Hace algunos años, trabajaba una señora conmigo, ayudándome en la limpieza de la casa.
Cierto dìa me grita desesperada: “Señora, la puerta no se abre!!!” “No puedo salir!!!”
Le respondoì de afuera: “Gira la perilla al otro lado”.
La puerta se abrió y aun con làgrimas, me mirò con sus ojos fuera de òrbita
. ¡¡¡Què si estaba asustada!!!
Le digo: “Tù estabas adentro, tenìas el control de la puerta”
“Al girar la perilla al otro lado, la puerta se podía abrir, como veràs”.
Esto pasa en nuestra vida cotidiana. Insistimos en “abrir la puerta, girando la perilla, en un sòlo sentido “
.
La puerta no se abre, e insistimos, insistimos, insistimos en hacer lo mismo, lo mismo, lo mismo, una y otra vez, y continuamos atrapados en nuestro interior, aun, teniendo nosotros mismos, la llave para abrirla.
Asì que si las cosas no resultan como lo estamos haciendo, simplemente,
“gira la perilla al lado contrario
¡¡¡ Tù tienes la llave!!!.
Maya
Si en la lucha el destino te derriba,
si todo en tu camino es cuesta arriba,
si tu sonrisa es ansia insatisfecha,
si hay siembra excesiva y pésima cosecha,
si a tu caudal se le oponen diques...
date una tregua; pero, no claudiques.
Rudyar Kipling