Desde muchos años antes de que Cristo caminara por la tierra, las culturas que cada año se veían cubiertas de nieve consideraban los árboles que se mantienen verdes en invierno como especiales. Ellos decoraban sus casas con ramas de pinos, colocándolas sobre las puertas y ventanas. En muchas comunidades se creía que mantendrían alejados a los malos espíritus, fantasmas y brujas.
Los egipcios adoradores de Ra, el dios del sol, creían que el invierno era la consecuencia de una enfermedad de su dios. El solsticio de invierno, la noche más larga de todo el año, normalmente el 21 o 22 de Diciembre, era el día en que Ra empezaba a vencer a la enfermedad y mejoraba. Justo en ese día los egipcios cubrían sus casas con palmas verdes significando el triunfo de la vida sobre la muerte.
El primer registro de un árbol utilizado para adornar en Navidad se puede rastrear a Tallin, Estonia, en el siglo XV, cuando una hermandad de caballeros llamada “The Brotherhood of Blackheads” colocaba un árbol en su centro de ceremonias para las festividades. El último día de las fiestas lo llevaban a la plaza principal donde la gente bailaba a su alrededor y finalmente lo quemaban.
En el siglo XVI, en Alemania, como parte de las fiestas navideñas el 24 de Diciembre se recreaban escenas bíblicas incluyendo la que todos conocemos en la que Adán y Eva se comen la manzana prohibida. En ésta escena se incluía un “Árbol del Paraíso” en el cual se colgaban frutas para completar la obra. Con el tiempo los alemanes fueron incorporando ésta tradición a sus casas.
La tradición tomó tiempo en llegar a otros países, en gran parte de ellos lo hizo entre finales del siglo XVIII y XIX, con la unión entre personajes de la realeza, como Jorge III de Inglaterra y la reina Carlota de Mecklenburgo-Stelitz que llevaron la tradición a Gran Bretaña, aunque esto no fue bien visto porque no querían mucho a la reina alemana.
Los árboles navideños no llegaron a América hasta finales del siglo XIX, ya que antes los colonos ultraconservadores de Estados Unidos lo veían como un símbolo pagano. Una vez que se popularizaron, la empresa Sears Roebuck creó el primer árbol de Navidad artificial, lo vendió a 50 centavos con 33 ramas y por un dólar con 55. Dada la cercanía de Estados Unidos con México, la tradición se importó unos años después, poco antes de la Revolución.
En el siglo XX se agregaron mucho más adornos y tradiciones al árbol de Navidad, los cuales serán tema de entradas futuras en este blog, pero por lo pronto aquí les dejo el árbol que esta Navidad adorna mi casa: