Hoy quería compartir contigo un ejercicio muy sencillo para sanar la relación con los padres. Se puede hacer en cinco minutos, y es realmente muy potente.
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Los padres son muy importantes. Tanto, que es imposible estar bien si no estamos en paz con ellos.
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Este ejercicio te permitirá girar la vista hacia atrás y mirar a tus padres y a tu pasado con unos ojos completamente nuevos: unos ojos llenos de amor.
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Y no hay nada que sane más rápidamente una herida que mirarla con amor.
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La Importancia de la Relación con los Padres
El ejercicio que te propongo lo leí hace unos días en el libro “Reconocer lo que es”, de Bert Hellinger, que trata sobre constelaciones familiares. No sé si conoces las constelaciones familiares, pero yo las he descubierto hace relativamente poco, y me han dejado totalmente asombrado y cautivado.
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Una de las muchas cosas que he descubierto gracias a las constelaciones es hasta qué punto dependemos de nuestro sistema familiar. En las constelaciones familiares se ve muy claramente cómo determinados problemas que pensábamos que eran personales (enfermedades, bloqueos, dificultades,…) en realidad no lo son: son problemas que vienen de nuestro sistema familiar (padres, abuelos, hermanos, etc.). Los sistemas familiares funcionan como una unidad indivisible que se desajusta cuando las personas que los integran no están en paz entre ellas.
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Dentro del sistema familiar, los padres son especialmente importantes. Ellos son quienes nos dieron la vida y, por lo tanto, son nuestra conexión más directa con la fuerza que nutre nuestra existencia.
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Por esta razón, no podemos estar bien si no estamos bien con nuestros padres. Es imposible.
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Concretamente, si hay algo de tu vida que te duele, es muy probable que sea un reflejo de tu relación con tus padres, aunque de entrada parezca que no tiene nada que ver.
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No podemos sanar nuestra vida si no sanamos nuestra relación con los padres. No podemos mirar el futuro con fuerza si no somos capaces de inclinarnos ante nuestros padres, honrarles por habernos dado la vida, y coger el amor que viene de ellos con humildad y gratitud.
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Cómo Sanar la Relación con los Padres
El ejercicio de hoy está pensado para sanar la relación con los padres. Esto, de manera indirecta, es una de las formas más potentes de sanar tu vida en general. Si eres capaz de mirar a tus padres con amor y gratitud, sin juzgarlos, tu pasado dejará de ser un peso, y pasará a ser la fuerza que te impulsa hacia adelante.
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Este ejercicio lo puedes hacer independientemente de cómo sean tus padres. Da igual cómo te trataron, y también da igual si están vivos o si ya se fueron. Tus padres te dieron la vida y, a su manera, te aman. Y esto es lo que cuenta.
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Para empezar el ejercicio, simplemente cierra los ojos e imagínate que estás delante de tu madre. Ponte mentalmente delante de ella, y mírala sin pensar en nada concreto.
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Al principio, retrocede mentalmente hasta tus primeros días de vida. Imagínate que eres un bebé, y siente el amor que viene de tu madre. Tu madre te ama más de lo que te amará nadie en este planeta. Fuisteis una unidad durante nueve meses. Luego os separasteis un poco, pero ella siguió nutriéndote y amándote. Siente el amor de esos primeros días. Sin pensar en nada y sin juzgar lo buena o mala madre que fue. Ella te ama. Siente su amor.
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Una vez lo hayas hecho, entonces imagínate que tu padre está a su lado. Y siente su fuerza.
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Igual que antes, no juzgues lo buen o mal padre que fue. Él te ama y, a su manera, luchó por ti. Míralo, y siente su fuerza y su amor. No pienses en lo que no te dio, piensa que te dio.
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Entonces, con la mirada fija en el amor de tu padre y de tu madre, permítete crecer un poco. Ves dejando que pasen mentalmente los años, lentamente, sin dejar de mirar el amor de tus padres. Pasa por la infancia, la adolescencia… Si en algún momento pierdes la conexión con su amor, detente y vuelve a buscarla.
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No pienses en hechos concretos de tu vida. Simplemente ves creciendo mentalmente mientras miras a tus padres y ellos te miran a ti.
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¿Puedes ver lo orgullosos que están? ¿Puedes ver cómo te miran con amor?
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Sigue creciendo, sin prestar atención a ningún acontecimiento concreto de tu vida en ningún momento. Lo único que cuenta es que tú estás creciendo y que tus padres te están mirando con amor.
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Cuando llegues a tu edad actual, míralos una vez más. Con fuerza y humildad. Ahora sabes lo que han hecho por ti, ¿verdad?
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Si lo ves, sólo puedes hacer una cosa más: inclínate ante ellos, con respeto y amor. Y diles: “os honro”.
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Luego gírate. Siente su amor detrás de ti, y ponte a andar.
Un futuro brillante te espera.
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