La idea de la enfermedad como programa creado milenios atrás de nuestra evolución ante la supervivencia y que se activa ante la crisis de vida o muerte, es una idea que va penetrando y aceptando por mucha gente en los momentos actuales. Ya no se trata de eliminar las consecuencias de esa activación, (tumor, úlcera, disfunción) sino de trabajar sus causas.
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Por ejemplo, una persona sufre una gripe. La persona tapa sus fosas nasales inhibiendo la función de oler a los demás. Tose gruñendo y avisando al entorno que se alejen de su territorio. Estornuda alejando a los otros de echarles lo mocos.
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Cae dolorido y agotado por una carga que no puede transportar ni deshacerse de ella. Así se establece ante situaciones de amenaza a su territorio una amenaza de supervivencia con un fin determinado que es de ayudar al sujeto a superar una exigencia, una agresión o una insatisfacción La persona logra una pausa para no desbordar su mecanismo de estrés y poder recuperarse luego de un breve periodo de descanso.
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Aún cuando se siga interpretando como un virus, cada vez hay más conciencia de la situación conflictiva previa que acusa la persona. Lo importante es que se va tomando conciencia de cómo el organismo pone límites a las actitudes irresponsable del hombre que pone en peligro la supervivencia.
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Excederse en el trabajo
No poder corresponde a sus compromisos económicos
Obsesionarse con finalizar un examen
Se siente invadido por su pareja cuando se cuestionan sus ideales y creencias
Debe separarse de su pareja
Tomar decisiones en el campo afectivo y laboral.
Tomar decisiones en el campo afectivo y laboral.
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Todas estas situaciones cotidianas que son evaluadas por nuestro cerebro analítico constantemente, va generando la búsqueda de soluciones. Cuando nuestro análisis se ve desbordado o cuando un hecho nos sorprende es nuestro cerebro emocional quien responde a estas incitaciones. Al tener que enfrentar esas circunstancias será interpretado por ese cerebro (emocional) como una cuestión de supervivencia.
Todas estas situaciones cotidianas que son evaluadas por nuestro cerebro analítico constantemente, va generando la búsqueda de soluciones. Cuando nuestro análisis se ve desbordado o cuando un hecho nos sorprende es nuestro cerebro emocional quien responde a estas incitaciones. Al tener que enfrentar esas circunstancias será interpretado por ese cerebro (emocional) como una cuestión de supervivencia.
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Las conexiones entre nuestro cerebro emocional y las respuestas físicas son directas. Ante la activación de estas vías se generan cuatro tipos de respuestas: huir, atacar, inmovilizarse o someterse.
Las conexiones entre nuestro cerebro emocional y las respuestas físicas son directas. Ante la activación de estas vías se generan cuatro tipos de respuestas: huir, atacar, inmovilizarse o someterse.
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En el caso de la gripe es una combinación de estas respuestas: atacar (tos), huir (congestión nasal), inmovilizarse (dolor agotamiento) someterse (estar en cama).
Esto es un breve bosquejo del conflicto que puede ocasionar un desequilibrio emocional desencadenando una enfermedad.
Energìas Femeninas
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