Definitivamente tenemos muchas maneras de vivir la vida, una de ellas es entendiendo que tenemos una gran responsabilidad con nosotros mismo en lo que respecta a escribir la historia de nuestras vidas, siendo nosotros los protagonistas, considerando nuestros sueños, considerando que debemos cuidarnos, considerando que las personas que pertenezcan a nuestro núcleo, deben cada una tener el lugar que les corresponda, sin otorgarles en ningún momento control sobre nuestras decisiones, nuestras acciones o nuestra vida en general.
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Vivir para complacer a otros puede llegar a ser el camino más frustrante que decidamos transitar, significa dejar nuestras ilusiones de lado y adoptar unas que no nos pertenecen. Si bien es cierto que podemos sentir mucha satisfacción cuando las personas importantes para nosotros se sienten orgullosas de nosotros, también es cierto que cuando generamos ese efecto tratando de adaptarnos a unos parámetros que no concuerdan con lo que queremos, tarde o temprano esa satisfacción se convertirá en frustración.
Todos merecen cariño y respeto por lo que son, sin tener que aparentar nada o encajar en un patrón determinado, no hay una única manera de hacer las cosas, y es muy arrogante pensar que dentro de un universo de posibilidades, la nuestra es la mejor manera. Todos estamos en un camino de evolución y cada uno necesita vivir sus propias experiencias para aprender y crecer, si vivimos esas experiencias tomando como referencia lo que a los demás les gustaría con respecto a nosotros, nos perderemos de lecciones valiosas a lo largo de nuestro camino.
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Nuestras emociones están ligadas a nuestros pensamientos, y ambas cosas son los que terminan desencadenando un estado de estrés, ansiedad o depresión. Cuando no nos sentimos satisfechos con lo que hacemos, porque en definitiva es lo que otro desea, cuando nos presionamos demasiado tratando de encajar, cuando nos importa más qué pueda pensar la gente, en lugar a cómo nos sentimos realmente, generamos en nuestra mente una cantidad de pensamientos que se harán predominantes.
Al tener una tendencia negativa en nuestros pensamientos, nuestro cuerpo reaccionará con las emociones asociadas, y de esta manera nuestro cuerpo nos alertará de que hay algo que no estamos haciendo de la mejor manera o que estamos albergando y alimentando en nuestra mente contenido que nos hace daño.
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Cualquier indicio de malestar emocional nos debe llevar a revisar nuestro estilo de vida, ver a qué le dedicamos tiempo y energía, ver si estamos otorgándonos tiempo para nosotros mismos, ara conocernos, para hacer lo que nos gusta, pero especialmente es una invitación a evaluar qué tan importante es en nuestra vida, la influencia de otras personas y qué lugar en la escala de prioridades le damos.
Esta vida es muy corta como para actuar de extras o para vivir los sueños de otros. Dedícate a vivir cada segundo de la manera más apasionada y persigue tus sueños siempre, en lugar de perseguir la aceptación de los demás.
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Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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