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El genio de la lámpara: momento de tus recompensas

20180307 kikio327154 id144343 1 - El genio de la lámpara: momento de tus recompensas - hermandadblanca.org> Todos somos nuestro propio genio de la lámpara

La vida no es sólo trabajar y cumplir con responsabilidades diarias. De vez en cuando, es necesario que nos otorguemos deseos, como parte fundamental de un sentido de vida feliz y armonioso.

Amigos míos, ¿hace cuánto tiempo no se conceden un deseo personal? Pues ha llegado el momento de brindarnos un regalo al alma y de recompensarnos tras el esfuerzo y buena actitud que siempre la imprimimos a la vida y a todo lo que hacemos.

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Recordemos que de eso justamente se trata la existencia, más allá del crecimiento espiritual que todos perseguimos, están nuestros logros cotidianos y que merecen toda nuestra atención. Aunque sabemos que conceptos como el ahorro y no gastar dinero innecesariamente son importantes, también lo es que destinemos un porcentaje de nuestros los recursos en cosas o actividades que impliquen un auto regalo como recompensa por los esfuerzos exitosamente realizados.

20180307 kikio327154 id144343 2 - El genio de la lámpara: momento de tus recompensas - hermandadblanca.org Para los amantes del contacto con natura, un viaje ecoturístico

Un hermoso deseo que podemos cumplirnos, es ese viaje de ensueño a un destino ecológico que nos brinde aprendizaje y conforte el espíritu.

Desde luego que las opciones pueden ser muy variadas, dependiendo de la personalidad y aspiraciones de cada individuo. Pero ejemplificaremos el actuar de nuestro genio de la lámpara, con el hecho de otorgarnos ese viaje ecoturístico que tanto hemos soñadoLE

El contacto con nuestra madre natura, es fabuloso pues nos acerca a la esencia de quienes somos a la vez que nos recuerda que somos uno con el cosmos y nos enseña fascinantes detalles sobre el bello planeta que habitamos.

Aunque este tipo de recorridos turísticos pueden encontrarse desde precios muy económicos, hasta tarifas elevadas, lo importante es que te permitas ese gustito tan merecido, tras haber cumplido cabalmente con todas tus responsabilidades. Concedernos este tipo de deseos, genera en nosotros fabulosos recuerdos y nos brinda una sensación de sana congruencia al momento de destinar objetivamente nuestros recursos.

20180307 kikio327154 id144343 3 - El genio de la lámpara: momento de tus recompensas - hermandadblanca.org Un concierto de tu banda favorita, es siempre inolvidable

Tu banda preferida estará en tu cuidad y no debes perdértela

20180307 kikio327154 id144343 4 - El genio de la lámpara: momento de tus recompensas - hermandadblanca.org Los pequeños deseos que nos concedemos, también son muy valiosos

No todos los deseos son de rango mayor o necesitan de una inversión mediana o grande.

Algunos placeres de la vida son más accesibles y debemos otorgárnoslos simplemente porque somos cumplidos con lo que hacemos y lo merecemos.

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¿Eres amante de los libros? Pues no esperes más. De cuando en cuando date una vuelta por la librería y descubre esas publicaciones que completarán tu colección. El asunto de ser nuestro propio genio de la lámpara, se define como la importancia de mantener una relación sana y congruente entre nuestra actividad económica y la finalidad de ser productivos. Dicha finalidad ha de estar íntimamente relacionada con otorgarnos aquellos placeres que nos dan alegría.

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La vida no sólo es trabajar. Es necesario que estructuremos mental y emocionalmente, un esquema de valores dirigidos a gozar de la vida, pues sabemos que es mediante el pleno disfrute de las cosas, que encontraremos el mejor camino hacia la divinidad. Siempre bajo un contexto de congruencia y desarrollo personal.

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¿Qué deseo te vas a conceder esta semana?

 

AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org

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NI CASTIGOS NI RECOMPENSAS, SÓLO CONSECUENCIAS

Ni castigos ni recompensas, sólo consecuencias

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En mi opinión, me parece que hay demasiada gente que prefiere recibir las consecuencias derivadas de sus cosas mal hechas como si fueran un castigo divino, un regalo envenenado del karma, o algo inevitable por destino, en vez de tener la honradez y la decencia de asumir de frente, sin esconderse y sin negar su responsabilidad, las consecuencias de las cosas que hizo o las que dejó de hacer.

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Parece que no es serio eso de pensar que hay “alguien”, sea quien sea, o “algo”, que se dedica a seguir tratándonos como niños pequeños a los que se les premia si hacen algo bien y, por el contrario, se les castiga cuando hacen algo mal.
Todos los actos, por acción o por omisión, tienen una consecuencia.

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Es la Ley de Causa y Efecto. Toda causa tiene un efecto. Toda acción u omisión tiene también una consecuencia.
Insisto en lo de “omisión” porque he descubierto que hay personas que se escudan en que no han hecho algo –aunque mejor dicho es que “han tomado la decisión de no hacer algo”, y eso ya es hacer algo: ya han tomado la decisión de “no hacer”- y por lo tanto no tienen por qué tener una penalización.

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No hay que olvidar que existe el pecado por omisión, y que existe el delito por omisión, por tanto “no hacer” está mal o está penado. (Una definición del pecado de omisión es “el bien que podemos hacer y no hacemos”. Frasecita para reflexionar…)
Ahora estamos aquí, o sea que estamos en el Aquí y Ahora.
Quien hace algo que no es lo adecuado va a obtener por ello un resultado, y no es un castigo, sino una consecuencia que probablemente no va a ser agradable.

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Y si lo hace bien no va a tener por ello una recompensa sino una consecuencia lógica que va a ser agradable.
Una consecuencia es un hecho que resulta de otro.

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En mi opinión, no es necesario que haya un Juicio Final que valore lo que es correcto y lo que no –lo que está bien y lo que está mal, para entendernos-, ni es necesario esperar hasta la próxima reencarnación para pagar algo que se produzca en ésta, ni hace falta llegar hasta el Tiempo de los Arrepentimientos cargado de motivos por los que penar.

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Es hoy, en este instante, en este momento siempre a punto de extinguirse, cuando uno tiene que obrar del modo adecuado que le procure la satisfacción de lo bien hecho, que le deje el alma en paz –aún cuando se equivoque-, y que lo pueda dar por extinguido sin necesidad de arrastrarlo inconcluso durante el resto de su vida.

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Ni hay castigos por parte de un juez cruel y sanguinario, ni por lo que se hace se acumula un mal karma para más adelante: es en esta vida donde se ha de gozar o padecer los resultados de los actos. Y esos resultados se derivan de los hechos. Bueno… esta es mi opinión.

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Obra con buena intención –aunque te equivoques-, y eso será tenido en cuenta a la hora de los resultados que recibirás por ello.

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Pero tenlo claro y no culpes a nadie por ello: lo que siembras, recoges.

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Ni castigos ni recompensas: sólo consecuencias.

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Te dejo con tus reflexiones…

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(Y si te ha gustado, ayúdame a difundirlo. Gracias)

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Desconozco su autor

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Fuente: Energías Femeninas

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