El meteorólogo Edward Norton Lorenz, estudiaba el comportamiento de la atmósfera, tratando de hallar una fórmula que, partiendo de variables sencillas, permitiera realizar predicciones climáticas fidedignas.
Tras varios intentos, consiguió enunciar una teoría que se basaba en tres variables -el tiempo, la velocidad y la temperatura del aire- y que permitía predicciones bastante fieles. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando observó que mínimas diferencias en los datos iniciales originaban enormes cambios en las predicciones finales.
Es decir, que la más mínima variación en las condiciones de partida ejercía gran variación sobre el resultado final.
Para explicar este hallazgo, Lorenz utilizó un ejemplo: un meteorólogo, mediante cálculos muy precisos y partiendo de unas condiciones exactas, haría una predicción climática aparentemente perfecta. Pero podría equivocarse totalmente por el simple hecho de no haber tenido en cuenta el efecto del aleteo de una mariposa.
Ese inofensivo aleteo inicial podría haber introducido perturbaciones que variaran totalmente la predicción.
James Gleick periodista científico en su best-seller "Caos: La creación de una ciencia", narra el desarrollo de esta Teoría y acerca el concepto del "efecto mariposa" al público en general.
Gleick dijo:
“Si el aleteo de una mariposa perturba hoy el aire de Pekín, puede dentro de un mes provocar una tempestad en Nueva York”.
El ‘efecto mariposa’, podría definirse como que, la más mínima variación en un hecho inicial, a la larga, puede alterar por completo el desarrollo lógico de los acontecimientos.
Basándonos en esta teoría y aplicándola a nuestra vida cotidiana, podemos afirmar que pequeñas “acciones” u “omisiones” pueden originar grandes cambios (positivos o negativos) en nuestra vida
Los pequeños cambios imperceptibles, si no son voluntarios, es decir que no nos damos cuenta de ellos, pueden hacernos desviar de nuestros objetivos y llegar a ocurrirnos como a la rana hervida
Por otra parte los cambios radicales, de un día para otro, como querer adoptar una nueva personalidad, cambiar un hábito muy arraigado o dejar una adicción, generalmente están abocados al fracaso, ya que tras unos días, si el objetivo es difícil, la motivación baja y la tendencia es volver a la situación de origen.
Sin embargo, si introducimos inicialmente pequeñas modificaciones, practicamos y nos retroalimentamos de esta práctica, todo ello nos conducirá a consolidar el cambio y a seguir adelante con el proceso, llegando a obtener los resultados deseados.
Hay pequeños gestos que pueden dar resultados espectaculares en aras a mejorar facetas de nuestra vida: productividad, salud, finanzas, etc...
Ahí van unos ejemplos:
Si siempre llegas tarde. Implementa el hábito de "Levantarse media hora antes". Es asumible. Evitarás salir corriendo, sin afeitar, llegar sin aliento al trabajo. Podrás desayunar algo, quizás hasta ir a pie a la oficina, reducir tu ansiedad, hojear el periódico, llegar puntual. Los resultados serán espectaculares en: tu imagen, salud, información, valoración en tu empresa, todo por media hora de sueño.
Si no consigues ahorrar nada. Establece "Un pequeño plan de ahorro". Por ejemplo: el cambio del café que tomas, deposítalo en una botella vacía de plástico de litro y medio. Te sorprenderás, que de este pequeño gesto mecánico, puedas pagarte unas vacaciones.
Si no puedes evitar llenarte el plato, utiliza un "Plato de postre para comer". Tu salud e imagen se beneficiaran seguro.
Implementar el uso de "Un sencillo método de productividad" u organización, la utilización de una agenda o de un sistema de listas, multiplicará con creces tu eficacia y te liberará de estrés