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CAPÍTULO 13 - RECONCILIARSE CON LOS YOES DEL PASADO

Este es el capítulo 13 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“No soy lo que me ha pasado. Soy lo que decido ser”.
(Carl Jung)

“La reconciliación es la manera más rápida de cambiar tu vida”.
(Mark Hart)

“La verdadera reconciliación no consiste solamente en olvidar el pasado, sino en construir una relación prospera”.

Todos guardamos y mantenemos representaciones vivas de nuestros yoes del pasado.

Son imágenes etéreas de diferentes épocas de nuestra vida –pero que se mantienen vivas en el inconsciente y afectándonos o influyendo- y representan diferentes estados y vivencias por los que hemos atravesado.

Algunas personas se sienten en paz consigo mismas, satisfechas, y reposan en la parte del recuerdo y del pasado donde hemos almacenado las cosas de las que nos sentimos complacidos y a gusto.

En cambio, con los yoes que representan aquellas actitudes y hechos de los que no nos sentimos orgullosos, aquellas de las que hasta negamos la autoría, hacemos dos cosas opuestas: o las dejamos a la vista, les sacamos brillo cada día para que no se nos olviden, nos las restregamos continuamente, sacamos punta a sus espinas y rellenamos su depósito del veneno, todo ello para satisfacer a nuestro masoquista interior, o bien las escondemos bien escondidas en un lugar al que no queremos regresar.

En el primer caso, si no somos capaces de sacar ningún provecho y sólo nos recreamos de un modo depravado en su repetición regodeándonos en el auto-reproche, el acto es inútil, se vuelve en nuestra contra, mina nuestra autoestima, nos enfrenta a nosotros mismos, y nos enzarza en una guerra en la que siempre somos perdedores. Por todo lo expuesto, sería conveniente tomar otra actitud y dejar de insistir en ese castigo maquiavélico y perverso.

En el segundo caso creemos, equivocadamente, que no hablando de ello, negándolo, o intentado olvidarlo, dejará de molestarnos, se diluirá en el pasado y desistirá de pedirnos cuentas.

Un error. También.

El que no nos acordemos conscientemente de ello no quiere decir que no nos esté afectando de un modo inconsciente.

Y no hay que olvidar que el 99% de nuestros actos y pensamientos, se gestan y deciden en el inconsciente o en lo inconsciente.

En realidad, esos yoes, latentes y asomándose sólo de vez en cuando, esperan una explicación que les redima del pesar que les apesadumbra al saber que vivieron actos o actitudes que negamos. Se sienten culpables.

Son cosas que hicimos hace tiempo –por tanto no las hizo el yo que somos hoy sino otro yo del pasado- y que se hicieron –posiblemente- sin mala intención y sin mejor conocimiento, pero nos exigimos responsabilidades como si fuéramos expertos.

Esos yoes que ahora rechazamos, de los que ahora se arrepiente nuestra conciencia, no entienden que se les trate como apestados de los que es mejor renegar. Se sienten traicionados y abandonados. Y mientras van minando poco a poco nuestra actual autoestima.

Ahora, cuando se pueden asomar a nuestra memoria, nosotros reaccionamos tratando de esconderlos de nuevo en lugar de acogerlos o de reconocerlos en vez de negarlos, y les condenamos al silencio sin aclaraciones en vez de hablarles para darles una explicación de lo sucedido.

Sus porqués no obtienen respuestas.

Esos yoes que alguna vez fuimos, injustamente acusados ahora, buscan reconciliarse con nosotros, quieren que los comprendamos haciéndonos ver que forman parte de las experiencias por las que hemos tenido que pasar, que son parte innegable de nuestro pasado, que necesitan ser comprendidos y acogidos, que no merecen nuestra desaprobación porque no les tocó hacer una parte que ahora resulta desagradable, y que son nuestros yoes como los otros a los que ensalzamos.

Una de las formas útiles de reconciliarnos con nuestro pasado, del que somos, no lo olvidemos, responsables únicos, es la que expongo:

Se trata de conseguir una relajación adecuada, en un sitio en el que no vayamos a ser molestados, con bastante tiempo libre disponible, y en el modo que tengamos por costumbre hacerlo.

Una vez relajados, sin ninguna expectativa de lo que “tiene” que suceder –porque si nuestra mente está pendiente de que suceda algo concreto no será una relajación auténtica, y puede que nos estemos “inventando” lo que suceda a continuación-, y sin ninguna prisa –porque lleva tiempo conectar y porque quizás no suceda algo la primera vez, o tarde en aparecer, y, además, es conveniente repetir el ejercicio en varias ocasiones porque en cada ocasión nos puede mostrar algo más-, y sin permitir que la mente consciente intervenga tratando de analizar lo que está sucediendo –porque si dejamos que una parte del consciente intervenga, entonces no estaremos en el lugar del inconsciente al que queremos llegar-, entonces es el momento de observar qué yoes van apareciendo, y qué nos cuentan.

Para que sea eficaz hay que entender que en este trabajo lo que se produce es el encuentro con los yoes y en ese nivel, que es donde está el conflicto, y no se resuelve desde el pensamiento o la razón. No hay que estar pendiente de que no se olvide nada de lo que vaya a suceder. De lo que haya que acordarse, nos acordaremos.

La primera regla es que en esa “meditación/relajación” hay que ponerse a la altura física de quien aparezca. Si es un niño, hay que agacharse hasta que nuestros ojos estén frente a los suyos-. La segunda regla es que hay que escuchar lo que nos quiera decir, con palabras o sin ellas, con gestos o con sentimientos, y no hay intervenir hasta que termine. No hay que estar a la defensiva, ni culpabilizar a algo o alguien ajeno –las circunstancias, el destino, los otros, etc.-, sino explicar, en un tono sosegado y de modo que esté a su nivel intelectual, el porqué de aquello que le tocó hacer, o sea, de lo que se hizo en aquel momento.

Las explicaciones, básicamente, son las mismas para todos. “Hiciste lo que creíste que tenía que hacer, o lo que suponías que eras lo mejor, o lo que permitieron hacer las circunstancias, con el conocimiento y la experiencia que tenías entonces. Te lo agradezco igualmente, aunque el resultado no fue el que deseara. Te acojo con amor en mi vida porque formas parte de mí”. El texto se debe modificar al gusto de cada uno, porque si uno se habla con palabras que no son suyas, o de un modo que no es habitual, el yo puede creer que no hay sinceridad.

También es interesante tener unas preguntas preparadas, para ver si se puede conseguir respuestas que nos clarifiquen alguna duda.

Cuando se termine “la conversación”, cuyo final no hay que precipitar para que quede perfectamente resuelto, hay que ofrecer un abrazo al yo, y si lo acepta, podemos dar el asunto por resuelto.

Si acepta el abrazo, que sería lo lógico, conviene que sea muy real, que lleve todo el amor que seamos capaces de transmitir, que sea lo más sincero que hayamos hecho en nuestra vida, y si notamos que nos abraza con la misma pasión que nosotros ponemos, o captamos una sonrisa, un asentimiento, una relajación en su gesto, una palabra que nos lo confirme, entonces es momento de disfrutar el abrazo, de saborear la reconciliación, y entonces es cuando hay que apretar más el abrazo, hasta que el yo se integre en nosotros y pase a formar parte indisoluble de nosotros –y nosotros en él-, dejando de ser un ser etéreo que vaga perdido.

Si no lo acepta, tal vez sea porque no se crea lo que le estamos diciendo, así que puede ser que falte sinceridad por nuestra parte, o que esté demasiado resentido. Lo que hay que hacer es volver otro día, para ver si se ha ablandado y ha comprendido nuestra intención y voluntad.

En cualquier caso, cuando tengamos la sensación de que ya está resuelto conviene comprobarlo, haciendo preguntas directas como, por ejemplo: ¿Qué necesitas?, ¿qué puedo hacer por ti?, ¿te queda alguna duda?

Hay otra versión de este ejercicio, que es buscar intencionadamente uno de esos yoes con los que queremos relacionarnos especialmente porque queremos arreglarlo. En ese caso podemos llamarle, o “forzar” un poco, sólo muy poco, la imaginación para que se presente. Y si no llegamos a verle con forma, pero le intuimos, es suficiente. El proceso posterior es el mismo.

No pienses en lo que has leído. Sólo observa si en algún momento durante estos últimos minutos has sentido dentro de ti, de un modo que no necesita explicación, que todo esto puede ser verdad y puede ser así.

En ese caso, y si lo deseas, ponlo en práctica.

Francisco de Sales

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CAPÍTULO 12 – EL SENTIDO DE LA VIDA

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CAPÍTULO 12 – EL SENTIDO DE LA VIDA

Este es el capítulo 12 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Tal vez la propia vida no tenga sentido por sí misma
y es cada uno, con su Libre Albedrío, quien tenga que dárselo”.

“¿Y si el sentido de la vida fuera poner la atención
y las emociones en el disfrute de la Creación de Dios?
¿Y si simplemente fuera ser espectadores de lo Divino?”

“Cuando el hombre ignora sus fuerzas espirituales,
sale de Sí buscando el sentido de la vida en la seguridad,
en los estímulos secundarios y en la satisfacción de los impulsos.
El ejercicio del silencio le permite reencontrarse”.
(Dürckheim)

“El esfuerzo por encontrar significado en la propia vida es la principal fuerza motivadora de los seres humanos. Sin significado, sentimos que no tenemos por qué vivir, nada que esperar,
ninguna razón para esforzarnos por nada.
El significado nos da la dirección en la vida”.

“Hay quien cree que el cosmos entero tiene significado,
y que nuestra labor consiste en descubrirlo;
que Dios tiene un plan y nosotros formamos parte de él.
Otros creen que no hay un significado o diseño general último,
y que sin embargo es necesario que nos inventemos
algún significado en la vida para poder sobrevivir”.
(Frankl)

“Quien tiene por qué vivir, puede soportar casi cualquier cómo”. (Nietzsche)

“La ausencia de significado en la vida desempeña un papel decisivo
en las causas de la neurosis. Una neurosis debe ser entendida,
en última instancia, como el sufrimiento de un alma
que no ha descubierto su significado”.
(Jung)

“El sentido de la existencia humana es ser testimonio
de lo divino en este mundo”.
(Dürckheim)

La palabra “sentido” tiene muchos significados, pero aquí nos limitaremos a “dirección, razón de ser, finalidad”.

Cuando alguien habla del sentido de la vida sin duda está especulando desde un punto teórico, porque cuando se habla de la vida generalmente se habla como de algo externo y ajeno; algo que está ahí pero parece como que no nos concierne directamente: es como si estuviésemos comentando lo que nos ha parecido una película que hemos visto.
La forma correcta de encarar esta importantísima y trascendente cuestión es concretizar y ceñirse al sentido de “mi vida”. Cuál es el sentido de MI VIDA.
Sólo es útil, productivo, clarificador, o enriquecedor, cuando me lo aplico A MÍ y lo concretizo CONMIGO.
Cada vida es distinta y tiene un sentido distinto.
Se trata de buscar el propio, el que satisfaga a nuestro Uno Mismo personal; el que deje paz y confianza en el alma.

LA RAZÓN DE TU PROPIA EXISTENCIA SOLAMENTE LA ENCONTRARÁS EN TU INTERIOR.

“No estoy aquí para conmover ni para satisfacer al resto del mundo ni para cumplir sus expectativas. Estoy aquí para vivir mi vida en las condiciones que me hagan feliz”.
Este es un buen punto de partida.
Suena tal vez un poco egoísta, pero no lo es.

Recuerda: ahora mismo lo que buscas es el sentido de TU vida.

Y esto es lo más importante: nada de una inútil humildad disfrazada de una falsa modestia. Nada de seguir aplazando Tu vida y dando prioridad a otras cosas. Ahora mismo nada es más importante que tú y nada requiere más tu atención porque nadie puede hacerlo por ti.

¿Por qué no te pones ya a buscar, de verdad, el sentido de tu vida?

REFLEXIÓN COMPARTIDA

¿Cuál es el sentido de mi vida?
Cada persona que quiera responder a esta pregunta habrá de hacerlo en nombre propio y dirigiéndola a su propia conciencia. No ha de servirle una respuesta ajena, aunque suene muy bien, salvo que la use provisionalmente y como punto de partida hacia el encuentro de la que sea exclusivamente suya. Nadie ha de conformarse con una que satisfaga a su mente pero no a su Ser. Nadie ha de rendirse, nunca, hasta haberla hallado. Y el día que la encuentre no ha de conformarse con guardarla, sino que tendrá que dejarla en libertad para que pueda seguir creciendo y buscando más matices, para que algún día pueda llegar hasta su motivo más recóndito y último, hasta su máxima y más clara expresión, y así uno pueda emprender el viaje de regreso con la satisfacción del deber cumplido y el proyecto realizado.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Mientras estamos encarnados, uno de los grandes desórdenes –y tal vez el que crea más conflictos y dudas- es no saber hacia dónde vamos y saber si llegaremos o no.
El sentido de la propia vida se va descubriendo cuando en vez de sabotear nuestro crecimiento aceptamos las experiencias que la vida nos quiere ofrecer y atendemos a las demandas de nuestra necesidad interior de completamiento.
Creo que todos escuchamos de vez en cuando una voz interior que nos insinúa sin palabras -sólo como una vaga inquietud, como un leve desasosiego que no termina de concretarse- algo que viene a decirnos que en la vida tiene que haber algo más que nacer, vivir y morir.
Tiene que haber algo más, pero ¿qué es?, ¿por qué no es todo más fácil y más concreto?, ¿por qué parece que cada pregunta que nos hacemos en vez de encontrar una respuesta lo que encuentra son muchas más preguntas?, ¿no podría ser todo más claro?, ¿no podría haber un Servicio de Atención al Desorientado en un Departamento Espiritual que aclarase las dudas y respondiese a las inquietudes?
La experiencia dice que es una sensación que puede acompañarnos durante el resto de la vida y esto, que suena a maldición o pesada carga, tiene otra lectura, mucho más atinada, que es la vocación de mantenernos en continuo crecimiento.
Richard Bach dice: “He aquí una prueba para verificar si tu misión en la Tierra ha concluido: si estás vivo, no ha concluido”.
El hecho de que sigamos en vigilia espiritual constante es una bendición.
El hecho de que cada época de nuestra vida nos siga exigiendo una respuesta de ese momento para ese momento es una incomprendida maravilla. No tiene el mismo sentido la vida a los tres años que a los ochenta, ni a los cincuenta es el mismo que a los veinte.
Busca el sentido de TU vida.

VISTO DE OTRO MODO

¿Cuál es el sentido o el motivo de mi vida?
Si mi vida se ha formado y tiene existencia pero no hay una buena razón tras ello, quedará un pobre motivo para justificar su creación. ¿Sólo nacer, vivir y morir?, ¿para qué?, ¿y por qué?, ¿qué o quién me hace nacer y con qué motivo?, ¿qué o quién me utiliza y con qué fin?, ¿por qué voy a estar en este mundo, con este cuerpo, con estas dudas?
Si no encuentro una respuesta auténtica -sencilla pero grandiosa- con la suficiente fuerza como para que sostenga sobre ella todas las dudas que le pueda echar encima, me sentiré utilizado, frustrado, falto de la libertad que se me supone. Me sentiré insignificante, marioneta, capricho de un Creador juguetón e irresponsable que se divierte haciéndome creer que soy alguien y que vivo, cuando en realidad soy el grano de arena más enterrado del desierto. Debo seguir incansable con la pregunta hasta que halle el verdadero motivo, hasta que tome contacto con esa parte de Mí que sabe todas las respuestas y conoce todos los porqués. Dentro de mí hay -y estoy absolutamente seguro- alguien que es más YO que yo mismo, como dicen que decía San Agustín; alguien que SÍ sabe, alguien que dirige el destino con mano firme, alguien con seguridad, consciente hasta el infinito, sabio entre los sabios. Alguien que ya conoce el Camino.
Por eso, si no encuentro en este momento las palabras que definan el sentido y el motivo de mi vida, sí que tengo que tener un sentimiento muy seguro, no inventado, de que el motivo es sublime, o por lo menos lo suficientemente profundo como para que sea válido el esfuerzo y el penar que me produce no conocerlo ahora. O no recordarlo.
De todos modos, voy a probar de otra forma. ¿Cuál es la razón de ser de mi vida? y vuelvo a lo de antes… ¿nacer, vivir y morir?, ¿solamente?, ¿nada más?... no puede ser.
Aquí hay una gran Creación que no puede ser un sinsentido. El Universo, la rotación de la Tierra y el agua del mar que no se cae, el nacimiento de una persona a partir de un microscópico espermatozoide, las aves que consiguen desplazarse por el aire, la alimentación que se convierte en energía, los árboles, la lluvia, el cielo, la noche y el día…
Hay demasiado esfuerzo y demasiada sabiduría en todo esto como para que luego sea sólo nacer, vivir de cualquier modo, y morir… ¿o acaso es muy pretencioso creer que hay algo más?... ¿somos solamente hormigas de dos piernas?... ¿terminamos donde acaban las preguntas?... ¿cuál es la razón de mi vida?

OTRAS REFLEXIONES

Quizás deba hacer un breve resumen de mi vida.
Nací hace muchos años. No recuerdo los primeros (me pregunto ahora dónde estaban entonces mi capacidad de recordar y mi mente). Fui al colegio, me enseñaron cosas útiles para manejarme con el mundo pero no me enseñaron a amar ni a comunicarme con el corazón; conocí amigos, luego chicas, me reía, probaba experiencias, me hice más mayor y conocí una situación a la que llamé –equivocadamente- amor; después el servicio militar y al terminar retomé los planes de futuro, sin saber lo que era el futuro, ni cuánto de largo, y me comprometí en una iglesia para el resto de la vida, sin saber lo que era “el resto de la vida”.
En medio, más cosas, por supuesto. Hijos, suegros, visitas, veranos, pagar la hipoteca del piso, mucho trabajo, noches difíciles, desatinos, silencios, arrugas, años perdidos, y un día, sin saber cómo, se presenta de golpe, con toda su crueldad y su crudeza, una sensación que insinúa que no es sólo esto lo que quiero y que aquí falta algo, que se va gastando el tiempo y aún no sé por qué vivo, que se me escapan detalles muy gordos, que no estoy tranquilo, y entonces pronuncio una de las grandes preguntas… ¿cuál es el sentido de mi vida?
Espero sonriente una aclaración, pero se va pasando el tiempo y la sonrisa se convierte en mueca. Acabo de darme cuenta de que nunca debería haberme hecho la pregunta. Me voy dando cuenta de que se han instalado en mí unas inquietudes y unas dudas que parirán -como conejas incansables- miles de dudas más. Me llevo, inconscientemente las manos a la cabeza. Me pesa la vida como no la había hecho antes. Me pregunto para qué me habré metido a buscar esto de la trascendencia o la espiritualidad o lo que sea, y no sé lo que quiero decir cuando digo “esto”.
Antes, antes de la pregunta me refiero, cuando vivía en la ignorancia de la metafísica y la Existencia con mayúsculas, cuando mis grandes preocupaciones eran el sueldo que no me llega para todo y dónde iremos las próximas vacaciones si podemos, parecía todo más sencillo y era más tranquilo.
Ahora, después de la pregunta me refiero, no sé ni lo que pienso. Sé que quiero encontrar algo más y, en el fondo, me alegro de no conformarme con lo que les sirve a otros y creo que no me importa el precio emocional que voy a tener que pagar, porque sé que cuando encuentre lo que busco, tendré una vivencia más amplia y llena de sentido. Del sentido de la vida.
Y, en último lugar, reviso la otra posibilidad de la pregunta: ¿cuál es la finalidad de mi vida?
Una de ellas, y no es humor negro, es morir.
Esto es fácil. Está al alcance de cualquiera y no hay que hacer esfuerzos. Demasiado sencillo. Demasiado intranscendente porque no hay otra posibilidad ni otra elección. Es, simplemente, esperar a llegar con el tiempo. Tiene que ser otra la finalidad de mi vida.
Por ejemplo… la realización del Ser que soy en esencia y en potencia. Hacerlo realidad y manifestarlo. Ser Yo Mismo. Y yo, ahora, apuesto por esta.
Cualquier otra finalidad se puede desmontar hasta dejarla en la mentira que la sustenta; cualquier otra será una temporalidad y no una finalidad; cualquier otra no ha de perdurar si no sobrepasa lo material y lo vacío.

RESUMIENDO

No hay una respuesta universal para la gran pregunta. Es otra de esas cuestiones personales e intransferibles que no te deja más remedio que resolver tú solito. Hay exactamente tantas respuestas como personas. Lo que te garantizo es que tienes que averiguarlo porque si no lo haces llegarás al Tiempo de los Arrepentimientos, te encontrarás con la sensación de que has desperdiciado de algún modo tu vida porque verás que la has llenado de vacíos. Te harás un Juicio Final antes de que llegue el fin de tus días, y encontrarás que el resumen no te parece satisfactorio. “Dios mío, ¿qué hice con mi vida?”, te preguntarás. Tendrás entonces la pesada carga de ver que ya no hay marcha atrás, que es irremediable, y te pasarás el poco resto de vida que te quede en la desazón y el arrepentimiento continuo.

BUSCA UN SENTIDO A TU VIDA QUE TE PERMITA SENTIRTE ORGULLOSO DE ELLA Y DE TI MISMO. TU SENTIDO DE TU VIDA.

Esa es tu tarea. Sin duda.

(Si quieres un poco más de información, lee cuando se publique el capítulo titulado EL PLAN DE VIDA).

Francisco de Sales

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Namasté

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CAPÍTULO 11 – EL CAMINO

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CAPÍTULO 11 – EL CAMINO

Este es el capítulo 11 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida”.
(Jesucristo)

“La piedrecita y el bache son parte del Camino.
Los obstáculos y tropezones nos recuerdan que estamos en él.
El presentir una meta nos emociona.
Detenerse a ver el paisaje anima a seguir hacia delante,
para ver más y más.
Un descanso no significa una renuncia,
sino acumular fuerzas para el resto”.

“El motivo y la meta están claros,
pero cómo sea el Camino hasta llegar depende de nosotros”.

“Ten mucho cuidado de que tu Camino no sea una cárcel”.

“No trates de cambiar tu deber por el de otro, ni descuides tu trabajo por hacer el de otro. No importa lo noble que éste pueda ser. Estás aquí para descubrir tu propio camino y entregarte a él en cuerpo y alma.” (Dhammapada, Buda)

“Ningún Camino que lleve a la felicidad es bueno
si no se es feliz durante el trayecto”.

Sólo vamos a hablar del Camino con mayúsculas. El Camino grande, aunque no sea el camino fácil, el que puede ser amplio o sinuoso, floreado o enzarzado, por el que se puede ir cantando ilusionado o regándolo de lágrimas. Es el Camino inevitable que alguna vez tienes que emprender, en el cual una vez enfilado no vale darse la vuelta y volverse.
Es imposible hacer este Camino si vas cargado de ambiciones y orgullo. Y es desesperante si vas buscando la meta con ansiedad.
Hacerlo, requiere la desnudez absoluta de todo aquello que no sea Uno Mismo.
Requiere deshacerse de las capas que te aíslan, de los miedos que te oprimen, de las dudas que te angustian… y requiere borrar de la intención la necesidad de llegar urgentemente al final, porque es un Camino largo y porque lo importante del Camino es hacerlo, conociendo y experimentando cada uno de los pasos.
El propio Camino es el motivo del Camino; la meta no ha de ser la motivación.
En mi caso, y después de 30 años caminando, sé que no he llegado a la meta y además estoy seguro de que nunca voy a llegar… afortunadamente.
Me parece emocionante y motivador saber que todavía hay cosas en mí que me son desconocidas, cosas que podrán ser mejoradas y con ello acercarme a mi Paz y hacerme vivir emociones y sensaciones ahora desconocidas, nuevas facetas por descubrir, más posibilidades de seguir hermanándome conmigo…insisto… en mi caso el Camino es lo que enriquece.

Cuando inicias el Camino y pones enteramente tu voluntad a su servicio observas con asombro que entonces es el Camino el que se mueve bajo tus pies; ya no tienes que hacer otra cosa más que no oponerte e insistir en la atención a lo que te pase, lo que sientas, lo que vivas.
Si acaso, cuidado con vigilar que tu ego no se inmiscuya en este proceso en el que no tiene motivo ni cabida.
Cuando se decide iniciar el Camino, con auténtica confianza, con fe y vocación, no hace falta estar vigilando preocupadamente por dónde vas, porque una cohorte de angelitos al mando de tu Yo Superior te cuidarán y vigilarán para que llegues intacto y sigas creciendo, como en un cuento mágico, a cada paso que des.
Si tienes que esforzarte para seguir el Camino es que lo has perdido.

El Camino Iniciático, el que te lleva a descubrir lo profundo, lo hermético que hay en ti, lo desconocido que eres tú, es un proceso que requiere honestidad, pureza, un profundo amor hacia ti mismo, dedicación, cuidado… y Amor y más Amor.
Comienza, con poca intensidad y sin que te des cuenta, en tu nacimiento. Es una trayectoria invisible y los pasos que des se notan muy poco y nunca de un día para otro. Sólo cuando lleves un tiempo y hayas hecho un trecho largo podrás mirar hacia atrás y darte cuenta.
Ese devenir, ese llegar a ser el que aún no eres, según dice Dürckheim está relacionado con la experiencia del Ser y con el esfuerzo por retomar la unidad con Él, y es un trabajo sin descanso hasta alcanzar un grado que te transforme como persona, hasta que llegues a una relación íntima con lo Absoluto que no se base en una creencia, sino en la presencia, cada día más notable, de la trascendencia que distingue a la persona total.
Decía Dürckheim que “al ir avanzando en el Camino, el ser humano se siente, a pesar de su imperfección, cada vez más ligado a lo divino, y marcado con el sello de lo sobrenatural”, porque el Camino es la vía de regreso al origen, a la auténtica naturaleza, a casa. A ningún otro sitio va el Camino del que te hablo.
Decía también que, “tras sesenta años de búsqueda incansable y práctica, de conocer varias religiones y disciplinas, que todo lo hecho, vivido, buscado, sentido, experimentado, comprendido en toda su vida, se podría resumir en una frase: Dejarse encontrar por Dios”.
Aprendió que “no es necesario hacer, sino confiar; tener la seguridad de que cada uno de nosotros estamos cuidados con total atención y exquisito mimo por Dios; creer sin fisuras en el Amor del Padre que no permitirá que no se cumpla el buen destino de cada uno; estar abiertos, receptivos, ávidos de lo que la vida nos vaya poniendo por delante, viviendo en cada momento la experiencia que nos proponga ese momento; no oponerse a la realización de la Creación Divina, en la que de alguna manera estamos participando”.
Hay que encontrar el difícil equilibrio entre confiar y querer ser el controlador obsesivo y riguroso del propio Camino.

EL CAMINO ES LA PROPIA VIDA DE CADA UNO Y NO HAY ATAJOS: LO QUE DURA LA VIDA ES LO QUE DURA EL CAMINO.

Los obstáculos forman parte del Camino. Son inevitables.
Los vas a encontrar siempre y no has de preocuparte por ellos. Cuando se presentan, y con la fuerza y conocimientos o inspiración que tengas en ese momento, los resuelves.
No es posible hacerlo antes.
Hasta que no aparezcan y te encuentren no sabes su magnitud o su ridiculez.
No es necesario planificar fórmulas para evitarlos. Es mejor que seas consciente de que existen y ante cada uno de ellos tomar la actitud que consideres adecuada.

Usaré el Camino como metáfora: si el obstáculo es pequeño, salta por encima de él, pero no menosprecies el salto, porque un pequeño error de cálculo, y al caer puedes hacerte daño. Si el obstáculo es mediano, puedes apartarlo, aunque requiera un pequeño esfuerzo, o puedes valorar la opción de rodearlo. Si es enorme, plantéate serenamente si debes pararte y pensar, si debes pasar por encima aunque tengas que escalarlo y el esfuerzo sea sobrehumano, si debes salirte de ese Camino y buscar otro que te lleve al mismo destino o qué otras opciones tienes.

EL PRINCIPAL OBSTÁCULO PARA LLEGAR AL AUTÉNTICO YO ES EL EGO.

Planteará cuantas excusas y triquiñuelas se le ocurran para entorpecer e incordiar, la mayoría de ellas en forma de excusas: “ya no voy a cambiar a mi edad”, “uno es como es y se tiene que conformar”, etc… etc… obsérvalos y verás que casi todos son apegos. Sí, ya lo sabes: uno se llega a apegar hasta las cosas malas porque, por lo menos, son conocidas.

REFLEXIÓN ANÓNIMA

En mi realidad actual hay motivos, reales o imaginarios, que impiden el desarrollo natural de mi Ser y tengo que enfrentarme a ellos y resolverlos. Y si estoy seguro de querer estar en el Camino -sabiendo o intuyendo lo que puede haber al final- y quiero conseguirlo, habré de enfrentarme, con todas mis fuerzas o con todos mis miedos, a los obstáculos que voy a ir encontrando.
La naturaleza de cada uno será condicionante, bien como ayuda impagable o como dificultad a añadir a las otras dificultades.
Si se afronta desde la violencia uno puede acabar lastimado y difícilmente podrá salir indemne.
Si se afronta desde la sutilidad, desde lo femenino, rodeando, engatusando al obstáculo, quizás para cuando se dé cuenta ya ha sido superado o eliminado.
Si se afronta desde el diálogo fraternal, desde el conocimiento o desde la comunicación sincera, desde el deseo de que nadie salga humillado ni lastimado, el obstáculo colaborará apartándose por propia voluntad.
Si se afronta desde el amor, no hay obstáculo que se resista.
Pero si el obstáculo no existe, si nunca ha existido ni está en ninguna parte, si es un decorado de película o una careta y detrás no hay nada, entonces habremos estado gastando el tiempo y la energía para nada. Averiguar si lo que aparenta ser un obstáculo lo es en realidad o es un miedo o una traba que ponemos nosotros mismos.

¿Cuántos obstáculos no son de verdad?

¿Cuántas veces el obstáculo está dentro y no fuera?

Como en todo: la observación atenta y la consciencia ponen las cosas en su exacto sitio.

Como siempre: si les damos poder a los obstáculos, se harán más fuertes. Su fuerza no depende de ellos sino de nosotros.

Nuestra mente es una gran fábrica de obstáculos.

RESUMIENDO

La vida es el Camino.
Vivir implica emprender el Camino.
No hay otra objetivo en el Camino que Uno Mismo.
La fe y la alegría son buenos compañeros de Camino.
Nadie va a hacer el Camino por ti.
Ya estás en el Camino.
Ahora, ponle unas flores.

Francisco de Sales

Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:
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CAPÍTULO 10 – LOS ESTADOS DEL YO (Análisis Transaccional)

Este es el capítulo 10 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

El Análisis Transaccional, una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser humano, dice que cuando nos manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones de conducta o estados del yo: Padre (P), Adulto (A) o Niño (N), y dice que es útil conocer cada uno de ellos para saber desde cuál estamos actuando o manifestándonos para, de ese modo, saber si estamos utilizando el adecuado para el momento o la situación.
Conociéndolos, podemos averiguar el origen de muchos de nuestras actuaciones o formas de pensar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones.
Esos estados del yo son tres formas distintas de estar, pensar, sentir y actuar.

EL PADRE es la parte de nuestra personalidad regida por el principio del deber. Aquí están las costumbres, la moral, las obligaciones, los condicionamientos… aquí se fijan las normas, pero… en muchísimos casos tenemos un padre que está desactualizado. Funciona repitiendo todo, como una grabación que se hizo en cierto momento que sigue repitiendo siempre lo mismo mientras no se vuelva a hacer una nueva grabación encima.
Se formó a partir de la información que adquirimos al ver cómo se comportaban nuestros padres o educadores.
El Padre puede ser Crítico (PC) ó Nutritivo (PN).
El del primer caso (PC), lo único que hace es juzgar, amenazar, castigar, sermonear, reprobar, pero sin dar una razón; el motivo suele ser “porque sí” o “porque lo digo yo”. Regaña, critica y acusa desde una especie de superioridad que no permite la discusión o ser rebatido. Da órdenes e impone. Actúa en base a patrones y modelos cerrados. Sus respuestas están automatizadas. No aporta nada positivo y desvaloriza.
El segundo caso (PN) corresponde al Padre que educa, aporta, cuida, protege, nutre… Advierte o informa sin amenazar. Confía en el otro y cuando interviene lo hace suavemente. No impone autoridad, aunque se hace respetar. Escucha.
Si un niño coge un plato de la mesa y se le cae, el PC le va a reñir; le va a echar en cara que es torpe, y que por su torpeza ha roto el plato, y le recriminará que ahora tendrá que trabajar más para comprar otro, y que lo que tiene que hacer es quedarse quieto y no hacer cosas de mayores. Tendrá cara de enfado el resto del día y eso le hará sentirse mal al niño, le creará un complejo de torpe, y le coartará su capacidad de seguir experimentando en la vida ante el temor de otra reprimenda.
El PN le dirá, con mucho cariño, que su intención ha sido buena y eso es lo importante, que la próxima vez que coja un plato será bueno que lo sujete con más fuerza para que no se le caiga. Le dará su apoyo y le mostrará una sonrisa de premio al final de la conversación.

EL ADULTO es el que piensa, el que se da cuenta de las cosas y sabe lo que conviene hacer. Razona, analiza, calcula probabilidades, usa la lógica, da y pide información y, por lo menos aparentemente, no tiene emociones, sino que es práctico.
El Adulto es sereno, calmado, actúa desde el aquí y ahora. Sabe lo que conviene hacer. No le gusta predominar, y sí colaborar. No responsabiliza a los demás de sus problemas. Sabe decir NO. Tiene libertad de opción y cambio. No se implica emocionalmente en las decisiones que toma.
El Adulto actualiza sus informaciones y por eso sus respuestas y actos son más acertados. En cambio, el Padre se mantiene más anclado en sus ideas, por lo que sus soluciones pueden ser menos propicias. El Niño es más “irresponsable” por lo que sus respuestas pueden ser disparatadas y sin lógica. Eso sí, el Adulto tiene que tener cuidado de que ninguno de los otros dos estados le contamine sin darse cuenta y entonces no sea él, puro, quien al final decida. Los estados de Padre y Niño, por sí mismos son estáticos, pero el Adulto puede actualizar ambos, y además es conveniente que lo haga. Puede conseguir, por ejemplo, que el PC no sea tan rígido, tan crítico, que no se entrometa en los otros estados; puede pedir su colaboración al PN en ciertos momentos y puede pedir al Niño que se muestre más a menudo.
Si es el Padre quien contamina, es un prejuicio; si es el Niño, es un autoengaño.

EL NIÑO es el que hace en cada momento lo que le apetece o le gusta. Lo suyo es la intuición, la parte mágica y creativa. Es ingenuo y natural. Manifiesta libremente lo que le gusta y lo que le disgusta. Goza, sufre, siente. Busca cariño y aceptación. Fantasea y sueña. Es alegre, entusiasta y vivaz. Dispone de una gran fuerza interior.

El Niño puede ser Natural (NN) y Adaptado (NA). A su vez, el Niño Adaptado puede ser Adaptado Sumiso (NAS) o Adaptado Rebelde (NAR). También hay un Pequeño Profesor (PP).

El NN es natural, espontáneo y juguetón. Lo que uno es, en su pureza, cuando nace.

El NAS se ha tenido que adaptar a lo que había durante su educación, para poder sobrevivir. Seguramente no estaba de acuerdo con las normas injustificadas que le exigían sus educadores, y encontraba incoherencias, pero un poco de cordura le hizo ver que si se sometía y acataba cuanto le mandaban, eso le aseguraba seguir en la familia y era lo que necesitaba a esa edad para seguir vivo. Su obediencia es automática: no piensa, pero padece una auto-descalificación continua. Se adaptó de un modo Sumiso y acepta lo que hay, lo que no quiere decir que le guste.

El NAR, por contra, se adaptó a lo que había, pero no lo acepta y se rebela cada vez que puede. Es inconformista, agresivo, y desafiante. Tanto éste como el NAS tienen sensaciones de angustia, de que algo va mal, y se sienten atemorizados y culpables al mismo tiempo.

El PP puede actuar desde su intuición o imaginación, y puede aportar soluciones originales cuando se necesitan, pero conviene que las revise el Adulto, que está acostumbrado a hacerlo basándose en los hechos de experiencias anteriores o similares. Es pensativo, a su modo, y creativo e imaginativo.

Es bueno distinguir cada uno de los estados, de ese modo si uno se sorprende utilizando el inadecuado para el momento, lo puede cambiar.
En general, si uno está en su trabajo puede ser Adulto o Padre, pero no Niño (salvo que trabaje de payaso o animador infantil); si uno está jugando no debería ser Adulto, y aún menos ser Padre, porque no le acompañarían en su juego; si uno tiene que tomar una decisión importante, es mejor que sea el Adulto quien se encargue, y no el Padre ni el Niño.

Para que la comunicación con las demás personas prospere de un modo adecuado, conviene que nos pongamos en el mismo nivel desde el que nos están hablando los otros.

Si me están dando una información importante en el trabajo, no conviene que sea Niño y me comporte como tal; si estoy divirtiéndome no es conveniente que lo haga desde el Padre o el Adulto, porque ninguno de ellos sabe disfrutar libremente; si estoy en un velatorio es adecuado que sea Adulto, pero no Niño.

Los errores y conflictos en la comunicación se provocan al hablar y manifestarse desde distintos Estados del Yo.

Para que las relaciones con los demás, y con nosotros mismos, se desarrollen del modo adecuado, conviene tener en cuenta en qué estado del yo nos encontramos, cómo debemos usarlo, cuándo, y con quién.

Conviene estar en cada uno de ellos en el momento adecuado que les corresponde, pero siendo conscientes y, sobre todo, no dejar nunca de ser uno mismo independientemente del estado del yo en que se encuentre. Hay que acostumbrarse a manejarse bien en todos, y ser íntegro cuando está en cada uno de ellos, pero prestando atención, porque uno de ellos puede dominar y excluir a los otros dos y eso no es lo correcto.

Estos estados no tienen nada que ver con la edad de cada uno. Es precioso ser Niño cuando uno ya está jubilado, y es digno de admiración el niño que sabe ser Adulto cuando es necesario.

RESUMIENDO

Conviene que releas el capítulo si no te ha quedado claro, o que busques más información en otra parte, porque este es un asunto muy importante. Si te empiezas a observar a partir de ahora, verás cómo están bastante claros los tres estados. Te verás pasar de uno a otro varias veces a lo largo del día, y advertirás que no siempre estás en el adecuado. Observarás que dándote cuenta de ello, y yendo al que es conveniente en cada caso, te irán mucho mejor las cosas. Fíjate en los demás cuando estén contigo y practica a comprobar en qué estado están en cada ocasión: te ayudará mucho a mejorar tu relación con ellos.

Sé tú mismo en cada momento, pero desde el estado apropiado.

Francisco de Sales
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CAPÍTULO 9 - LA MENTE

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CAPÍTULO 9 - LA MENTE

Este es el capítulo 9 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Si dominamos nuestra mente, vendrá la felicidad.”
(Dalai Lama)

Puede decirse, resumiendo mucho, que la mente es el conjunto de capacidades intelectuales de la persona. El diccionario dice que es “potencia intelectual del alma”. Esto último parece un poco complicado de entender.
A efectos prácticos es, sobre todo, un instrumento a nuestro servicio que nos aporta la capacidad para acceder a nuestros recuerdos -con sus correspondientes emociones, conocimientos, y experiencias-, que nos sirve también para procesar datos y para darle una explicación entendible a las cosas que ocurren a nuestro alrededor.
Repito lo de INSTRUMENTO A NUESTRO SERVICIO porque a muchas personas esto les parece imposible ya que se sienten esclavos y víctimas sufrientes de su propia mente, gobernados por ella y sin opción de “rebelarse” y tomar el mando.
Claro que esta tarea no se puede hacer con las manos o con una espada. Si tomamos el mando, lo tomamos desde la mente, entonces… ¿cómo la mente va a derrocar a la mente?, ¿qué parte de la mente va a mandar sobre la parte de la mente que nos gobierna de un modo inconsciente?
(La respuesta está en saber diferenciar y usar la mente CONSCIENTE para mirar la mente INCONSCIENTE).

Vas a hacer una prueba.
Piensa en una cosa, cualquiera.
¿Quién piensa, tú o tu mente?
¿Te das cuenta de que hay “algo” que ha decidido sobre lo que vas a pensar?
¿Eres tú o ha sido tu mente?
¿Eres capaz de notar la diferencia?
¿Te has dado cuenta que a veces decides ponerte a pensar y diriges y controlas el pensamiento/mente, y en otras ocasiones descubres que estabas pensando sin saber siquiera que lo estabas haciendo, porque ha sido de un modo autónomo, ajeno a ti y sin contar contigo, y que el pensamiento/mente te presenta sus propias elucubraciones y te hace creer que has sido tú quien ha pensado eso?
Así es como funciona.
Para ciertas cosas tenemos que permitirle una autonomía que nos viene muy bien, por eso no pensamos conscientemente en que tenemos que pisar el embrague para cambiar de marcha en el auto sino que lo hacemos sin pensar, ni que tenemos que seguir moviendo constantemente el cepillo de dientes, ni que hemos de dar una orden a cada paso a las piernas para que sigamos andando.

Por otra parte, hay otra parcela de la mente, o una parte de la misma mente pero con un nivel superior, que usa una inteligencia inconsciente. Es aquella parte que reflexiona desde un nivel un poco más elevado y se encarga de la resolución cuando tenemos un asunto importante por resolver. Algunas veces nos ponemos a pensar durante un tiempo, le damos vueltas y vueltas a los asuntos, pero no encontramos una solución. Esa parte a la que me refería sigue en una actividad intelectual automática en segundo plano, sin que uno se dé cuenta, y un rato después, o a la mañana siguiente nada más despertarnos, nos sorprende con la respuesta óptima que no fuimos capaces de descubrir en la actividad atenta y consciente.

Si sorprendemos a la mente pensando por sí misma hemos de tener cuidado con las elucubraciones que nos presente: no hemos de olvidar que está sin descontaminar, que sigue aún absolutamente condicionada por nuestro tipo de educación y sufrimientos y circunstancias, por el pasado y presente, y que lo que ha pensado no lo hemos pensado nosotros, sino ella.
No debemos olvidar en ningún momento, lo recuerdo de nuevo, que es un instrumento maravilloso que está a nuestro servicio. Es una máquina a la que nosotros damos datos que ella se encarga de procesar. Llega a los resultados o soluciones porque su forma de trabajar es comparar la situación actual con otras similares que hayamos tenido anteriormente, o con conocimientos que ha adquirido, o con soluciones que ha encontrado otras veces y han demostrado ser útiles, o con decisiones que uno tomó y dijo que pondría en acción en la próxima ocasión que se presentara una situación similar.
Es una máquina que tenemos que saber manejar y es necesario conocer su funcionamiento perfectamente. Nosotros hemos de decidir cuándo y cómo tiene que funcionar, y vigilar el proceso, y lo hemos de hacer desde el Yo más consciente y atento, desde el que se da cuenta de todo, para evitar intromisiones de otros yoes no invitados al acto y que pueden boicotear o influenciar pésimamente en el proceso de pensamiento.

Podemos decir que tenemos, básicamente, dos tipos de mente: una consciente, que es la analítica, reflexiva, que requiere de nuestra atención para proceder, en la que nos sentimos nosotros mismos controlando el proceso y tomamos más consciencia de Yo, y otra, del todo inconsciente, que se escapa a nuestro gobierno, que actúa en segundo plano, de un modo autónomo, y es buena cuando se limita a la repetición de los actos mecánicos que hemos decidido -conducir, andar, comer- pero no es tan buena cuando decide por su cuenta y encima pretende hacernos creer que somos nosotros quienes hemos tomado sus decisiones.
Saber utilizar la primera a menudo nos permitirá una vida más plena.

PRUEBA ESTO

Deja en paz a la mente un momento y céntrate en los sentidos.
Déjate de tanto pensar.
Déjate de tanto creer que todos los problemas y los descubrimientos se resuelven pensando, porque son más las veces, y más acertadas, en que son nuestros sentidos -o nuestra sabiduría interior- los que más saben y los que tienen la respuesta correcta.
La intuición, esa sabiduría interna instintiva, aporta respuestas muy a tener en cuenta.

Parece como si la capacidad suprema del ser humano fuera la de pensar. El hecho de que el humano parece que es el único animal capaz de pensar no quiere decir que siempre sea acertado en sus pensamientos.
En los sentidos está la parte más atávica y todos sabemos que estamos compuestos de una “sabiduría animal” y de “el instinto de los sentidos”. Ambas partes nos completan, y no debemos renunciar a ellas.

¿Pensar o sentir?
¿Qué capacidad trabaja mejor en ti?, ¿has hecho alguna vez una estadística?
Hay personas absoluta y acertadamente instintivas a las que les funciona muy bien la intuición que se expresa a través de los sentidos, y hay otros casos en que la eficacia se manifiesta en el pensamiento absolutamente racional, del todo analítico, intelectual y detallado.
En lo que se piensa, están los conocimientos; en lo que se siente, puede estar la sabiduría.
Comprueba cómo están tus sentidos de afinados, y sin son de confianza descárgate un poco de la responsabilidad de pensar, y céntrate en lo que sientes, cuando se trata de tomar decisiones.
En algunas decisiones conviene poner un poco de alma o un poco de corazón. No en todas.

ATENCIÓN A ESTO

En determinadas condiciones la mente no puede diferenciar la realidad de lo producido por la imaginación y, en consecuencia, todo el organismo responde a los pensamientos imaginarios como si fuesen una realidad. No subestimes la fuerza de la imaginación, y ten cuidado con los que imaginas tanto en positivo como en negativo: procura ser muy consciente de que es sólo imaginación y no realidad. Pero si te pones a imaginar, y siendo muy consciente de que es sólo imaginación y no realidad, procura que sea muy positivo.
“la energía sigue al pensamiento”, se dice.
Y también hay que valorar que los pensamientos negativos, funestos, pueden colaborar en crear las desastrosas profecías auto-cumplidas, o sea los pensamientos predictivos que las personas tienen y que, una vez emitidos, se transforman en la causa que hace que se hagan realidad. Si uno crea esas profecías pesimistas o graves es muy posible que se cumplan.

El pensamiento positivo tiene un indudable poder, y es muy válido y útil.
La imaginación y visualización de cosas positivas pueden ayudar a conseguirlas, pero no hay que imaginar o visualizar cosas que se saben del todo imposibles, ya que la no consecución posterior es frustrante.
Puedes imaginarte en otro trabajo mejor que el actual, pero no vale sólo con pensarlo y esperar que se realice, sino que tendrás que esforzarte para conseguirlo. No imagines que te vas a casar con el Papa de Roma o con la Reina de Saba porque tus posibilidades son nulas.

POR SI NO LO SABES

A veces confundimos el pensar con el observar, y creemos que con la mente progresamos en la interiorización y realización personal. Nada más lejos de la realidad. El pensamiento nos aleja de lo esencial, de nuestro centro, del encuentro con nosotros mismos. La atención sobre nosotros mismos, incluso en un vacío sin pensamientos, nos centra.

Saber pensar es necesario e imprescindible para conocer el mundo externo y organizarnos en él, pero si abusamos de la mente, al mismo tiempo nos distanciamos de nuestra auténtica realidad interior, de lo que somos, de ese nuestro centro vital que no entiende de razones ni explicaciones.

RESUMIENDO

Parece ser que la mente es un aspecto muy importante de nosotros y de nuestra vida. En cambio, no le prestamos atención a su forma de actuar, ni le hemos dado órdenes precisas de lo que le está permitido y lo que no. Además, creemos en ella de un modo ciego e ilógico. De saber manejarla bien o no depende gran parte de nuestra tranquilidad, y nuestro presente y nuestro futuro.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA MENTE:

- En el capítulo titulado PENSAR - PENSAMIENTOS.
- En estos enlaces:

¿CÓMO CONTROLAR LA MENTE?
- http://buscandome.es/index.php/topic,12685.msg14988.html#msg14988
¿LA MENTE PUEDE REVISAR A LA MENTE?
- http://buscandome.es/index.php/topic,14896.msg17407/topicseen.html#new
-

Francisco de Sales

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"La Cadena de la Fraternidad"

Mayo 21 de 2020

 

 

                        Canción Dios habló y existió

 

Con amor comparto canción canalizada del Yo Superior Leydelik el domingo 17 de mayo como llave sanadora en estos momentos en los cuales transitamos por camino de recuperación del estado de salud para muchos en la Gaia (tierra), publicada como servicio durante la Jornada de la cadena de la fraternidad  del día de hoy por orden directa del amado maestro Jesús, éxitos en vuestro andar  

 

Link canción

 

Namasté.

 

 

Divina Luz

Maestra Sanadora e Intérprete Celestial

whatsapp +57 3015331179

 

Derecho universal de canalización a Divina Luz por el amado Señor Arcángel Gabriel, gracias por compartir.Foto Mary Monsalvexxx

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CAPÍTULO 8 - ¿QUIÉN SOY? o ¿QUIÉN ESTOY SIENDO?
(2ª parte)

PENSAMIENTOS

Hasta ahora no he tenido tiempo de atenderme, o no he tenido la suficiente rabia o cordura como para dejarlo todo quieto y esperando, porque todo puede esperar; en mi escala de valores ahora soy primordial, y no deseo seguir aplazando el encuentro. ¿Quién soy? No lo sé. “¿Quién soy yo?” implica ser persona y no sé si soy persona ni si eso es importante. “¿Quién es yo?” me da un punto de observación distinto: me permite ver a ese yo desde fuera, como si no fuera yo, y no me implica. “¿Qué es yo?” me hace sentir un científico o un filósofo, y me aleja aún más del sujeto que es yo. Aún no lo sé. Quizás no lo sepa nunca, pero a pesar de todo voy a repetirme las preguntas, y no a la búsqueda obsesiva de sus respuestas sino como preguntas abiertas que sean el prólogo de otras muchas, o el comienzo de rodeos mentales que me acaben llevando a lo que realmente me importa en este momento.

VISTO DE OTRO MODO

¿Quién soy yo? es una pregunta que propone un reto casi adictivo a nuestro intelecto.
El hecho de querer encontrar una respuesta a la altura de la pregunta, o sea brillante y sorprendente, que sea nueva y definitiva, que no haya pasado antes por ninguna otra cabeza, es frustrante y frena el proceso de auto-conocimiento.
Es peor de lo que parece, porque uno se obsesiona con ella y se estanca, ya que busca la solución en la cabeza, y no es ahí donde está.
Y puede pasar algo que es peor aún, y es el hecho de encontrarle una respuesta y conformarse con ella, creyendo que por el hecho de tenerla ya está todo resuelto.
Esto no es cierto.
Responder a esta pregunta con una frase, por muy intelectual que sea, aunque se pueda enmarcar y formar parte de los libros de frases célebres, nada aporta al desarrollo personal. La pregunta debe empujar a un proceso en el que no importe “quién soy”, sino “quién o cómo no quiero ser”, o “quién intuyo que soy”, o más directamente, “cómo estoy siendo”.
Mejor sería comenzar por todo un proceso de auto-conocimiento que comienza por averiguar por qué estoy siendo así.
O bien: ¿cómo me siento a mí mismo?
No “quién soy yo”, sino “quién debería ser” o “quién he de ser yo” o también “quién podría llegar a ser yo”, o te puedes montar tu propia pregunta, la que vaya mejor con tu forma de ser y te abra más caminos.
Te lo pongo fácil, dejo un espacio entre dos signos de interrogación y tú metes dentro tu propia pregunta: ¿…………………………………………..?

(Más adelante, cuando hayas sanado el alma, y seas una persona íntegra, y no un personaje, cuando te sientas pleno y sin resquicios, y más como un juego que otra cosa, puedes retomar la pregunta).

¿Quién estoy siendo?

Esta pregunta está mejor encarrilada.
Se aproxima más a tu realidad, porque casi nunca se es el que realmente uno es, sino el que actúa, el que no sabe qué es o no sabe quién es, el que ha llegado hasta el momento actual del modo que ha podido, siempre con la mejor voluntad y casi nunca con sabiduría.
Eres una cosa -que no sabes explicar-, pero estás siendo otra cosa que, en realidad, tampoco sabes qué o quién es.
Te mueves en un mundo de desconocidos.
Convives contigo sin saber quién eres.
Y mientras no descubras quién eres, no podrás llegar a serlo.

¿Estoy siendo el que Soy o el que creo ser?

En el capítulo de yo-yoes tienes muchas pistas para responder esta pregunta.

¿Quién tengo que ser?

Vaya pregunta más tonta.
Tienes que ser el que realmente eres, y no el que estás siendo (porque si estás leyendo esto es porque no estás siendo tú mismo, si ya fueras tú mismo estarías haciendo ahora otra cosa y con mucha tranquilidad).

La respuesta ha de ser personal, tuya, aunque coincida con otras, pero es imprescindible que haya salido de ti.
Creo que no has de conformarte con otra por muy bien redactada que esté o por muy inteligente que aparente ser.
Si no es TU respuesta no la vas a sentir como tuya. Aunque no te des cuenta, siempre te va a parecer que es una orden que viene de fuera, algo que te pretenden imponer, o te va a parecer que la has robado o tomado prestada, pero seguirá sin ser la respuesta interior que satisfaga y acalle a la pregunta interior. La pregunta interior requiere una respuesta interior.
Para la pregunta esa no será SU respuesta, sino otra respuesta más, y seguirá reclamando la que auténticamente le complazca, porque es a ti a quien le ha hecho la pregunta y no a otro, y es tu respuesta la que quiere.

Ten cuidado, lo repito otra vez, de no conformarte con una respuesta para salir del paso y dar por terminado el interrogatorio. No te conformes con una definición porque NO ERES una definición. Y es casi mejor un silencio por respuesta, mientras esperas la buena, que una de compromiso.
Cuidado con quedarte sólo en las palabras, porque las palabras son sólo palabras. No te quedes aferrado a la idea que tienes de ti, sino que investiga, observa, atiende, fíjate, siente, razona… no te quedes con el que te identificas, porque ese no eres, y ese es el que te impide ser Tú Mismo.
No te asombres al tener que reconocer que, aunque no siempre eres igual, en tu esencia siempre eres igual.
Y no te sorprendas al descubrir quién no eres, y acoge bien, cuando le descubras, al que realmente sí eres.

¿Quieres un poco más de información? mira en el capítulo yo-yoes.

ATENCIÓN

¿QUIÉN SOY YO?
Cierra los ojos. No temas esa falta de ver la cosas porque, a partir de cerrar los ojos es cuando empiezas tú. Eso eres. Lo que ves con los ojos abiertos es lo ajeno, es lo demás, es lo otro. Lo importante es lo que queda detrás de los párpados. Ese silencio denso y tenso -a veces-, esas preguntas incontestadas, los nervios, el temor, la inseguridad, la duda de poder seguir adelante. Todo eso eres tú.
Ahora aprende el oficio de escucharte. Vacía tu mente. No escuches sólo a tu consciencia, y atiende a tu conciencia. Escucha a ese lo que sea que te habla con frases mudas. Quita la carga de tus pensamientos. Permite que hable tu sabiduría. Confía en ella. Déjala que te recuerde todo lo que ya sabes. Deja que te recuerde los dones que Dios te dio.
Para encontrarte contigo puedes estar con los ojos cerrados o abrirlos todo lo posible; quemar inciensos o aspirar el humo de los coches; apagar las luces o ponerte de cara al sol; sentarte en tu sillón favorito o caminar entre el tráfico. Nada debe distraerte, sino que debes estar en una actitud de atención constante.
Estate atento a tu interior cuando reclame tu atención. Atento a cuanto veas, llores, sientas, sufras, sueñes, vibres... búscate cuando estés a solas, no te niegues: existes. Eres. Vives.
Enfréntate. Pregúntate. No temas la vaciedad de tus monólogos inexpertos, deja que nazcan las primeras respuestas sinceras, aunque suenen pobres o cortas.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

¿Y si la pregunta es sólo un koan, una distracción?
¿Y si es sólo el modo de ir hacia otras preguntas más profundas que quién soy yo?
¿Y si la respuesta no es racional, sino emocional?
¿Y si no hay que responderla, sino solamente sentirla?
¿Y si es la duda de quién soy yo, y no la respuesta, la que me mantiene activo?
Porque se pueden dar muchas respuestas que probablemente sean ciertas: soy el espermatozoide que ganó la carrera, soy un ser galáctico incorporado al planeta Tierra, soy una porción de luz cósmica, soy polvo, soy un pobre desgraciado, soy nadie, soy el que se perdió, soy una miniatura de Dios, etc.

No es mala idea tratar de identificarse con el alma, la parte más noble y sincera en nosotros, porque el cuerpo, la mente, y las emociones, sirven para mostrarse y manifestar lo que uno quiera, pero uno es algo más o mucho más que el cuerpo.

MIS PENSAMIENTOS

El día que no haga caso a mis miedos y sus gritos, estaré siendo Yo. El día que me rompa sin importarme luego, estaré siendo Yo. El día que no me preocupe por el paso de los años porque estaré pendiente sólo de vivir mi vida, estaré siendo Yo. El día que no crea en los calendarios, ni en las metas, ni en los triunfos, ni en que debo seguir siendo cautivo, estaré siendo Yo. El día que me vuelva sordo a los elogios y los aplausos, estaré siendo Yo. El día que comience a buscar a Yo, estaré siendo más Yo.
Mientras llega ese día, preparo un lugar en mi conciencia, un nido en el corazón, ensayo una sonrisa para que se vaya convirtiendo en perenne, y voy preparando un vacío para que cuando Yo llegue encuentre todo tal como lo dejó el día que yo mismo le eché.

NO SOY

Muchas veces resulta más fácil responder a una pregunta complicada eliminando lo que no. Si uno sabe lo que no es por eliminación puede ir llegando a saber lo que sí es. Si averiguo todo lo que no soy, el resto es lo que sí soy.
Quizás tampoco soy nada de lo que puedo llamar mi o mío: no soy mis pensamientos, no soy mi cuerpo, no soy mi mente, puesto que “algo” se da cuenta de ellos.
Ese “algo” que se da cuenta, ese soy yo.

RESUMIENDO
¿Quién soy yo? es algo que siempre estarás intentado averiguar, porque eres interminable y tienes miles de aspectos por descubrir, pero eres la esencia, lo idéntico, lo puro, lo divino, el humano… eres mil cosas.
¿Quién estoy siendo? es más notable, más fácil de ver. Eres el que se está manifestando ahora, el que está sobreviviendo, el que hace lo que puede, el que se preocupa de ser él mismo, el fruto de una pésima educación… también el que ves y sientes ahora, aunque no del todo...
Sólo un proceso de Descubrimiento y Realización hará brotar al que eres en el lugar del que estás siendo.

Francisco de Sales

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CAPÍTULO 8 - ¿QUIÉN SOY? o ¿QUIÉN ESTOY SIENDO?
(2ª parte)

PENSAMIENTOS

Hasta ahora no he tenido tiempo de atenderme, o no he tenido la suficiente rabia o cordura como para dejarlo todo quieto y esperando, porque todo puede esperar; en mi escala de valores ahora soy primordial, y no deseo seguir aplazando el encuentro. ¿Quién soy? No lo sé. “¿Quién soy yo?” implica ser persona y no sé si soy persona ni si eso es importante. “¿Quién es yo?” me da un punto de observación distinto: me permite ver a ese yo desde fuera, como si no fuera yo, y no me implica. “¿Qué es yo?” me hace sentir un científico o un filósofo, y me aleja aún más del sujeto que es yo. Aún no lo sé. Quizás no lo sepa nunca, pero a pesar de todo voy a repetirme las preguntas, y no a la búsqueda obsesiva de sus respuestas sino como preguntas abiertas que sean el prólogo de otras muchas, o el comienzo de rodeos mentales que me acaben llevando a lo que realmente me importa en este momento.

VISTO DE OTRO MODO

¿Quién soy yo? es una pregunta que propone un reto casi adictivo a nuestro intelecto.
El hecho de querer encontrar una respuesta a la altura de la pregunta, o sea brillante y sorprendente, que sea nueva y definitiva, que no haya pasado antes por ninguna otra cabeza, es frustrante y frena el proceso de auto-conocimiento.
Es peor de lo que parece, porque uno se obsesiona con ella y se estanca, ya que busca la solución en la cabeza, y no es ahí donde está.
Y puede pasar algo que es peor aún, y es el hecho de encontrarle una respuesta y conformarse con ella, creyendo que por el hecho de tenerla ya está todo resuelto.
Esto no es cierto.
Responder a esta pregunta con una frase, por muy intelectual que sea, aunque se pueda enmarcar y formar parte de los libros de frases célebres, nada aporta al desarrollo personal. La pregunta debe empujar a un proceso en el que no importe “quién soy”, sino “quién o cómo no quiero ser”, o “quién intuyo que soy”, o más directamente, “cómo estoy siendo”.
Mejor sería comenzar por todo un proceso de auto-conocimiento que comienza por averiguar por qué estoy siendo así.
O bien: ¿cómo me siento a mí mismo?
No “quién soy yo”, sino “quién debería ser” o “quién he de ser yo” o también “quién podría llegar a ser yo”, o te puedes montar tu propia pregunta, la que vaya mejor con tu forma de ser y te abra más caminos.
Te lo pongo fácil, dejo un espacio entre dos signos de interrogación y tú metes dentro tu propia pregunta: ¿…………………………………………..?

(Más adelante, cuando hayas sanado el alma, y seas una persona íntegra, y no un personaje, cuando te sientas pleno y sin resquicios, y más como un juego que otra cosa, puedes retomar la pregunta).

¿Quién estoy siendo?

Esta pregunta está mejor encarrilada.
Se aproxima más a tu realidad, porque casi nunca se es el que realmente uno es, sino el que actúa, el que no sabe qué es o no sabe quién es, el que ha llegado hasta el momento actual del modo que ha podido, siempre con la mejor voluntad y casi nunca con sabiduría.
Eres una cosa -que no sabes explicar-, pero estás siendo otra cosa que, en realidad, tampoco sabes qué o quién es.
Te mueves en un mundo de desconocidos.
Convives contigo sin saber quién eres.
Y mientras no descubras quién eres, no podrás llegar a serlo.

¿Estoy siendo el que Soy o el que creo ser?

En el capítulo de yo-yoes tienes muchas pistas para responder esta pregunta.

¿Quién tengo que ser?

Vaya pregunta más tonta.
Tienes que ser el que realmente eres, y no el que estás siendo (porque si estás leyendo esto es porque no estás siendo tú mismo, si ya fueras tú mismo estarías haciendo ahora otra cosa y con mucha tranquilidad).

La respuesta ha de ser personal, tuya, aunque coincida con otras, pero es imprescindible que haya salido de ti.
Creo que no has de conformarte con otra por muy bien redactada que esté o por muy inteligente que aparente ser.
Si no es TU respuesta no la vas a sentir como tuya. Aunque no te des cuenta, siempre te va a parecer que es una orden que viene de fuera, algo que te pretenden imponer, o te va a parecer que la has robado o tomado prestada, pero seguirá sin ser la respuesta interior que satisfaga y acalle a la pregunta interior. La pregunta interior requiere una respuesta interior.
Para la pregunta esa no será SU respuesta, sino otra respuesta más, y seguirá reclamando la que auténticamente le complazca, porque es a ti a quien le ha hecho la pregunta y no a otro, y es tu respuesta la que quiere.

Ten cuidado, lo repito otra vez, de no conformarte con una respuesta para salir del paso y dar por terminado el interrogatorio. No te conformes con una definición porque NO ERES una definición. Y es casi mejor un silencio por respuesta, mientras esperas la buena, que una de compromiso.
Cuidado con quedarte sólo en las palabras, porque las palabras son sólo palabras. No te quedes aferrado a la idea que tienes de ti, sino que investiga, observa, atiende, fíjate, siente, razona… no te quedes con el que te identificas, porque ese no eres, y ese es el que te impide ser Tú Mismo.
No te asombres al tener que reconocer que, aunque no siempre eres igual, en tu esencia siempre eres igual.
Y no te sorprendas al descubrir quién no eres, y acoge bien, cuando le descubras, al que realmente sí eres.

¿Quieres un poco más de información? mira en el capítulo yo-yoes.

ATENCIÓN

¿QUIÉN SOY YO?
Cierra los ojos. No temas esa falta de ver la cosas porque, a partir de cerrar los ojos es cuando empiezas tú. Eso eres. Lo que ves con los ojos abiertos es lo ajeno, es lo demás, es lo otro. Lo importante es lo que queda detrás de los párpados. Ese silencio denso y tenso -a veces-, esas preguntas incontestadas, los nervios, el temor, la inseguridad, la duda de poder seguir adelante. Todo eso eres tú.
Ahora aprende el oficio de escucharte. Vacía tu mente. No escuches sólo a tu consciencia, y atiende a tu conciencia. Escucha a ese lo que sea que te habla con frases mudas. Quita la carga de tus pensamientos. Permite que hable tu sabiduría. Confía en ella. Déjala que te recuerde todo lo que ya sabes. Deja que te recuerde los dones que Dios te dio.
Para encontrarte contigo puedes estar con los ojos cerrados o abrirlos todo lo posible; quemar inciensos o aspirar el humo de los coches; apagar las luces o ponerte de cara al sol; sentarte en tu sillón favorito o caminar entre el tráfico. Nada debe distraerte, sino que debes estar en una actitud de atención constante.
Estate atento a tu interior cuando reclame tu atención. Atento a cuanto veas, llores, sientas, sufras, sueñes, vibres... búscate cuando estés a solas, no te niegues: existes. Eres. Vives.
Enfréntate. Pregúntate. No temas la vaciedad de tus monólogos inexpertos, deja que nazcan las primeras respuestas sinceras, aunque suenen pobres o cortas.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

¿Y si la pregunta es sólo un koan, una distracción?
¿Y si es sólo el modo de ir hacia otras preguntas más profundas que quién soy yo?
¿Y si la respuesta no es racional, sino emocional?
¿Y si no hay que responderla, sino solamente sentirla?
¿Y si es la duda de quién soy yo, y no la respuesta, la que me mantiene activo?
Porque se pueden dar muchas respuestas que probablemente sean ciertas: soy el espermatozoide que ganó la carrera, soy un ser galáctico incorporado al planeta Tierra, soy una porción de luz cósmica, soy polvo, soy un pobre desgraciado, soy nadie, soy el que se perdió, soy una miniatura de Dios, etc.

No es mala idea tratar de identificarse con el alma, la parte más noble y sincera en nosotros, porque el cuerpo, la mente, y las emociones, sirven para mostrarse y manifestar lo que uno quiera, pero uno es algo más o mucho más que el cuerpo.

MIS PENSAMIENTOS

El día que no haga caso a mis miedos y sus gritos, estaré siendo Yo. El día que me rompa sin importarme luego, estaré siendo Yo. El día que no me preocupe por el paso de los años porque estaré pendiente sólo de vivir mi vida, estaré siendo Yo. El día que no crea en los calendarios, ni en las metas, ni en los triunfos, ni en que debo seguir siendo cautivo, estaré siendo Yo. El día que me vuelva sordo a los elogios y los aplausos, estaré siendo Yo. El día que comience a buscar a Yo, estaré siendo más Yo.
Mientras llega ese día, preparo un lugar en mi conciencia, un nido en el corazón, ensayo una sonrisa para que se vaya convirtiendo en perenne, y voy preparando un vacío para que cuando Yo llegue encuentre todo tal como lo dejó el día que yo mismo le eché.

NO SOY

Muchas veces resulta más fácil responder a una pregunta complicada eliminando lo que no. Si uno sabe lo que no es por eliminación puede ir llegando a saber lo que sí es. Si averiguo todo lo que no soy, el resto es lo que sí soy.
Quizás tampoco soy nada de lo que puedo llamar mi o mío: no soy mis pensamientos, no soy mi cuerpo, no soy mi mente, puesto que “algo” se da cuenta de ellos.
Ese “algo” que se da cuenta, ese soy yo.

RESUMIENDO
¿Quién soy yo? es algo que siempre estarás intentado averiguar, porque eres interminable y tienes miles de aspectos por descubrir, pero eres la esencia, lo idéntico, lo puro, lo divino, el humano… eres mil cosas.
¿Quién estoy siendo? es más notable, más fácil de ver. Eres el que se está manifestando ahora, el que está sobreviviendo, el que hace lo que puede, el que se preocupa de ser él mismo, el fruto de una pésima educación… también el que ves y sientes ahora, aunque no del todo...
Sólo un proceso de Descubrimiento y Realización hará brotar al que eres en el lugar del que estás siendo.

Francisco de Sales

Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,88.0.html

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CAPÍTULO 8 - ¿QUIÉN SOY? o ¿QUIÉN ESTOY SIENDO?
(1ª parte)

Este es el capítulo 8 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a sus Dioses”.
(Adagio)

“Uno es la suma de todos sus modos en todos sus momentos.”

“¿Hay algo más absurdo que pasarse toda la vida con uno mismo
y no llegar a conocerse?”

“Nuestra actitud común es “yo soy esto”. Separe tenaz y perseverantemente el “yo soy” de “esto” y trate de sentir
lo que significa ser, simplemente ser, sin ser “esto” o “aquello”.
(Sri Nisargadatta Maharaj)

“El buscador es quien está a la búsqueda de sí mismo. Abandone todas las preguntas excepto una: ¿Quién soy yo? A fin de cuentas, el único hecho del cual puede estar usted seguro es que usted es. El “yo soy” es cierto.
El “yo soy esto” no lo es. Esfuércese por descubrir que usted es realidad.
(Sri Nisargadatta Maharaj)

Descubra todo lo que usted no es: el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, el tiempo, el espacio, esto o aquello. Nada, concreto o abstracto que usted pueda percibir, puede ser usted El propio hecho de percibirlo muestra que usted no es eso que percibe.
(Sri Nisargadatta Maharaj)

¿Quién soy?
¿Quién es yo?
¿Qué es Yo?

Responder a estas preguntas es una ardua tarea que nos ocupará toda una vida, para encontrar, en el mejor de los casos, una respuesta que ha de ser, como casi todas las respuestas, provisional.
Y no provisional sólo porque se dude, que siempre se dudará, sino porque es la única forma de dejar abierta y viva la pregunta, para que se vaya actualizando y siga buscando nuevas respuestas, ya que a medida que vayamos evolucionando como personas iremos ampliando o modificando las respuestas.
Si fuésemos Seres Totalmente Evolucionados, Grandes Místicos que han conocido el Cielo, Verdaderos Iluminados, no tendríamos ninguna duda, ni tampoco la necesidad de dar una respuesta, pero acertaremos respondiendo “soy”, o “yo soy”, o “yo soy el que soy”, o “nadie”, o “nada”, o “¿qué más da?”, o “la definición no va a cambiar mi esencia”, o “alma, corazón y vida”, o podemos dejar la respuesta vacía porque no es necesario encerrarla y acotarla en una definición, ya que lo importante no es saber la respuesta sino saberse y sentirse un Uno Mismo.
Pero aún no llegamos a tan evolucionado estado.
Aún estamos en esa etapa en que no nos hacemos las grandes preguntas, y no porque pensemos que son para gente muy inteligente, sino por miedo a no encontrar las respuestas y quedarnos peor que antes de preguntar, o por no querer preguntar no vaya a ser que no nos guste la respuesta; o estamos en la etapa de posponerla porque en el primer segundo no aparece la solución como cuando nos preguntamos cuántas son dos más dos.
Son preguntas latentes que se repiten aún en silencio, aunque no nos demos cuenta de ellas, aunque no tengan palabras que las delaten, porque a veces surgen de un modo clandestino y, aparentemente, son otras preguntas.
Lo importante al responder una pregunta no es conseguir una sucesión de palabras bien ordenadas acordes con lo preguntado, sino sentir dentro de Uno Mismo, y de un modo irrefutable, esa respuesta, aunque uno no se sea capaz de definirla.

Sepultados y escondidos por caretas, traumas, miedos, complejos, acontecimientos ingratos, conductas automáticas, auto-controles, llantos, represiones y otras dificultades de semejante tamaño, si rebuscamos bien y desechamos muchas mentiras y errores, podremos encontrarnos.
Lejos, muy lejos, y ocultos, muy ocultos.
Desconocidos incluso para nosotros mismos.
Eso sí, callada y ardientemente ansiosos de ser rescatados y sacados a la luz.
Nos hemos conformado durante mucho tiempo con creer que somos ese que vemos a diario en el espejo, el que se despierta todos los días a la misma hora que nosotros, y el que se relaciona con una serie de personas que le reconocen, lo cual le da una relativa tranquilidad.
A veces, intuimos que tenemos que ser otra cosa distinta de lo que estamos siendo, y que nos gustaría ser de otro modo, y que esto de vivir tiene que ser algo más que llegar, sufrir y marcharse sin habernos enterado de qué va todo esto, y aunque negamos lo evidente y despreciamos lo sublime, tampoco nos entra una prisa urgente por reconocer que es un asunto prioritario, y lo vamos aplazando… lo vamos aplazando… lo vamos aplazando…
Envidiamos a esos que pisan fuerte porque parecen saber quiénes son, los que son siempre el centro de atención donde quieran que estén, los que triunfan en su vida.
Sólo en muy contadas ocasiones nos dejamos contagiar por nuestra verdadera esencia, que se encuentra desolada por ser tan desconocida, y a veces se manifiesta como una tristeza de origen desconocido, como una pregunta, “¿qué me pasa, si no me pasa nada?”, como un aire que cruza por delante diciéndonos algo sin voz, “vamos, tienes que saber lo que es, soy yo, eres tú, te llamo, te llamas, búscame…”
Generalmente, cuando buscamos, lo que encontramos es una distracción, casi siempre un asunto material y terrenal: nos vamos de compras, ponemos la tele, llamamos a otra persona para hablar de nada… y todo eso para no escucharnos, para no quedarnos a solas con nosotros mismos.
Cuando he preguntado a otras personas: “¿quién eres tú?” han contestado mil cosas distintas: “una parte de la divinidad que está castigada a estar en este mundo extraño e inhóspito”, o bien “un ser celestial que no recuerda ahora mismo su origen”, o también “una parte del cosmos encarnada en este pesado lastre de ser una persona que algún día retornará a las estrellas con su luz recuperada”…
Nunca he oído decir a alguien que es la última encarnación del demonio. Todos tan espirituales y tan místicos. Todos tan apegados y aferrados a una definición que sirve de consuelo, aunque no estén seguros de ella. Todos necesitados de ser algo que se pueda definir.
Yo he pasado algunos ratostratando de encontrar una respuesta y he llegado a un desenlace, quizás no acertado: no me importa quién soy en cuanto a ponerlo en palabras que expresen una idea.
No me importa, porque considero que se pierde demasiado tiempo en llegar a esas palabras que no van a cambiar en absoluto lo que ya soy aunque no lo defina. Valoro más el sentimiento que tengo de mí. Aprecio más el concepto que tengo de mí, la relación conmigo, lo que me aporto, aunque no sepa qué o quién soy. No importa la definición porque yo no soy la definición, simplemente soy.
Yo soy. Sin más. No necesito adjetivos ni explicaciones. Las palabras que añada no me cambiarán, porque por sí mismas no tienen la capacidad de hacerlo.
Ya lo has oído muchas veces: la palabra agua no quita la sed; la palabra fuego no calienta; la palabra cuchillo no corta.
Hay que ser, y eso es lo único que importa. Para hacerlo, y poco a poco, hay a aclarar conceptos, hay a poner las cosas en su sitio y mirarlas con otro modo de ver; hay que ser alquimistas, sabios, incrédulos, preguntadores incansables… y pacientes.
Por tanto, habrás de estar dispuesto a modificar lo que consideres que es necesario modificar para tu bien y tu crecimiento. Vas a averiguar quién eres, pero por ti mismo, no en comparación con los demás.
Te adelanto que responder a estas preguntas es ocupación de toda una vida. El que eres hoy no tiene nada que ver con el que eras cuando tenías dos años, o quince, ni con el que serás en otro momento posterior, por eso la respuesta será provisional.
Del niño de dos años sólo te queda el nombre y los apellidos. No tienes aquel pelo, ni los dientes, ni están ya las células que se han ido muriendo, ni el cuerpo… por lo tanto, eres algo más que el cuerpo.
Se puede ver “quién soy yo” a la luz de la psicología, que es la ciencia que estudia el comportamiento, los estados de conciencia, y todo cuanto atañe al espíritu y la mente.
Todos, cuando nacemos, tenemos una identidad. Como niños expresamos esa identidad inmaculada e individual que uno es en ese momento. A medida que uno va creciendo irá dejando de ser yo y se dividirá en múltiples yoes -como verás en el capítulo de yo y yoes-.

PENSAMIENTO DESCALABRADO

¿Quién soy?
¿Quién es yo?
¿Qué es yo?

“Es que es un follón esto de meterse en el mundo de lo profundo y lo esotérico, con todos los timos y falsedades que hay, y peor aún ir al psicólogo, que yo no estoy de atar, y si le cuento a un amigo esta inquietud me va a decir que me deje de chorradas, que al mundo se viene a vivir y a disfrutar y no a preocuparse, y que a esa voz que reclama de vez en cuando se le emborracha y se le acalla.
Y es peor el remedio que me acaban de dar mi amigo, porque ahora me han pegado una etiqueta de tipo raro que me va a afectar.
Mejor me olvido.
Va a ser verdad lo de mi rareza.”

TRABAJA TÚ

¿Si averiguo quién soy yo voy a tener que cambiar y ser otra persona?... te puedes preguntar.
No vas a ser otra persona, vas a ser Tú Mismo, te responde en tu interior una sabiduría misteriosa.
Sí, pero… ¿quién soy yo?
Creo que antes de obsesionarte con la pregunta, y con adjudicarle una respuesta de diccionario, deberías aprender a convivir contigo mismo, sin adjetivos ni distracciones, sólo estar en silencio, atento a tus latidos, a las posibles voces, a los sentimientos, a darte ligeros caprichos como una tumbada en el sofá con una música suave de fondo y dejar pasar el tiempo sin prisa, en armónica convivencia. Redescubrirte y amarte es un buen comienzo.
Es bueno que te preguntes ¿qué siento? y es bueno no angustiarte con las definiciones, que la pregunta no es para definir lo que sientes, sino para darte cuenta de lo que sientes: cosquilleos, una ligera brisa de preocupación, un vacío insondable, inquietud…
No importa. No tienes que asustarte ante la avalancha de sensaciones o respuestas. En realidad todo eso estaba ya ahí aunque antes no te hubieses parado a escucharlo, y negarlo no va a hacer que desaparezca. Sigue en el sentimiento.
¿Qué siento a solas conmigo?
¿De qué modo me siento a mí?
¿Me soporto bien?
¿Me encuentro a gusto?
¿Me siento bien en esta experiencia nueva?
¿Alguna vez pensé quién o cómo quería ser?
¿Soy el que quería ser?
¿Soy el que quiero ser?
Quietud, no inquietud.
Así es.
No hay prisa ni en este momento importa el tiempo. Puedes seguir esta noche o mañana, puedes aprovechar el viaje en el autobús, el tiempo de subir en el ascensor o el momento de la ducha (¿cuánto tiempo hace que no tomas consciencia al ducharte de cómo es el cuerpo y cuánto hace que no te acaricias?)

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Mensaje maestro Miou

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Mayo 20 de 2020

 

En son de paz vengo en este momento de bendición en son de paz, doy gracias, les habla el maestro Miou, maestro ascendido en la tierra, trabajador de la Luz con los hermanos de la Gran Hermandad Blanca, mucho es sentido el lloro en la tierra, mucho es sentido el dolor, mucho es sentido el sufrimiento, mucho es sentido el sinsazón, mucho es sentido el temor, no puedo decirte amado mio no sientas esto o aquello pues eres tu quien lo siente en su ser, no puedo decirte haz esto o haz aquello siendo que no soy yo el que lo está sintiendo pero si puedo decirte amado que me oyes, si puedo decirte ponte en mis zapatos y yo me pongo en los tuyos, hecho está, cómo te sientes ahora que estás en mis zapatos, cómo te sientes, sé cómo te sientes pues mis zapatos son, sientes paz y ahora te devuelvo tus zapatos y tu me devuelves los míos, cómo te sientes ahora seguro te sientes diferente, diferente a cuando intercambiamos nuestros zapatos, si amado mio puedes ponerte otros zapatos no importa las circunstancias que estés sobrellevando, puedes calzarte con los zapatos que elijas, del color que elijas, en la mañana al despertar puedes decir al sentarte a la cama antes de levantar “Hoy elijo ponerme los zapatos de la paz y nadie me los podrá quitar, pues, en paz he venido y en paz hago mejor mi camino”, así que mi amado bendito es tu camino, bendito es, bendito es tu ser, bendito es, bendito es tu hacer, bendito es, bendito es tu hacer bien, bendito es, bendito es tu elección, bendito es, bendigo que cada día elijas mucho mejor, que cada día te eleves al amor que el Creador te dio, bendito es.

 

Con amor os despido sabiendo que vuestros nuevos zapatos elegidos serán de paz y así será vuestro nuevo andar os doy gracias por ser y compartir paz contigo mismo y con todos los demás, vuestro maestro que os ama y os bendice siempre Miou.

 

 

Damos gracias al amado maestro Miou por su Luz, su amor, su paz y esta maravillosa enseñanza que nos inunda de paz para nuestro más alto bienestar, Namasté.

 

DIVINA LUZ

Maestra sanadora e Intérprete Celestial

whatsapp +57 3015331179

 

Podéis compartir el presente mensaje siempre que conservéis el texto, el origen http://divinaluzguiacanal.jimdo.com/ y el autor derecho universal de canalización a Divina Luz por regencia del amado Señor Arcángel Gabriel.xxx

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NUEVO

NUEVO

              TESTIMONIO DE MÉDICO COLOMBIANO

                          Testimonio de CDS de Colombia!

TESTIMONIO DE UN PERRITO!

OTRO MÁS BORRADO

               

TESTIMONIOS DE MMS DE ECUADOR- OTRO BORRADO- 

¿POR QUE SERÁ? ....

Por que funciona el DIOXIDO DE CLORO para el COVID 19

Años de estar presente en la salud de miles y mies de personas, que a pesar de evidencia y de el bloqueo de que se conozca por Laboratorios y Gobiernos , siempre la verdad saldrá a flote.

                  LA CURA QUE TE OCULTA EL MMS

OTRO DOCTOR NOS DA SU TESTIMONIO!!!

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Bendiciones

Manuel

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EMOCIONES NEGATIVAS Y NUESTRO CUERPO

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CORAZÓN Y SISTEMA CIRCULATORIO

ACTITUD NEGATIVA COMÚN: Yo he estado sintiéndome solo, cansado y con rechazo a la vida, he hecho grabaciones erróneas de esfuerzo y presión.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy amado por todos, mi trabajo es productivo y esta lleno de creatividad. La vida me proporciona gozo y soy feliz.

PROBLEMAS SANGUINEOS

ACTITUD NEGATIVA COMUN: Yo me he sentido fracasado y estancado sin inspiración y sin gozo por la vida.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy optimista, tengo interés por la vida y mi trabajo es apreciado por todos.

PROBLEMAS RESPIRATORIOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN: Me he sentido inmerecedor de la vida y la he obstruido en mí. He sentido alteraciones en mi ambiente que me irritan profundamente.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy la paz y la armonía dentro fuera de mí y nada ni nadie las altera, yo soy la expresión de la vida.

PROBLEMAS GASTROINSTESTINALES

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he tenido miedo no he confiado en el proceso de la vida. Mis decretos han sido erróneos.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy nutrido pro el universo y la vida fluye a través mío dándome paz y armonía total.

SISTEMA URINARIO

ACTITUD NEGATIVA COMÚN He tenido excesiva sensibilidad a ser criticado y he sentido vergüenza, frustración y amargura

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy capaz de soportar críticas que me ayudan a crecer y me dan más experiencias.

SISTEMA GENITAL MASCULINO

ACTITUD NEGATIVA COMÚN He sentido miedo por la perdida de mi virilidad.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy fuerte y viril, sin presiones externas o internas. Yo soy un hombre libre y me regocijo en mi libertad.

PROBLEMAS NEUROLÓGICOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN He deseado escapar a la realidad por tener desconfianza y miedo a la vida.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy un ser universal, creado para el amor, el gozo, mi seguridad en la vida es total.

ENFERMEDADES GLANDULARES

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Me he sentido demasiado sensible y sin gozo y he retenido la expresión de mi mente.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Estoy en total equilibrio corporal mental. Soy libre y amo la vida.

CÁNCER

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he tenido resentimientos y odios acumulados por mucho tiempo. Orgullo falso sobre mi propia valía.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy aquí y ahora el perdón y el amor, mi pasado se fue ya. Me amo como soy.

ALERGIAS

ACTITUD NEGATIVA COMUN: Yo he rechazado a personas situaciones y cosas de mi propio entorno y en muchas ocasiones he negado mi poder.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy confiado y seguro me encuentro a salvo y en total paz con la vida.

ENFERMEDADES INFECCIOSAS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN falta de amor. La desesperanza me destruye

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Manejo mi vida y estoy por encima de mis propias limitaciones pues es DIOS quien me inspira.

PROBLEMAS DE OJOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he sentido irritación por mi visión de la vida. He temido al futuro y he preferido no verlo.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy guiado pro la divinidad y soy seguro. Veo con claridad y acepto la vida como esta me llega.

PROBLEMAS REUMATOLOGICOS O DE HUESOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he estado muy afectado por las críticas y los abusos y he creído ser una victima de los demás

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy guiado por el cosmos y mi equilibrio y soporte es perfecto. Veo a los demás con amor

PROBLEMAS GINECOLOGICOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he rechazado el valor de mi propia feminidad y me sentido sucia, me he auto-rechazado.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy una creación especial de DIOS, puesto que dentro de mi cuerpo se crea la vida. Me acepto plenamente como mujer y bendigo mi cuerpo y mis funciones con amor.

PROBLEMAS DERMATOLOGICOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo me sentido amenazado con miedo y ansiedad temo salir lastimado

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy siempre protegido por mi creador, y me protejo yo mismo con pensamientos de amor, y olvido el pasado.

PROBLEMAS PSIQUIATRICOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he querido huir de la vida con ira y desesperación

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy la vida. Yo soy la salud por intermedio de mi padre. Acepto la vida, como viene la afronto y la disfruto.

PROBLEMAS DE OÍDOS NARIZ Y GARGANTA

ACTITUD NEGATIVA COMÚN querido ignorar a mí entorno y no he sido capaz de expresar mi pensamiento sofocando a mi yo.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy creatividad y mi expresión es libre, gozosa y positiva. Estoy en proceso de cambio, lo acepto y acepto el fluir de la vida en mi.

ODONTOLOGICOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he sido incapaz de analizar bien situaciones, y no he tomado a tiempo las decisiones oportunas

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy seguro. Analizó, desmenuzo, clasifico y decido en casa ocasión lo que discierno como oportuno.

PROBLEMAS GENÉTICOS

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he estado confundido, no he hecho las apropiadas elecciones y mis decretos han sido erróneos

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy libre y no me auto-culpo, mis decretos y decisiones son positivas y si alguna no resulta así, me sirve de aprendizaje, no de culpa.

PROBLEMAS MUSCULARES

ACTITUD NEGATIVA COMÚN Yo he opuesto resistencia a los cambios y evitado las experiencias nuevas.

ACTITUD POSITIVA A ADOPTAR: Yo soy seguro y decidido, la vida supone cambios y lecciones nuevas; las aprendo con habilidad y camino con seguridad.

 

Publicado en Otras Inteligencias

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ALEGRÍA SENCILLA, PERO PROFUNDA. Eckhart Tolle

Alegría Sencilla Pero Profunda
por Eckhart Tolle
http://www.eckharttolle.com/

 

 “Benditos los pobres de espíritu” dijo Jesús “porque de ellos será el reino de los cielos” 

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¿Qué significa “pobre de espíritu”?

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No hay bagaje interno, no hay identificaciones. No con las cosas ni con conceptos mentales que tengan un sentido del yo en ellos. ¿Y qué es el “reino de los cielos”? La alegría sencilla pero profunda de Ser que está ahí cuando ustedes se liberan de las identificaciones y así se vuelven “pobres de espíritu”. Es por esto que renunciar a todas las posesiones se ha convertido en una práctica espiritual antigua tanto en Oriente como en Occidente.    

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El ego tiende a igualar tener con Ser: Yo tengo, por tanto yo soy. Y mientras más tenga, más soy. El ego vive mediante la comparación. Cómo son vistos por los demás se convierte en cómo se ven a sí mismos. Si todos vivieran en una mansión o todos fueran ricos, su mansión o su riqueza ya no les servirían para mejorar su sentido del yo.

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Podrían entonces ir a una sencilla cabaña, renunciar a su riqueza, y recuperar una identidad viéndose a sí mismos y siendo vistos como más espirituales que los demás. Cómo son vistos por los demás se convierte en el espejo que les dice cómo son ustedes y quienes son. El sentido de autoestima del ego en la mayoría de los casos está vinculado al valor que ustedes tienen ante los ojos de los demás. Ustedes necesitan a los demás para darles un sentido del yo a ustedes y si viven en una cultura que iguala en gran medida la autoestima con cuánto tienen, si no pueden ver a través de este espejismo colectivo, estarán condenados a correr detrás de las cosas por el resto de su vida en la esperanza inútil de encontrar su valor y plenitud de su sentido del yo allí.    

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Cómo se liberan del apego a las cosas? Ni siquiera traten. Es imposible. El apego a las cosas cae por sí solo cuando ya no buscan encontrarse a sí mismos en ellas. Mientras tanto, sólo sean conscientes de su apego a las cosas. A veces pueden no saber que están apegados a algo, lo que significa estar identificados, hasta que lo pierden o hay peligro de perderlo. Si entonces se enojan, se ponen ansiosos y así sucesivamente, esto significa que están apegados. Si son conscientes de que se identifican con algo, ya la identificación no es total. “Yo soy la percepción que percibe que hay un apego.” Ese es el comienzo de la transformación de la conciencia.   

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Extracto de Eckhart Tolle’s A New Earth, páginas 43-46

© copyright 2008-2015. Eckhart Tolle . Todos los derechos reservados. http://www.eckharttolle.com/

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Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ManantialCaduceo

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CAPÍTULO 7 – LA PERSONA Y EL PERSONAJE

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CAPÍTULO 7 – LA PERSONA Y EL PERSONAJE

Este es el capítulo 7 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

La palabra persona viene del latín persona, que significa “máscara de actor” o “personaje teatral”, y que a su vez proviene del griego prosopos (pros = delante, opos = cara): delante de la cara.
En cualquier caso, hace referencia a las máscaras que usaban los actores en los teatros griegos. Estas máscaras tenían muy exagerados los gestos de la boca (de alegría, tristeza, asombro…) para que los espectadores pudieran ver con más claridad qué es lo que querían representar. A su vez, tapaban la verdadera realidad física de la persona suplantándola con la máscara.
De la palabra persona, se deriva personaje: “cada uno de los seres humanos, sobrenaturales, simbólicos, etc., que intervienen en una obra literaria, teatral o cinematográfica”.
Para entendernos, aceptamos que persona es el ser humano natural y personaje es la persona cuando no es ella misma y está actuando. Los personajes son, por definición, seres de ficción.
Muy pocas veces somos nosotros mismos naturales. La mayoría del tiempo estamos representando el personaje que se espera de nosotros, o sea el personaje que espera y aceptará bien aquel con quien nos estemos relacionando en cada momento.
Los demás, generalmente, nos imponen –o pretenden imponernos- un papel que tenemos que representar para agradarles, y así nuestro jefe quiere que seamos de cierta forma –obedientes, ligeramente sumisos- y no nos aceptará de otra forma, lo mismo que nuestra madre, nuestra pareja, las normas y la sociedad, o cada uno de nuestros amigos…
Nos parece algo normal y, casi sin darnos cuenta y en función de dónde o con quién estemos, nos vamos cambiando de máscara: vamos cambiando de personaje.
Y esto sucede muchas veces a lo largo del día; se ha convertido en algo tan habitual que no le damos importancia, que nos parece normal. Nos hemos acostumbrado.

Casi nunca somos nosotros mismos porque casi nadie nos acepta en nuestra realidad absoluta. Pocas veces nos podemos mostrar como realmente somos.

No es malo dejar de ser persona para ser personaje... si es durante un tiempo limitado y uno lo hace conscientemente. En muchos casos, es absolutamente necesario y muy conveniente. Es imprescindible tener claro que uno no es el personaje, sino que está actuando, temporalmente, como el personaje.
Los actores profesionales lo tienen muy claro, y cuando acaban cada toma de la película, o cuando baja el telón, se quitan la máscara, dejan al personaje colgado de la percha, y vuelven a ser ellos mismos.
Nosotros, muy a menudo, nos quedamos enganchados en el personaje porque creemos ser el personaje.

ATENCIÓN

Cualquier persona es absolutamente egoísta, del todo sincera, cruel, tierna, estúpida, inocente, sencilla, insegura e intachable.
Todos, en algún momento, somos absolutamente así.
Las personas, generalmente, actuamos de la mejor manera que conocemos y podemos, dentro de las circunstancias personales de cada uno, y en ese caso somos intachables. Es cierto que esa manera no tiene porqué coincidir con la que los demás esperan o desearían, y en ese caso, a los ojos de los otros, ya no somos tan intachables sino que somos los portadores de cualquiera de los adjetivos desagradables y malhumorados que nos quieran adjudicar.
Ser bueno o malo debiera ser sólo cuestión de intención y voluntad. Si uno es malo a conciencia, lo es sin ninguna duda. Si uno es malo sin querer ni sospecharlo, hay que revisar el adjetivo que le corresponde.
Hay que confiar en la buena voluntad de las personas, exceptuando los que, mediante sus intenciones y actos, son declaradamente malvados o delincuentes.
Muchas veces, más que malos, somos víctimas de la educación que nos dieron, y aún no hemos tenido tiempo de Despertar y Descubrirnos como realmente somos.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Hay que tener cuidado con dejar de ser persona en algún momento para considerarse únicamente como parte del conjunto de la humanidad. Es cierto que formamos parte de ella, y que somos una parte importante, pero, por encima de todo somos nosotros mismos. Hay que tener claro quién es uno. Estar haciendo el Camino del Descubrimiento enseña, ineludiblemente, que los demás son muy importantes para nosotros; imprescindibles, pero hemos de tener cuidado de ser nosotros mismos y no ser quienes los demás quieren que seamos, y no ser como los demás dicen que somos.

ATENCIÓN

Las personas, vistas con los ojos de un marciano, somos una sorprendente curiosidad: generalmente, nos conformamos con una vida que no sea excesivamente complicada, y casi con que sea soportable y poco más nos vale. No nos fijamos en nuestra falta de voluntad y de control. No pensamos a menudo en la muerte, con lo que ello tiene de enriquecedor para ser más conscientes de la vida. Nos dejamos controlar por las circunstancias ajenas y somos capaces de mentir con naturalidad. Dejamos que nos controlen los deseos, que en muchos casos son desordenados y de imposible realización, y después nos causan un pesarosa frustración. Predicamos una cosa y hacemos la contraria. Desatendemos a los seres queridos y no valoramos en su justa medida las gracias y favores que nos hacen los demás. Somos volubles, tardamos en madurar, no le prestamos la suficiente atención a la vida. Sabemos que se van gastando los años pero hacemos poco por llenarlos de intensidad, de realidad, de gente querida y de grandes satisfacciones. Nos callamos muchas veces los sentimientos que profesamos hacia los otros, y damos demasiadas cosas por supuestas. Nos falta constancia, lucidez en el pensar, pasión en los hechos y fe en nosotros mismos. Las cosas extraordinarias nos parecen poca cosa, y no permitimos a nuestras emociones que se manifiesten con naturalidad e intensidad.
Así somos.
Y así seremos hasta que la persona decida no seguir siendo así.
Todo lo que he escrito corresponde a las actitudes del personaje. Las personas somos mucho más íntegras y tenemos más altas miras. Una persona no se comportaría del modo que he relatado.

RESUMIENDO

Estás en un proceso de “darte cuenta”. Obsérvate y empezarás a reconocer a los personajes, y verás qué poco de persona se manifiesta habitualmente en ti.
Dejar de ser esos personajes –o serlo conscientemente y de un modo controlado- depende exclusivamente de ti.

Francisco de Sales

Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,88.0.html

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