ENVIADO POR "MIRAR LO QUE NO SE VE" Todos queremos la perfección. Aceptamos mal los errores, las deficiencias, las grietas o los deshilados de cada uno. . Nos gustaría ser perfectos, o casi, y mucho más si consideramos esta dimensión aplicada a nuestra pareja o a los hijos. . En el primer caso, con la pareja, suele suceder varias situaciones. Que o bien soñemos con el hombre o la mujer perfecta y queramos adecuar la realidad, que está junto a nosotros, a ese sueño o que en realidad aspiremos a tener lo perfecto en el otro y lo que de verdad tenemos lo veamos siempre como contravalores. . Los defectos solapados y envueltos en dulce caramelo; o las taras agrandadas. . Si son los hijos los que tienen que llegar a la perfección, el proceso se opera distinto porque el amor incondicional nos sitúa en una posición diferente. . Vemos donde no hay y creemos que son realidades los sueños que depositamos en ellos. . No hay que exigir perfección porque es imposible darla. Incluso no es deseable. . Posiblemente lo mejor de la vida nunca está dentro de la raya, en el carril correcto, ni en la nota exacta. . Lo mejor de la vida surge siempre cuando no se espera, ni se programa, ni se proyecta. . Lo mejor de la vida está en la sorpresa de encontrar que en la imperfección, lo mejor que vivimos. . No quiero ni hijos perfectos, ni amores correctos. No me quiero a mi metida en la línea de la perfección juzgándome a cada instante por salirme del camino. . Me doy permiso para ser incorrectamente imperfecta. Y a ver qué pasa… _____________________________________________ CUENTO “Nasrudin conversaba con un amigo. . - Entonces, ¿nunca pensaste en casarte? . - Sí, pensé –respondió Nasrudin. – En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. . Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita. . Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material. . - ¿Y por qué no te casaste con ella? . - ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto…” . |