quejas (4)

QUEJAS HUMANAS. (ALGO EXTENSA PERO HERMOSA... Y QUE MANERA DE UBICARNOS)

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Una vez, un hombre cansado de la desgraciada vida que llevaba decidió subir al cielo y pedir cuentas a quien sea por su situación a lo largo de todos sus años hasta el presente.
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Mientras se iba elevando observó como los árboles y las casas se iban haciendo pequeñas bajo sus pies. El enfado que llevaba era notable, y pensaba pedir explicaciones al encargado de haberlo puesto en el mundo donde vivía. A medida que se dirigía hacia la entrada del cielo, vio la Tierra hacerse pequeña, dejando atrás las nubes que, estando en ellas, no podía ver el firmamento.
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Ahora se encontraba en la infinidad del silencio, deslumbrado por la luz de la presencia del sol situado mucho más allá de donde se encontraba. Elevándose y adentrándose en el vacío del que, desde la Tierra se denomina Cielo, llegó a un lugar donde había una entrada con un cartel que decía: “QUEJAS HUMANAS”.
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El hombre se encontró con una gran cola de seres humanos, que como él, habían tenido la misma intención. Había de todas las razas y religiones. Quiso ver donde se encontraba el primero de la cola, y hubo de esforzarse para distinguirlo.
A medida que se iba acercando hacia la ventanilla de quien les atendía, vio como todo aquel que se presentaba ante ella para protestar, se iba contento y como aceptando las palabras de quien les atendía les decía. Todos se iban con una sonrisa en los labios y corriendo para volver a la Tierra.
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Todo me resultaba extraño, pero en mi interior, me proponía y pensaba qué diría cuando me tocase: “que qué se habían creído al darme una vida como aquella, que qué se pensaban si nosotros éramos muñecos con los que ellos podían hacer lo que querían con nosotros, que no hay derecho en darme una situación mísera y hacerme vivir todo lo que he vivido hasta ahora, que es injusto que unos tanto y otros tan poco o nada, que yo no he pedido venir a un mundo como el de la Tierra, y que hagan el favor de llevarme a un mundo mejor del que estoy, que allí no se puede vivir, que…..”
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Haciendo estas reflexiones interiores me di cuenta que había llegado mi turno. Ante mí había un ser con una sonrisa dócil en la boca y una mirada profunda y afable. Toda su expresión era bondadosa y serena.
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Él me miró esperando lo que yo le había de decir, pero, por momentos no supe qué decirle. Me había quedado mudo, y por un instante, no pude increpar a aquel ser que estaba ante mí. Me daba cuenta que ahora yo era el primero de la cola pero parecía estar aislado, sintiéndome insonorizado con los de mi entorno y tenía detrás de mí, que eran muchos. Parecía como si solo estuviéramos aquel ser de apariencia serena y bondadosa y yo.
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Nadie más podía oírnos, como si estuviéramos solos. Por fin recuperé nuevamente mi estado interior y de desconcierto, recordando porque me encontraba allí, ante quien me podría, seguramente, dar una serie de explicaciones y resolver mi situación. Recordé porque estaba allí y dije medio enfadado, medio desconcertado:
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-          Quiero hablar con quien me permite vivir como lo estoy haciendo en la Tierra. Es injusta la situación que estoy viviendo y no hay manera de ser feliz. Todo son preocupaciones y nada me sale bien. Quiero hacer una reclamación y hablar con quien lo tenga que hacer para que esto no pase más.
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Entonces, como por arte de magia, aquel buen hombre desapareció y me encontré a mí mismo ante mí, diciéndome:
-          ¿Me han dicho que quieres hablar conmigo?
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¡Rayos y truenos!, no podía creer lo que estaba viendo: ¡¡era yo!! Me froté los ojos y me quedé quieto no sé cuánto tiempo, intentando descifrar qué había pasado y que lo que veía solo eran alucinaciones mías.
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-          No, no soy una imaginación – dijo aquel que era yo. Tú querías hablar con quien pudiera solucionar y cambiar tu situación en el planeta Tierra y aquí me tienes. ¿Para qué querías verme?
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-          (Como puede, y desconcertado porque no entendía lo que me estaba pasando, dije:) ¿Cómo te llamas?
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Ahora sí que quedé totalmente paralizado cuando oí su nombre: ¡¡se llamaba como yo!! Entonces continué:
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-          ¿Podrías decirme qué está pasando? Es algún programa tipo “cámara oculta”, ¿verdad? ¿Quién eres tú realmente?
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-          ¿Tú querías hablar con quien te pudiera ayudar a cambiar la vida que llevas, no?
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En silencio asentí con la cabeza.
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-          Bien, yo soy este que tú buscas. Dime, ¿de qué te quieres quejar?
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-          ¿De qué me quiero quejar? Tú, supongo, debes de saber la vida que tengo. Debes saber que no hay nada que me salga bien, y continuamente tengo problemas de todo tipo porque no hay manera de salir de la situación que me encuentro desde que tengo uso de razón.
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No es justo. No se puede vivir así. Estoy harto que no pueda vivir como yo quiero. Esto no es vivir, por eso, vale más no vivir. Es inaguantable. Sufriendo por todo y por mantenerme en vida. ¿Me puedes decir porque vivo así? ¿Eh?, ¿Puedes decirme porque se me ha dado esta vida cuando hay otros que lo tienen todo y la vida les es muy fácil vivirla, teniendo para todo lo que necesiten y deseen? ¿Me puedes decir porque pasa esto y no puedo hacer nada para cambiarla? (Después de una pequeña pausa, nuestro ser humano continuó diciendo:)Me siento ridículo hablando contigo – dijo en voz baja – con este que tengo delante de mí. Estoy hablando conmigo mismo, ¡qué locura!
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-          (Como si el yo que tenía delante no hubiese escuchado mis quejas, me preguntó:) ¿Cuál es tu verdadera queja?
-          ¿¡¿Pero que no lo has oído?!? ¡Te lo acabo de decir!
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-          No, solo estás quejándote por la vida que estás llevando, pero no has definido el motivo por el cual has venido hasta aquí.
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-          ¡Que estoy harto por la vida que llevo! No la quiero porque solo me da penas y desgracias. Todo son problemas y no quiero tener, ya más. Quiero vivir una vida placentera y rodeado de riquezas. ¡No quiero padecer más!
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-          ¿Qué puedo hacer por ti?
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-          Tú sabrás, es tu trabajo, ¿no? ¿No eres tú quien me puede ayudar a cambiar de vida? Pues por eso he venido.
-          ¿Crees que no vives una vida placentera y llena de abundancia?
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-          ¡¿Tú estás loco o qué?! ¿Tú me ves la cara que tengo? ¿Me estás tomando el pelo o qué? (Y desesperado y enfadado le contesté:) Por favor, llama con quien pueda hablar y solucionarme lo que te he dicho, ¿eh? No me hagas perder más tiempo. ¡Solo me faltabas tú, ahora! – dije en voz baja.
-          Muy bien, ahora le aviso.
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Entonces, quien tenía delante desapareció, y al cabo de unos segundos volví a ver a alguien ante mí: ¡¡¡volvía a ser yo!!!
-          ¿Es una broma, no?
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-          Sí y no. Yo soy…. – diciendo mi nombre.
-          ¿Quieres hacer el favor de no tomarme más el pelo? – dije muy enfadado y chillando.
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-          Mira esto – dijo enseñándome unas imágenes mías de mi vida, en un monitor, que eran los momentos en los cuales yo me sentía bien y era feliz.
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Eran imágenes de mi infancia y cuando conocí a la primera persona que le hice un beso porque empezaba a amarla. El monitor me iba enseñando momentos de mi vida donde yo era feliz y me sentía bien conmigo mismo. También me mostró instantes donde había ayudado a alguien y entonces yo me sentía muy bien porque había sido útil para alguien necesitado. Estas imágenes me hacían sentir bien y empezaron a relajar mi corazón y mi espíritu. Incluso me mostró un momento que yo decidí por propia voluntad, pensar que los demás podían conmigo, y yo sentirme poca cosa. Sí, incluso estas imágenes donde decidí ser víctima de mi vida. Podría haber tomado otra decisión, ¡pero no!, dejé que los demás hiciesen de mí lo que quisieran.
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A continuación aparecieron unas imágenes como si fuesen una película y yo estuviera en el cielo, a punto de venir a la Tierra, de nacer. En esta situación se me mostró, momentos antes de venir al mundo, lo que sería la vida que había decidido tener, como si yo ya supiera qué vida tendría. Era maravillosa y llena de aprendizaje y ocasiones para sentir amor en mí. Vi también, las oportunidades de poder ayudar a muchas personas una vez estuviese en vida (la que iniciaría).
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Sentí por momentos la plenitud en mí y lo mucho que representaba aparecer en el planeta Tierra y vivir como un humano, dentro de un cuerpo, y a través de él poder acercarme a personas que necesitaban de mi presencia para continuar sus caminos. Me di cuenta de la importancia de venir a este mundo y el papel que representaría para muchas personas, y a pesar de mi carácter contestatario y rebelde, lo importante que sería para mi alma ser presente en estos momentos de la historia de la Tierra.
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Momentos antes de descender y aparecer a través de un parto, también sentí el amor que había en mí y que no estaba solo. Amigos invisibles estarían conmigo en todo momento, y que aunque no les vería en vida, continuarían estando y ayudándome arecordar.
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Todo esto lo vi, o mejor dicho, lo sentí dentro de mí como si lo que estaba viendo en aquel monitor sucediera en mi interior en aquel instante. Fue algo extraño.
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Me quedé quieto, en silencio, recordando todo lo que había sentido y visto. Por momentos me olvidé del por qué me encontraba allí, y una nueva energía me rodeó. Me sentía como encerrado en mí y con una pequeña grieta de esperanza y sabiduría como si todo fuese para mi mayor bien.
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En aquellos momentos se me juntaron muchas emociones y sentimientos a la vez. Uno de ellos era como si todo fuera temporal y que aquello que yo me pensaba que era, no era, y lo que yo creía que no era, era. Quizás no sé si me he explicado bien, pero era esto lo que sentía. Entonces, mi mirada se fijó en aquel que se encontraba ante mí: yo, y me di cuenta que yo, y solo yo, podría tomar la decisión y tener la capacidad de cambiar mi situación. Ahora entendía el por qué “yo me había presentado ante mi diciéndome que era yo quien me podía ayudar a cambiar mi situación”.
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Por momentos, pareció como si se hubiese encendido una luz y lo viera todo claro.
Dentro de mí sentí una fuerza que no había sentido hasta aquel momento. Me sentía capaz de cambiar aquello que en el fondo, no me pertenecía porque formaba parte de una vida ilusoria que yo me había creado.
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Quien tenía delante me hizo una sonrisa, y yo le correspondí. Recordé lo que todavía debía de hacer en la Tierra de bueno, quizás sin ser consciente del todo, pero que lo quería y había de hacer, y rápidamente salí de aquella cola para volver hacia el planeta de donde había venido.
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El último que se puso a la cola de espera parecía enfadado y con cara de pocos amigos. Parecía lleno de rabia cuando vio marcharse, con poca nitidez al primero de la cola, corriendo, dirigiéndose hacia la salida.
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Con cierto tiempo de espera, llegó a la ventanilla donde le atendió un ser con una sonrisa dócil en la boca y una mirada profunda y afable. Toda su expresión era serena y de bondad. Él le miró esperando lo que le había de decir, pero por momentos, el ser humano no supo qué decirle. A continuación recordó porque se encontraba allí y dijo enfadado:
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-          Quiero hablar con quien permite que viva como lo estoy haciendo en la Tierra. Es injusta la situación que estoy viviendo y no hay manera de ser feliz. Todo son preocupaciones y nada me sale bien. Quiero hacer una reclamación y………..
El resto de la historia ya la conocéis.
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LAS QUEJAS... FLORECIMIENTO DEL EGO. ¡CÓMO EVITARLAS? ECKHART TOLLE

ENVIADO POR ROBERTO
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Las Quejas… Florecimiento del Ego. ¿Cómo Evitarlas?
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Renegar es una de las estrategias predilectas del ego para fortalecerse. Cada queja es una historia inventada por la mente y la creemos ciegamente. No importa si manifestamos nuestras quejas o si las pensamos en silencio. Algunos egos sobreviven fácilmente a base de lamentos únicamente, quizás porque no tienen mucho más con lo cual identificarse.
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Cuando somos presa de esa clase de ego, nos lamentamos habitualmente, en particular de los demás. Sin embargo, es algo que hacemos inconscientemente, lo cual significa que no sabemos lo que hacemos.
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Aplicar rótulos mentales negativos a los demás, ya sea en su cara o cuando se habla de ellos con otros, o sencillamente cuando se piensa en ellos, suele ser uno de los componentes de este patrón. Utilizar adjetivos ultrajantes es la forma más cruda de esos rótulos y de la necesidad del ego de tener la razón y triunfar sobre los demás: “idiota, perra, imbécil”, son pronunciamientos definitivos contra los cuales no hay argumento posible.
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En el siguiente nivel más bajo en la escala de la inconciencia están los gritos y las injurias, y bastante cerca, está la violencia física.
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El resentimiento es la emoción que acompaña a las lamentaciones y a los rótulos mentales, y refuerza todavía más el ego. El resentimiento equivale a sentir amargura, indignación, agravio u ofensa. Resentimos la codicia de la gente, su deshonestidad, su falta de integridad, lo que hace, lo que hizo en el pasado, lo que dijo, lo que no hizo, lo que debió o no hacer. Al ego le encanta. En lugar de pasar por alto la inconciencia de los demás, la incorporamos en su identidad.
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¿Quién lo hace? Nuestra inconciencia, nuestro ego. Algunas veces, la “falta” que percibimos en otra persona ni siquiera existe. Es una interpretación equivocada, una proyección de una mente condicionada para ver enemigos en los demás y elevarse por encima de ellos. En otras ocasiones, la falta puede existir pero la amplificamos al fijarnos en ella, a veces hasta el punto de excluir todo lo demás. Y fortalecemos en nosotros aquello contra lo cual reaccionamos en otra persona.
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No reaccionar al ego de los demás es una de las formas más eficaces no solamente de trascender el ego propio sino también de disolver el ego colectivo de los seres humanos. Pero solamente podemos estar en un estado donde no hay reacción si podemos reconocer que el comportamiento del otro viene del ego, que es una expresión de la disfunción colectiva de la humanidad. Cuando reconocemos que no es personal, se pierde la compulsión de reaccionar como si lo fuera. Al no reaccionar frente al ego logramos hacer aflorar la cordura en los demás, es decir, oponer la conciencia incondicionada a la condicionada.
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En ocasiones quizás sea necesario tomar medidas prácticas para protegernos contra personas profundamente inconscientes. Y podemos hacerlo sin crear enemistad. Sin embargo, la mayor protección es permanecer en la conciencia. Una persona se convierte en enemiga cuando personalizamos la inconciencia de su ego. No reaccionar no es señal de debilidad sino de fuerza. Otra forma de expresar la ausencia de reacción es el perdón. Perdonar es pasar por alto o no reparar. No reparamos en el ego sino que miramos la cordura alojada en la esencia de todos los seres humanos.
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Al ego le encanta quejarse y resentirse no solamente con respecto a otras personas, sino también a las situaciones. Lo mismo que se le hace a una persona se le puede hacer a una situación: convertirla en enemiga. La implicación siempre es: esto no debería estar sucediendo; no quiero estar aquí; no quiero tener que hacer esto; es una injusticia conmigo.
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Por supuesto el peor enemigo del ego es el momento presente, es decir, la vida misma. No se deben confundir las quejas con el hecho de hacer ver a una persona una deficiencia o un error a fin de que pueda corregirlo. Y abstenerse de quejarse no significa necesariamente tolerar la mala calidad o la mala conducta. No es cuestión de ego decirle a un mesero que la sopa está fría y que debe calentarse, siempre y cuando nos atengamos a los hechos, los cuales siempre son neutros. Renegar, es decir “Cómo se atreve a traerme una sopa fría”. Hay allí un “yo” al cual le encanta sentirse personalmente ofendido por la sopa fría y que va a sacar el mayor provecho de la situación, un “yo” que disfruta cuando encuentra la falta en el otro.
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Las quejas a las cuales nos referimos están al servicio del ego, no del cambio. Algunas veces es obvio que el ego realmente no desee cambiar a fin de poder continuar quejándose. Trate de atrapar a la voz de su mente en el momento mismo en que se queja de algo, y reconózcala por lo que es: la voz del ego, nada más que un patrón mental condicionado, un pensamiento.Cada vez que tome nota de esa voz, también se dará cuenta de que usted no es la voz sino el ser que toma conciencia de ella. En efecto, usted es la conciencia consciente de la voz. Allá en el fondo está la conciencia, mientras que la voz, el pensador, está en primer plano.
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Es así como usted se libera del ego, de la mente no observada. Tan pronto como tome conciencia del ego que mora en usted, deja de ser ego para convertirse en un viejo patrón mental condicionado. El ego implica inconciencia. La conciencia y el ego no pueden coexistir. El viejo patrón o hábito mental puede sobrevivir y reaparecer durante un tiempo porque trae el impulso de miles de años de inconciencia colectiva, pero cada vez que se lo reconoce, se debilita.
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Eckhart Tolle – Una Nueva Tierra
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ENVIADO POR ROBERTO

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VICTIMISMO.-QUEJA CONTINUA...El .Porque...

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Todos, en algún que otro momento, hemos asumido el papel de víctimas. Sin embargo, hay personas que se convierten en víctimas permanentes, sufren lo que podríamos considerar como un “victimismo crónico”. Estas personas se disfrazan de falsas víctimas, ya sea de forma consciente o inconsciente, para simular una agresión inexistente y, de paso, culpar a los demás, liberándose de toda responsabilidad.

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En realidad, el victimismo crónico no es una patología, pero podría desembocar en un trastorno paranoide, cuando la persona insiste en culpar continuamente a los demás de los males que padece. Además, esta forma de afrontar el mundo, de por sí, conduce a una visión pesimista de la realidad, que produce malestar, tanto en la persona que se queja como en quien recibe la culpa.

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En muchos casos, la persona que abraza el victimismo crónico termina alimentando sentimientos muy negativos, como el resentimiento y la ira, que desembocan en un victimismo agresivo. Es el típico caso de quien no se limita a lamentarse sino que ataca y acusa a los demás, mostrándose intolerante y vulnerando continuamente sus derechos como personas.

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Radiografía de una víctima crónica

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- Deforman la realidad. Este tipo de personas creen firmemente que la culpa de lo que les sucede es de los demás, nunca es suya. En realidad, el problema es que tienen una visión deformada de la realidad, poseen un locus de control externo, y creen que tanto las cosas positivas como las negativas que ocurren en su vida no dependen directamente de su voluntad, sino de las circunstancias externas. Además, sobredimensionan los aspectos negativos, desarrollando un pesimismo exacerbado que les llevan a centrarse solo en las cosas negativas que les suceden, obviando las positivas.

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- Hallan consuelo en el lamento. Estas personas creen que son víctimas de los demás y de las circunstancias, por lo que no se sienten culpable ni responsables de nada de lo que les sucede. Como resultado, lo único que les queda es lamentarse. De hecho, suelen encontrar placer en el acto de quejarse porque así asumen mejor su papel de “pobres víctimas” y logran llamar la atención de los demás. Estas personas no piden ayuda para solucionar sus problemas, solo se lamentan de sus desdichas en la búsqueda desenfrenada de compasión y protagonismo.

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- Buscan culpables continuamente. Las personas que asumen el papel de víctimas eternas, desarrollan una actitud recelosa, suelen creer que los demás siempre actúan de mala fe, solo para ponerles la zancadilla. Por eso, suelen tener un afán casi morboso por descubrir agravios nimios, sentirse discriminados o maltratados, solo para reafirmar su papel de víctimas. Así, terminan desarrollando una hipersensibilidad y se convierten en especialistas en formar una tormenta en un vaso de agua.

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- Son incapaces de realizar una autocrítica sincera. Estas personas están convencidas de que no tienen la culpa de nada, por lo que no hay nada que criticar en sus comportamientos. Como la responsabilidad es de los demás, no aceptan las críticas constructivas y, mucho menos, realizan un examen de conciencia a fondo que les lleve a cambiar su actitud. Para estas personas, los errores y defectos de los demás son intolerables, mientras que los propios son una simple sutileza. Después de todo, las víctimas son ellos.

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¿Cuáles son sus estrategias?

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Para que una persona pueda asumir el papel de víctima, tiene que haber un culpable. Por tanto, debe desarrollar una serie de estrategias que le permitan lograr que la otra persona asuma la culpabilidad en el asunto. Si no somos conscientes de estas estrategias, es probable que caigamos en sus redes y que incluso estemos dispuestos a cargar con toda la culpa sobre nuestras espaldas.

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1. Retórica victimista

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Básicamente, la retórica de esta persona se dirige a descalificar los argumentos de su adversario. Sin embargo, en realidad no refuta sus afirmaciones con otros argumentos que sean más válidos, sino que se encarga de que la otra persona asuma, sin darse cuenta, el papel de atacante.

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¿Cómo lo hace? Simplemente asume el rol de víctima en la discusión, de forma que la otra persona quede como alguien autoritario, poco empático o hasta agresivo. Es lo que se conoce en el ámbito de la argumentación como “retórica centrista” ya que la persona se encarga de mostrar a su adversario como un extremista, en lugar de preocuparse por refutar sus afirmaciones. De esta manera, cualquier argumento que esgrima su adversario, será solo una demostración de su mala fe.

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Por ejemplo, si una persona se atreve a contrastar una afirmación con un hecho irrefutable o con estadísticas provenientes de fuentes fiables, la víctima no le responderá con hechos sino que dirá algo así como: “Siempre me estás atacando, ahora dices que miento” o “Estás intentando imponer tu punto de vista, haz el favor de disculparte”.

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2. Retirada victimista

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En algunos casos, el discurso de la víctima está dirigido a eludir su responsabilidad y evitar tener que disculparse o reconocer su error. Por eso, intentará escabullirse de la situación. Para lograrlo, su estrategia consiste en desprestigiar el argumento del vencedor, pero sin llegar a reconocer que estaba equivocado.

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¿Cómo lo hace? Una vez más, asume el rol de víctima, juega con los datos a su antojo y los manipula a su conveniencia con el objetivo de sembrar la confusión. Básicamente, esta persona proyectará sus errores en el otro.

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Por ejemplo, si una persona le responde con un dato comprobado, que niega su afirmación anterior, la víctima no reconocerá su error. En todo caso, intentará hacer una retirada digna y dirá algo así como: “Ese hecho no niega lo que he dicho. Por favor, no cree más confusión y caos” o “Me está culpando de confundir a los demás, no tiene educación, es evidente que es inútil discutir con usted porque no atiende a razones”, cuando en realidad quien crea el desconcierto es él mismo.

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3. Manipulación emocional

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Una de las estrategias preferidas de las víctimas crónicas es la manipulación emocional. Cuando esta persona conoce bastante bien a su interlocutor, no dudará en jugar con sus emociones para poner el tablero a su favor y adoptar el rol de víctima. De hecho, estas personas son muy hábiles reconociendo emociones, por lo que utilizan cualquier resquicio de duda o culpa en su beneficio.

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¿Cómo lo hacen? Descubren el punto débil de su adversario y explotan la empatía que este puede sentir. De esta forma, terminan envolviéndole en su tela de araña, para que esa persona adopte toda la responsabilidad y el papel de verdugo, mientras ellos se quedan cómodos en su rol de víctimas y pueden seguir lamentándose.

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Por ejemplo, una madre que no quiere reconocer sus errores, puede poner la culpa en el hijo diciendo cosas del tipo: “Con todo lo que he hecho por ti, y así me pagas”. Sin embargo, este tipo de manipulación también es muy común en las relaciones de pareja, entre amigos e incluso en el ámbito laboral.

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¿Cómo enfrentar a este tipo de personas?

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El primer paso consiste en darse cuenta de que estamos ante una persona que asume el rol de víctima. Luego, se trata de resistir el embate y no dejar que nos enrede en su juego. Lo más sensato es decirle que no tenemos tiempo para escuchar sus lamentaciones, que si quiere ayuda o una solución, con gusto le ayudaremos, pero que no estamos dispuestos a perder tiempo y energía escuchando continuamente sus quejas.

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Recuerda que lo más importante es que estas personas no te arruinen el día descargando en ti su dosis de negatividad y, sobre todo, que no te hagan sentir culpable. No olvides que solo te puede herir emocionalmente, aquel al que le des suficiente poder.

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Por Jennifer Delgado

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QUEJARME YO? YO NO ME QUEJO...

 

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DEMASIADAS VECES NOS pasamos el tiempo quejándonos, de un dolor físico, de un desamor, de falta de dinero, del vecino que hace ruido, de personas, de las noticias, de política, de lo mal que va todo, de religiones, de razas, del hambre en el mundo, de sufrimientos ajenos, etc...etc...

 

Claro está que nadie es perfecto, que hay dolor y demás carencias en muchas cosas aún... Ahora bien, ¿el hecho de quejarnos nos ayuda en algo a nivel personal...? ¿nos da la solución anhelada...? NO. Solo sirve para chupar energías al que lamentablemente esta a nuestro lado y nos escucha. Él, compasivo..., nos da ánimo y, se queda vacio si no sabe como gestionar estos temas... Por eso a veces perdemos ciertos amigos y hasta hay parejas que se separan...

 

Luego nos preguntamos porque se alejaron de nosotros; es fácil, dejemos de "vampirizar" tonta-mente y todo irá mucho mejor... Más nos quejamos, más dolores, carencias y sufrimientos nos causamos. El cerebro es tonto, básico, más le damos de comer con temas absurdos, (más pensamos en todo lo que va mal) más se cree él que las deseamos, (sufrimientos, cualquier carencia). El, tonta-mente obedece, nos da más de lo que pensamos...es muy obediente...

 

Recordar que somos los creadores de nuestro presente, a cada instante, a cada palabra pronunciada, a cada pensamiento, es de Alta Importancia. Como bien sabemos, ahora mismo estamos creando nuestro futuro y, si pensamos en lo que no va, de lo que carecemos etc...ampliamos, atraemos más de lo mismo y empeoramos nuestra situacion poniendo energías en el lugar equivocado.

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Cambiar el "Chip", es decir, organizar las soluciones plan zen...fluyendo, escuchando nuestras Intuiciones y observando las señales, en vez de buscar un culpable a nuestras desgracias. CAMBIAR NUESTRA FORMA DE HABLAR...buscar Valientemente estar en Paz con nosotros mismos, estando atentos al presente, ayuda a renovar nuestras energías para POR FIN ATRAER LO BUENO, y luego difundir la Paz lograda con Amor.

 

Muchas personas piensan que ser positivo lo es todo. Tampoco es eso, eso es solo cubrir de una fina capa la enorme bola negativa que hay en nosotros. La Idea es diluir la bola...ser agua...volver a confiar en que la solución vendrá desde dentro de nosotros y que lo que esta ocurriendo, siempre es bueno para nosotros. 

Y, REIRNOS...Reír limpia, desestresa, nos hace vibrar a otro nivel. Si en vez de mirar tonterías en la tele, miráramos cosas graciosas, leyéramos buenos libros, nos ocupáramos en alguna actividad como un buen deporte o simplemente caminar, ya sería un gran paso adelante. Los adictos al televisor quizás tendrían que cambiar de programación o mejor, APAGAR y distraerse con otras cosas...en vez de preocuparse con las noticias....pero bueno, solo es un escrito, ideas que repaso para distraerme y recordar lo que me interesa...no soy nadie para decir lo que hay que hacer o no.

Fuente: TAO-SAI

POR UN MUNDO SIN QUEJAS

https://www.youtube.com/watch?v=YHcZk7ZN4po

Las quejas y juicios provocan enfermedad, pobreza y caos.

Para empezar un 2013 EXCELENTE en todos los aspectos,

te invito a hacer "21 dìas sin quejas" y te llevaràs una MUY agradable sorpresa.

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