Muchas de las enfermedades y angustias que sufrimos en la vida cotidiana tienen una causa realmente simple: estamos sobrecargados.
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No nos educaron para saborear la vida y disfrutarla, sino para llevar un pesado fardo psicológico de supuestas obligaciones: “deberías…”, “tendrías…”, “hay que…”, “has de…” Eso nos dijeron y muchas más órdenes. Son demasiadas exigencias que hemos convertido en autoexigencias.
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Empieza a permitirte echar lastre por la borda, andar ligero. La vida es breve -¡Y tan breve!- pero es un camino realmente bello.
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Así da comienzo uno de mis libros favoritos. Uno de los libros de cabecera, un imprescindible, para abrir por cualquier página y aflojar. “Me doy permiso para…” de Joaquín Argente. Estas son solamente algunas reflexiones, las que hoy yo necesitaba reafirmar. Lee atentamente y observa cuáles calan en ti. ¡Que lo disfrutes!
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Me doy permiso para... (Joaquin Argente)
Me doy permiso para separarme y no estar con personas que quieren controlar mi tiempo: que me exigen explicaciones, justificaciones, argumentos, incluso para defender mi necesidad de parar y descansar.
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Me doy permiso, después del trabajo y haberme ganado el pan, para relajarme, y hacer o no hacer nada sin tener que darle cuentas a nadie.
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Mi tiempo es mi vida y mi vida es mía; a nadie le debo explicaciones.
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Me doy permiso para no andar corriendo por la vida sin vivirla atrapado por un trabajo estresante o por una familia exigente.
Me doy permiso para hacer las cosas a mi propio ritmo y no acepto las presiones y las opresiones de los que quieren descargar sobre mi sus propias responsabilidades.
Yo hago lo mío y los demás deben hacer lo suyo
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Me doy permiso para volverme atrás y cancelar cualquier compromiso que haya adquirido. Naturalmente siguiendo una pauta interior de equilibrio y no dando vuelcos de una decisión a otra. Decido darme la posibilidad de cancelar compromisos que con frecuencia he ido aceptando y acumulando por presiones y que luego no puedo cumplir porque son excesivos.
Me doy permiso para no autoesclavizarme con esos compromisos y me desdigo de ellos sin sentirme mal ni culpable.
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Decido no asumir mas compromisos que los que mi cuerpo y mi mente puedan sobrellevar con ligereza
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Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, o violencia. No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres o de mi marido, o mujer, ni de mis hijos, ni de mi jefe, ni de nadie. Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este momento, fuera de mi vida.
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Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás; merezco también consideración y respeto
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Me doy permiso para no obligarme a ser el alma de la fiesta el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, la que esta dispuesta al dialogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan. No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.
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Mi propia existencia, mi ser, ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme, mi presencia ya es suficiente, no he de agotarme haciendo más.
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Me doy permiso para no ver la vida tal como me dijeron en la infancia, como carencias, miedos y pecados: No creo que Dios quiera verme sufriendo y abrumado de privaciones. Veo el Dios del Cosmos, el gran Dios de las estrellas, los planetas, los océanos y los árboles, como un proceso de expansión y de abundancia.
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Me doy permiso para no desaprovechar oportunidades y para disfrutar de todo lo que ya tengo, lo que soy y lo que llegaré a ser
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Me doy permiso para dejar que desvanezcan los miedos que me infundieron mis padres y personas que me educaron. El mundo no es solo hostilidad, engaño o agresión ; hay también mucha belleza y alegría inexplorada. Decido abandonar los miedos conocidos y me arriesgo a explorar las aventuras por conocer.
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Mas vale lo bueno que ya he ido conociendo y lo mejor que aun estoy por conocer, voy a explorar sin angustia.
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A pesar de los mensajes que me inculcaron en la infancia me doy permiso para rechazar la idea de que el mundo es un valle de lagrimas y privaciones. Mi vida sexual y amorosa mis relaciones afectivas y de amistad y mis relaciones laborales no van a estar condicionadas por la miseria y la escasez.
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Me doy permiso para que me encuentren quienes van a saber amarme y ser nobles y leales amigos, actuare con la misma nobleza y lealtad que exijo.
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Basta de miserias, hay rosas y jazmines para todos
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Me doy permiso para desarrollar mis capacidades creativas. Me permito empezar a escribir poemas o relatos, o a pintar, o esculpir, cantar, descubrir, hacer música, vivir. No acepto en mi entorno a personas frustradas o quejumbrosas, indecisas, bloqueadas, ni a críticos mordaces que no se atreven a fluir. Mi creatividad, en cualquier campo que yo elija, es valida porque es expresión mía.
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Que se alejen de mi los desanimadores y creadores de problemas esteriles, no dedico mi energía a convencerles ni a justificarme sino a crear.
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Me doy permiso para no tener miedo a lo desconocido, ¿por qué habrá de ser malo o difícil lo que me espera? ¿para que me habrán echo creer eso? ¿acaso para controlarme y tenerme atrapado?
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Compruebo diariamente que muchas cosas que me parecían difíciles o imposibles se resuelven fácilmente. Mi ahora y mi futuro me preparan situaciones fértiles, grandes árboles serenos, benignas y acogedoras sombras y también días de luz consolidada.
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Me doy permiso para respirar plenamente y para espirar dejándome fluir espontáneamente en mi vida cotidiana. Confío en lo que hay en mi interior, que no puede ser malo, son fulgores de Dios fragmentos de estrellas. Fuera los que dicen que dentro de mí hay algo pecaminoso, sucio o malo.
Me acepto íntegramente, algún día en algún momento del rodar de las estrellas en el cosmos, todo me revelará su sentido y veré luminoso el conjunto de mis actos. Como ya son.
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Me doy permiso para no complicarme la vida innecesariamente. Me permito que las cosas me sean fáciles y gozosas. Renuncio a los mensajes de la infancia o del presente que afirman que la existencia ha de ser costosa y difícil. Mi vida es mucho mas fácil de lo que han querido que fuera hasta ahora. No acepto personas que provocan problemas donde no los hay, problemas innecesarios, estériles. Aprendo diariamente a enfrentar situaciones no como conflictos angustiosos sino como posibilidades para explorar.
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Mi salud es mi tendencia a enfrentar situaciones como una posibilidad de crecer.
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Me doy permiso para no estar explicando todo lo que hago, aunque les parezca extraño a los demás. Me permito no estar justificando mi existencia ante padres, marido o mujer, hijos, amigos o compañeros de trabajo.
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Me permito callar y disfrutarlo.
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Hoy, ayer y anteayer llevo demasiado tiempo haciendo y trabajando en exceso. Me han estado sobrecargando y yo me he dejado sobrecargar, ahora me permito parar y hacer o no hacer muy suavemente lo que me apetezca.
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El tiempo gran escultor, me doy permiso para desacelerar y saborear la vida. Me lo he ganado de sobra
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Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente. Me permito rechazar las ideas que me inculcaron en la infancia intentando que me amoldara a los esquemas ajenos, intentando obligarme a ser perfecto, un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir inhumano. Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren, y asumo mi derecho a ponerle limites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable.
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No he nacido para ser la victima de nadie.
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Me doy permiso para equivocarme no solo una vez sino todas cuantas veces suceda.
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Me doy permiso para equivocarme y no sentir que por un pequeño o un gran error el mundo va a hundirse entorno mío.
Siempre hay segundas, terceras, cuartas y muchas mas posibilidades. Fuera las ideas de errores irrevocables.
Me doy permiso para no involucrarme en embrollos emocionales, amorosos, laborales, o de cualquier otro tipo. Hay muchas situaciones y personas que los conllevan necesariamente, decido no entrar en sus juegos agotadores. Y reconozco con tranquilidad que en algunas de las relaciones de mi vida, yo he sido en parte responsable de la creación de problemas. Decido no continuar jugando el juego de victimas y verdugos.
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Ni quiero ser el verdugo de nadie ni voy a ser victima. No participo mas en esos juegos de poder destructivos, no me sitúo en ninguna de las dos posiciones.
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Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros. Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me afirmo como una persona no adicta a la angustia. Soy yo quien me valoro, me acepto, y me aprecio. No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior. Y no espero encerrado o recluido ni en casa ni en un pequeño circulo de personas de las que depender.
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Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia. Empiezo por reconocer mis valores, y el resto vendrá solo. No espero de fuera.
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Me doy permiso para no estar a la espera, para no vivir esperando. Esperar es angustioso. Soy yo quien salgo rebosante de resolución y energía al encuentro de la vida.
Encontraré. Seguro.
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Me doy permiso para sentirme capaz. Me doy permiso para no recurrir con tanta frecuencia a los demás con el propósito de que me resuelvan pequeños problemas cotidianos, en el trabajo, en la familia, o con los amigos. Y decido no preguntar tanto a los otros como resolver muchas de esas pequeñas o grandes cuestiones.
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Me permito explorar yo mismo, interrogarme, probar, descubrir, resolver numerosos asuntos en los que no necesito depender de nadie.
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Me doy permiso para no precipitarme ni dejarme presionar por mi pareja, mis hijos, mi jefe o quienquiera que sea. No soy una persona torpe.
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Mi torpeza, en muchas ocasiones ha sido producto de la urgencia y la presión a la que me he dejado someter. No mas miedo, no mas torpeza, destreza, belleza y seguridad.
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Me doy permiso para decirle a quien me critique, que no lo haga más, porque la única persona que sabe profundamente de mí, soy yo mismo/a.
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Me doy permiso para disfrutar plenamente de la sexualidad y abandonar las ideas culturales, familiares y religiosas sobre el sexo, que tengo colocadas en mi cabeza.
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Me doy permiso para abandonar un trabajo que me corrompe y me aleja de mí mismo/a. Puedo hacer más de una cosa bien, incluso alguna muy bien, y creo firmemente que en una vida se pueden vivir varias vidas.
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Me doy permiso para dejar salir al niño o la niña que fui. Para saltar de alegría o llorar desconsoladamente, sin trabas, sin que me importe el que dirán.
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http://el-secreto.org/amor-y-relaciones-interpersonales/me-doy-permiso/
http://lapcodex.com/yahoo_site_admin/assets/docs/LAPCODEX-me_doy_permiso.33160756.pdf