Decir lo contrario sería mentirnos a nosotros mismos o asumir una postura ingenua.

.

No obstante, hay quienes utilizan su pasado como una fuente de sabiduría, para no volver a cometer los mismos errores. Y hay quienes siguen atados emocionalmente al pasado, personas que no logran avanzar porque arrastran un fardo demasiado pesado en el que se entremezclan la culpa y el resentimiento.

.

En ese fardo se esconden situaciones que no hemos procesado emocionalmente y continúan haciéndonos daño, generando inseguridad o miedo. Sin embargo, no puedes soltar si no sabes qué estás agarrando. Por eso, de vez en cuando es necesario mirar al pasado para descubrir respuestas que expliquen nuestro presente.

.

¿Cómo saber si aún estás atado al pasado?

.

Existen algunos signos que indican que aún estás atado emocionalmente a un pasado negativo, que te impide continuar y aprovechar al máximo las oportunidades que te brinda el presente.

.

1. No quieres hablar de la situación. Cuando hemos aceptado una situación, no tenemos problemas para volver sobre nuestros pasos y hablar de ella, tanto de los aspectos positivos como de los negativos. Cuando algo forma parte de nuestro pasado y lo hemos aceptado plenamente, lo abordamos con naturalidad. Sin embargo, cuando nos negamos a hablar de un tema, es porque este continúa molestándonos o haciéndonos daño de alguna manera, es un signo de que no hemos podido pasar página e integrar esa vivencia en nuestra historia.

.

2. Experimentas sentimientos negativos que no tienen explicación. A veces, aunque todo esté bien en nuestro mundo, experimentamos vagos sentimientos de dolor, resentimiento o culpa. Esas sensaciones no provienen del presente, no podemos encontrar algo que las origine en el "aquí y ahora" simplemente porque vienen directamente del pasado, de una situación que aún nos está dañando y que no hemos resuelto del todo. Recuerda que el hecho de que sepultemos una experiencia, no significa que no haya existido y mucho menos que deje de causar dolor. Cubrir la herida con una venda hará que no la veas, pero no dolerá menos.

.

3. Reprimes las emociones. Uno de los signos de alarma de que no hemos hecho las paces con nuestro pasado llega de la mano de la represión de las emociones. Por ejemplo, cuando una persona querida nos abandona y aceptamos la pérdida, logramos recordar viejos momentos con una mezcla de tristeza, alegría y nostalgia. Dejamos de resistirnos al recuerdo porque somos capaces de manejarlo. Sin embargo, en los primeros tiempos reprimimos las emociones y los recuerdos porque estos nos resultan demasiado dolorosos, lo cual significa que aún no hemos aceptado emocionalmente lo que ha sucedido. 

.

4. No puedes controlar tus impulsos. Los impulsos provienen, básicamente, de nuestras emociones. Cuando reprimimos nuestras emociones y sentimientos, estas salen a la superficie como impulsos. Por eso, si siempre estás irritable, si te sientes ansioso y la ira explota con facilidad, es probable que necesites resolver asuntos pendientes de tu pasado.Recuerda que para ejercer un buen autocontrol sobre tus impulsos, necesitas estar en paz contigo mismo. 

.

5. Te sientes limitado, pero no sabes por qué. Se trata de una sensación que todos hemos experimentado en alguna ocasión, una sensación que nos impide dar lo mejor de nosotros mismos pero para la cual no encontramos ninguna explicación lógica. En esos casos, suele tratarse de un trauma que eliminamos de nuestra mente consciente pero que continúa determinando nuestra vida desde el inconsciente. Los miedos irracionales, las creencias limitantes y las excusas para no crecer pueden tener su origen en una experiencia pasada que nos ha marcado emocionalmente y que no hemos sido capaces de procesar.

.

6. Repites los mismos errores continuamente. Se dice que el hombre es el único animal que choca dos veces contra la misma piedra. Y es cierto, pero cuando chocamos varias veces, es hora de preguntarse qué estamos haciendo mal. Hay personas que se ven envueltas en patrones de comportamiento recurrentes que les hacen cometer una y otra vez los mismos errores. En esos casos, lo que suele pasar es que la persona se está castigando por una experiencia del pasado que no ha asumido, obligándose a vivir continuamente la misma situación.

.

¿Cuál es la solución?

.

Toda experiencia encierra aspectos cognitivos y emocionales. Somos muy buenos racionalizando pero muy malos aceptando las emociones, por eso, podemos comprender determinadas decisiones y comportamientos pero no logramos aceptarlos emocionalmente. Sin embargo, hasta que no aceptemos emocionalmente esas situaciones no lograremos pasar página. He aquí algunos consejos para dejar de castigarse por un error del pasado.

.

 th?&id=JN.46BDozDXbS0Z37ahx08iRg&w=300&h=300&c=0&pid=1.9&rs=0&p=0
 
7 consejos para dejar de castigarse
 
 
1. Acepta que castigarte no resolverá nada. Si has cometido un error y este ha tenido consecuencias, intenta solucionarlas o contener los daños. Si es imposible, pide disculpas. Si no puedes pedir perdón, quizás porque ya no puedes hablar con la persona, aprende del error para que te asegures que no lo volverás a cometer.
 
 
2. Habla del error. Cuando las personas experimentan una gran sensación de culpa suelen aislarse de su grupo de amigos. Sin embargo, cuando estés listo para hablar de la situación, deberías contársela a alguien. A menudo las otras personas te sorprenden con una perspectiva más imparcial de los hechos que te ayudará a aligerar el peso de la culpa.
 
 
3. Aprende a ser amable contigo mismo. A menudo es más fácil ser amable y condescendiente con los demás que con nosotros mismos. Una excelente estrategia consiste en imaginar que dentro de ti hay un niño pequeño. Vigila tu diálogo interior y no te digas nada que pueda dañar a ese niño.
 
 
4. Comprende los errores como oportunidades para crecer. Las personas que se castigan suelen comprender los errores como fracasos o defectos a través de los cuales determinan su valía. Sin embargo, piensa siempre que el camino al éxito está lleno de fracasos. A menudo, de la mano de los errores llegan los aprendizajes más importantes de la vida. 
 
 
5. Pon los hechos en perspectiva. Uno de los mecanismos que perpetúa la culpa es pensar que si pudiésemos regresar en el tiempo, hubiésemos actuado de una manera diferente. Sin embargo, es importante que te des cuenta de que en aquel momento, con el conocimiento que tenías y las circunstancias que te rodeaban, tomaste la decisión que creíste más oportuna. Aceptar este hecho es tremendamente liberador.
 
 
6. Aprende a valorar con flexibilidad. Detrás del castigo casi siempre se esconde una persona rígida que no quiere aceptar que se ha equivocado, al menos no en un aspecto que le resulta tan significativo. No obstante, recuerda que entre el negro y el blanco hay miles de tonalidades. Tener un poco más de flexibilidad mental y alejarse del pensamiento polarizado te ayudará a enfrentar la vida desde una perspectiva más abierta. 
 
 
7. Ten claro quién eres. Las personas que se castigan durante años terminan olvidando quiénes son para convertirse en alguien que simplemente en alguien que carga el fardo de la culpa. A veces, es como si toda su vida se hubiese reducido a ese incidente. Para salir de ese círculo vicioso es importante que recuerdes quién eres y que saques a colación todas tus cualidades positivas. Tú eres mucho más que tu culpa.
 .
Rincón de la Psicología ~ 9:00



.

Ll-pain-chart

Leer más…