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En esta Navidad... No olvidemos que lo que festejamos es el nacimiento de un representante de la luz, de la consciencia. El amado Jesús nos instruía para asumir nuestra dignidad, de esta forma es como nuestra luz podría brillar entre aquellos que viven en las tinieblas de su propia incomprensión y negación.
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No hace falta ser adoradores de nadie. Dios no es egoíco, ni pretende ser idolatrado por nadie. El hijo de dios al asumir la consciencia de su propia grandeza heredada, dejará de proyectar carencias y la necesidad de buscar cualquier clase de ídolo que exaltar para poder reafirmar su valía. Todo esto es mental y disfuncional.
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Hay que vivir con aprecio y gratitud hacia la vida misma, porque es ahí donde se encuentra la presencia de nuestro origen. Hay que convertirnos en una afirmación. Esta es la mejor forma de honrar y corresponder al don que hemos recibido para ser participes de la vida consciente de nuestra fuente. Esta actitud denota coherencia y madurez, equilibrio y plenitud. Garantiza la paz interna y la propia felicidad.
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Un bienaventurado despertar les deseo a todos ustedes, sobre las ilusiones mentales de este mundo. Hay que empoderar el resurgimiento de nuestra propia luz para que se convierta en una guía para los demás. Hazlo en donde sea que la vida te haya plantado. Cambiándote tú, se transformará la realidad que compartes con otros. Florece y permite que la luz brille en tu corazón… Feliz Navidad.
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© Ari Shemoth
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No hace falta ser adoradores de nadie. Dios no es egoíco, ni pretende ser idolatrado por nadie. El hijo de dios al asumir la consciencia de su propia grandeza heredada, dejará de proyectar carencias y la necesidad de buscar cualquier clase de ídolo que exaltar para poder reafirmar su valía. Todo esto es mental y disfuncional.
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Hay que vivir con aprecio y gratitud hacia la vida misma, porque es ahí donde se encuentra la presencia de nuestro origen. Hay que convertirnos en una afirmación. Esta es la mejor forma de honrar y corresponder al don que hemos recibido para ser participes de la vida consciente de nuestra fuente. Esta actitud denota coherencia y madurez, equilibrio y plenitud. Garantiza la paz interna y la propia felicidad.
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Un bienaventurado despertar les deseo a todos ustedes, sobre las ilusiones mentales de este mundo. Hay que empoderar el resurgimiento de nuestra propia luz para que se convierta en una guía para los demás. Hazlo en donde sea que la vida te haya plantado. Cambiándote tú, se transformará la realidad que compartes con otros. Florece y permite que la luz brille en tu corazón… Feliz Navidad.
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© Ari Shemoth