El tener expectativas de las situaciones o de las personas nos daña, nos causa dolor. Si esperamos que algo pase como lo hemos pre-determinado o esperamos que las personas respondan o actúen de acuerdo a lo que para nosotros es lo correcto (o como lo haríamos nosotros), caemos en decepción; por ende tendemos a desilusionarnos y generarnos rabias o tristezas, que las creamos, sin necesidad.
Estamos acostumbrados a esperar. Esperar que nos den, que nos digan, que nos hagan. Pero hay que saber y entender que lo que es de una forma para una persona, no exactamente lo es así para otra. Al esperar actuaciones, palabras, acciones, gestos de las personas y que no nos respondan como lo hemos deseado, solemos caer en críticas y juicios. Criticamos y juzgamos que estuvo bien o no tan bien y eso hace que nos incomodemos con la situación o la persona, ya que no pasó lo que considerábamos que era lo que tenía que ser o pasar.
Considero que podríamos aprender a aceptar las cosas y a las personas tal y como son y tal como suceden. Eso nos evitará malestares, resentimientos, rabias y tristezas que son las que luego, al no saber manejarlas, eliminarlas o liberarlas, se somatizan en alguna parte de nuestro cuerpo y causan lo que comúnmente llamamos enfermedades.
Aprender a aceptar es lo más delicado y esforzado que existe, pues no es una conducta trasmitida por nuestras generaciones, sino más bien un paradigma que se escapa de la mente de las personas. Nos formamos ideas previas según nuestras pautas mentales y creencias de la respuesta a determinada situación y de la salida planificada ante algo que se presente. Nos cuesta mucho entender y asimilar que el universo simplemente Es. Que sigue un orden Divino y Perfecto y que todo sencillamente Es! Es. Es perfecto y es correcto. Nada es malo ni bueno, simplemente ES!
Al comprender y asimilar esta nueva pauta mental, este nuevo paradigma, nos entregamos a que lo que ES. Esto nos libera de la angustia y de la espera y aprendemos a confiar, lo cual nos genera seguridad interior. Nos ayuda simultáneamente a amarnos a nosotros mismos y a entregarnos al orden perfecto de la vida. Entendemos que nuestro creador nos cuida y vela por nosotros y podemos saber que todo lo que pasa es porque es lo mejor. Además podemos aprender a ver a las situaciones como oportunidades de crecimiento, de avance, para cada día ser mejores seres y poder verdaderamente SER!
Por Lic. Magdalena Grimaldi
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