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EXCESO DE PESO... NECESIDAD DE PROTECCION. Louise Hay

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 El exceso de peso es otro buen ejemplo de cómo podemos desperdiciar muchísima energía en el intento de corregir un problema que no es el real. Es frecuente que la gente se pase años y años combatiendo el fantasma de la grasa, sin poder rebajar de peso. Entonces culpan de todos sus problemas al exceso de peso, que en realidad no es más que un efecto externo de un profundo problema interior, que, por lo que he podido comprobar, es siempre miedo y necesidad de protección.

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Cuando se siente asustada o insegura, o le parece que “no sirve para”, mucha gente se refugia en los kilos extra como una protección.

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Insistir en acusarnos de pesar demasiado, sentirnos culpables con cada bocado que comemos, repetir todos los rituales a que nos sometemos cuando aumentamos de peso, todo eso no es más que una pérdida de tiempo. Dentro de veinte años podemos seguir en la misma situación, si no hemos abordado jamás el verdadero problema. Lo único que habremos hecho será asustarnos más y sentirnos más inseguros, y entonces necesitaremos pesar más para compensar y obtener cierta protección.

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La dieta que da resultado es mental: privarse de pensamientos negativos. “Por el momento vamos a dejar de lado ese problema —les digo a mis clientes— mientras trabajaremos antes con otras cosas.”

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Es frecuente que me digan que no pueden amarse porque son tan gordos que, como decía una chica, “son demasiado redondos en los bordes”. Entonces les explico que tienen sobre peso porque necesitan trabajar en el amor a sí mismos. Cuando empezamos a amarnos y aprobarnos, es sorprendente la forma en que desaparece el exceso de peso.

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Louse Hay

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Las siguientes emociones o estados mentales cuando son excesivas desequilibran a los órganos y vísceras del cuerpo y al revés, un órgano débil predispone a tener desequilibrios emocionales. Como sabemos, tanto los psiquiatras como psicólogos occidentales se enfocan básicamente en el sistema nervioso y el cerebro del enfermo recetando antidepresivos, anti psicóticos, lamentablemente con poca eficacia; la Medicina tradicional China, miles de años atrás, sabía perfectamente que un órgano con un nivel de energía adecuado emite emociones positivas a la mente. Veamos :

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-La melancolía desequilibra a los pulmones y al intestino grueso. Cuando la persona sufre un exceso de melancolía, el apetito disminuye o se empieza a toser con frecuencia, se puede sufrir de estreñimiento y de insomnio o tener incluso dificultades sexuales. Estas personas son propensas a tener enfermedades pulmonares.
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-La angustia afecta al bazo y al estómago. Cuando la persona se encuentra permanentemente pensando o es ansioso en exceso, el bazo y el estómago se verán afectados. Se le congestionará la energía y el sistema digestivo, lo cual provocará pérdida de apetito, flatulencia en el pecho o el abdomen, dolor de cabeza, mareos, insomnio y amnesia (pérdida de la memoria).
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-La ira y las frustraciones desequilibran el hígado haciendo que su energía se estanque, pudiendo provocar palidez en el rostro, frío en las extremidades o confusión mental. Cuando no se equilibra a tiempo tal desarreglo, trae como consecuencia algún tipo de manía y en otros casos hipertensión
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-La tristeza afecta tanto al corazón como al pulmón. Mucha tristeza hace que uno pierda el entusiasmo y la confianza en la vida; estresa el corazón y hace que nuestra energía vital disminuya. El paciente no tiene apetito, puede que tenga tos, no puede dormir y tal vez tenga debilidad o algún problema en las piernas. Muchas veces el amor no correspondido suele ser causa de tisis.
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-El miedo desequilibra a los riñones y vejiga, hace que la energía disminuya y se agote, y puede provocar una pérdida del control de las heces y la orina, diarrea, polución nocturna, convulsiones y trastornos mentales. Puede también causar problemas sexuales o algún tipo de parafilia
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-El susto perjudica el espíritu y el corazón; dispersa el espíritu y malgasta la energía, puede provocar graves palpitaciones, insomnio, falta de concentración, convulsiones, pérdida de la conciencia y trastornos mentales. El susto perjudica también la vesícula y los riñones.


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Maestro: César Ramírez T.

 

www.medicinachinayogaperu.com

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