Nuestro deber es crear la vida que queremos. Nadie más lo va a hacer por nosotros. Todo se basa en una elección. Elegir actuar y hacer lo que queremos; o no hacerlo.
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Cuando hablamos de que la seducción es un baile, dijimos que los hombres debemos ser líderes. Nosotros guiamos la danza. Es nuestra responsabilidad crear la experiencia como queremos que sea. Si deseamos una maravillosa aventura romántica llena de recuerdos inolvidables y de momentos de pasión, está en nuestras manos el crear toda esa magia.
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Nosotros enseñamos a la gente como tratarnos. Cuando estás con cualquier persona, tú marcas cómo va a ser la interacción desde el principio. Lo que hagas, marcará la dinámica. Tú creas la experiencia.
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Lo que das es lo que recibes. La gente se adapta a tu energía. Da energía positiva y eso recibirás, da negativa y lo mismo. Si usas una voz monótona, la persona enfrente de ti te devolverá una voz monótona y aburrida.
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Debes GUIAR. Cobra vida, anímate más, vuélvete más expresivo, habla con más pasión y excitación, usa más emociones, gesticula, usa más las manos, toca con naturalidad, sonríe más, bromea más, sé más auténtico… entonces ella también se volverá más expresiva, te tocará, sonreirá más, será más auténtica…
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Si lo que haces va a marcar la dinámica, entonces ¿por qué no elegir decir tu verdad desde el principio, ser auténtico, mostrar tu verdadero yo, disfrutar, mantener el ambiente siempre divertido y relajado, y mostrar tu interés en ella sin esperar nada?
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Si tienes una buena autoestima, te quieres, te respetas y das eso mismo a los demás, les enseñarás a tratarte así. Y cuando un comportamiento o algo no te guste, sé asertivo y déjalo claro para que no se repita. Eso es parte de “decir tu verdad”.
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Deja de hacer que los demás se sientan cómodos
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Muchas veces pensamos primero en los demás, en no hacer algo que pueda incomodar a nuestros amigos, nuestra novia, nuestros padres, nuestros compañeros de trabajo… Estamos pensando en hacer todo para agradar al resto, y eso nos va cargando la espalda de obligaciones: promesas que hacemos a los demás, promesas que nos hacemos a nosotros mismos, nuestra carrera, nuestra imagen, quedar bien, lo que van a decir, lo que van a pensar…
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Tenemos miedo de hacer que ellos se sientan incómodos, que algo no les guste. Deja de hacer que los demás se sientan cómodos.
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Un gran cambio en nuestra vida es parar de pensar lo que quieren los demás y pensar: qué quiero yo. No tengas miedo de querer lo que deseas. Y una vez que lo sepas, entonces vete a por ello, no importa lo que te cueste, vete a por lo que TÚ quieres, sin pararte ante nada y sin disculparte.
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