Dentro del ámbito del inconsciente familiar no existen jerarquías en función del nivel de sucesión o estado. El que sea el abuelo no me hace prioritario sobre los demás. Los roles que uno desempeña son simbólicos y el inconsciente no les da la connotación que se maneja en las constelaciones. Tú puedes asumir en cualquier momento, y de manera inconsciente, el rol de padre sobre alguno de tus progenitores biológicos, hermanos, tios o amigos.
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El componente primordial que se busca resolver por parte del inconsciente familiar tiene que ver con la gestión de una emoción bloqueada que está afectando la situación del árbol al cual tú perteneces. Así que las prioridades no se establecen en función del puesto que ocupas dentro del clan, sino en función de la carga emocional retenida que necesita atenderse.
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Para el inconsciente no existe el yo o el tú. Tampoco el adentro o el afuera. Ni el antes o después. Es atemporal y apersonal... No establece juicios, ni jerarquías o interpretaciones subjetivas… Es colectivo, se ve como un todo… ¿Comprendes?...
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Para el inconsciente no existen las individualidades. Tampoco las interpretaciones con connotaciones religiosas, espirituales o sociales. Su actividad está dirigida por programas biológicos primarios que intentan preservar la permanencia y el equilibrio de la vida. Así que no hay órdenes ni jerarquías, esta es una mera interpretación derivada de creencias religiosas.
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Para el inconsciente todos somos parte de un todo, el árbol. Por tanto nos debemos a este porque somos parte del mismo...“Y si se da un bloqueo emocional que no fue despejado por alguna de sus partes, el inconsciente lo recreará entre otras de sus partes hasta resolverlo”...
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Lo que deseo aclarar con este punto por ser muy importante… “es que nadie está en función de algún miembro, sino del bienestar de un cuerpo que conocemos como el árbol familiar”…
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El concepto de jerarquías es una ilusión que deriva de un incorrecta interpretación de la dinámica del inconsciente familiar y colectivo. Dicho de otra manera, si existen prioridades, estas son en función de la gravedad del desequilibrio energético que se ha ido gestando con la participación inconsciente de los miembros de un árbol.
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Soltemos entonces esa visión lineal que puntualiza un drama dentro de un espacio tiempo, como si se tratase del problema de una sola persona que esta afectando a otros. Cada miembro de un árbol es el producto de los demás. Así que somos un coctel de energías que se recrean indefinidamente. Somos una entidad colectiva que expresa su dinamismo a través de la historia de cada uno de sus miembros. Nuestro gran error es percibir y tratar nuestros conflictos como si se tratasen de un asunto personal que tiene que ver con nuestro valor, acciones, culpas o errores.
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© Ari Shemoth
apuntes (2)
Corre por ahí la creencia popular de que si le cortamos el pelo a nuestro bebé, entonces el nuevo pelo que nacerá lo hará con más fortaleza. Pero ¿cuánto hay de cierto en ello?
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Pues en apariencia, es cierto: cuando cortamos el pelo a alguien, sea o no bebé, su consistencia parece mayor, sobre todo si lo cortamos muy corto, al cero o al uno. Pero sólo en apariencia. Si bien el pelo tiene el mismo grosor tanto en la base como en la punta, a medida que se alarga el pelo experimenta variaciones causadas por el desgaste: por eso las puntas del cabello que es largo se percibe más delgadas y estropeadas que el resto.
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Al raparle el pelo a un niño, lo que queda es la parte del pelo que está en mejor estado: incluso si lo rapamos al cero, los nuevos cabellos también nacerán menos desgastados. Sin embargo, tanto la cantidad, como la calidad del pelo será exactamente la misma. Es decir, que salvo por una cuestión estética (y temporal), cortar el pelo a un bebé no sirve para nada.
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Por cierto, al nacer tenemos una media de 1.135 folículos pilosos por centímetro cuadrado. Pero la cifra cae en picado a la edad de 80 años: 435.
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Este efecto estético no sólo podemos observarlo en el cuero cabelludo, sino en las barbas, incluso de una forma más llamativa: cuando los pelos sobresalen menos de un milímetro, incluso parecen que tengan mucha fuerza, porque ofrecen más resistencia y se pliegan menos que al ser más largos. Cuando la barba crece, entonces es suave y esponjosa como la de Papa Noel. Pero la calidad del pelo continúa invariable. El pelo de la barba puede llegar a medir 30 centímetros, aunque siempre hay excepciones, como la barba de Hans Langseth, de Iowa, que tuvo una barba de 5,33 metros cuando murió en 1927.
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Además, las células del folículo capilar fabrican queratina sin ser conscientes de si cortamos o no el pelo: el crecimiento tiene lugar a partir de la base. Por muy arrán que cortemos el pelo, ello no afecta a estas células. En nuestra cabeza tenemos entre 100.000 y 150.000 folículos pilosos. Los rubios tienen más que los morenos o castaños.
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Axilas: 12.000 pelos.
Pubis: 7.000 pelos.
Cejas: 1.400 pelos.
Pestañas: 320 pelos.
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Los cabellos crecen entre 0,37 y 0,44 milímetros cada día, aunque esta cifra varía según de qué lugar de la geografía corporal hablemos:
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Cabeza: 0,35 milímetros diarios.
Barba: 0,27
Tórax: 0,44
Muslos: 0,29
Axilas: 0,36
Pubis: 0,40
Cejas: 0,16
Espalda: 0,13
Frente: 0,03
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Otra cosa sería que tuviéramos el pelo muy largo o muy maltratado: entonces la tensión que generarían los cabellos sobre el folículo podría llegar a dañar algunas estructuras celulares.
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Abunda en el proceso de crecimiento capilar Pedro Ramos en su libro Anécdotas de médicos:
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El cuero cabelludo es muy similar a una tierra de cultivo (…) El pelo evoluciona por ciclos, de tal manera que el folículo piloso crece continuamente durante 3-5 años unos 3 mm por semana. Pasado ese tiempo, para de crecer durante 3-4 meses y, finalmente, el pelo se cae.
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Su raíz, la del folículo piloso, descansa durante 3 meses para “reponer fuerzas” e iniciar un nuevo ciclo de 3-5 años de crecimiento continuo del pelo. Como cada folículo tiene su ritmo, apenas notamos estos ciclos en el aspecto de nuestro cabello.
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Y hablando de mitos sobre el crecimiento del pelo: sobre la leyenda de que las uñas (y el cabello) siguen creciendo después de muerto, cabe advertir que es completamente falsa. En realidad no crecen, pero visualmente parece que lo hagan porque la carne del cadáver se encoge y provoca que resalten más.
http://www.xatakaciencia.com/no-te-lo-creas/cortarle-el-cabello-a-un-bebe-hace-que-crezca-mas-fuerte
