En un antiguo monasterio había un discípulo consternado porque mientras algunos de sus compañeros lo elogiaban, otros lo criticaban. Esto le afectaba profundamente en su estado de ánimo que oscilaba arriba y abajo…
Cierta vez caminando por los jardines del monasterio vio a uno de los viejos maestros, que daba sus enseñanzas transitando por allí. Se acerco, se puso a su lado, y le dijo:
– Maestro, un grupo de condiscípulos suele elogiarme ante mis actos, y yo me siento pleno.
–
- ¿Qué hace el otro grupo? (preguntó el sabio maestro)
– El otro grupo me critica, me subestima.
- ¿Y que te sucede muchacho?
– Caigo a lo más profundo, pierdo la confianza en mí.
El joven al decir esto espero una respuesta del maestro. El maestro lo miro, siguió caminado, el muchacho siguió a su lado, de repente el anciano se detuvo dio media vuelta lo miro a los ojos y le dijo:
– Ve al cementerio.
- ¿Al cementerio?…pregunto asombrado el muchacho.
– Si, ahora mismo ve al cementerio…
llega hasta la mitad, observa todas las tumbas y entonces ponte a proferir insultos a los muertos.
- ¿A los muertos? Pregunto aun más asombrado el joven.
-
– Si, a los muertos… Es mi orden, ejecútala ahora mismo.
–
El muchacho fue al cementerio, llego al centro del cementerio y mirando a las tumbas, comenzó a insultar a los muertos, de una y otra manera… y cuando termino, regreso. Encontró a su maestro en el mismo lugar y le explico lo sucedido.
– ¿Y que sucedió? ¿Qué dijeron los muertos ante tus insultos? Preguntó el sabio maestro.
–
- Nada, ¿Que iban a decir?
– Entonces regresa, dijo el sabio.
- ¿Regresar? Pregunto el joven sin entender le que sucedía.
-
– ¡Sí! regresa al mismo lugar, observa las mismas tumbas, y comienza a lanzar elogios a todos los muertos…
–
– Las mejores palabras que puedas encontrar en tu boca, díselas.
–
Y así hizo el discípulo, fue hasta allí…
No comprendiendo el mensaje del maestro, y cuando hubo terminado todo lo indicado, regreso. Y nuevamente lo encontró.
– ¿Y que respondieron ellos ante tanta alabanza? Dijo el maestro.
–
- Nada respondieron… ¡Si están muertos! contesto el joven.
-
– Entonces… Se como los muertos. Que ni el elogio de los vivos te ensalce, que ni la crítica de los vivos te rebaje…
“Criticamos En Los Otros Lo Que Nosotros Somos.”- Alejandro Jodorowsky
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