EL CAMINO DEL CIELO Y DEL INFIERNO

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 Un guerrero de fama y fuerte crácter luego de recorrer un largo camino se dirige a una escarpada montaña, lugar de habitación de un solitario y sabio maestro del budismo (probablemente un sacerdote)

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Cuando llega a la morada del sabio luego de una agotadora jornada saluda respetuosamente al monje, el cual guarda silencio sin moverse de su posición.

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Luego le dice: He venido hasta aquí desde muy lejos para saber de un sabio como Usted ¿cuál es el camino hacia el cielo y el infierno?. El monje impasible mantuvo el silencio sin mirarlo siquiera. El guerrero algo irritado le increpa diciendo: ¡He subido esta escarpada montaña, he recorrido un largo camino en busca de sabiduría y quiero que me responda ¿cuál es el camino entre el cielo y el infierno?!

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. El monje no mostró siquiera un cambio de actitud, como si fuera una escultura.

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El guerrero reaccionó sulfurado e iracundo diciendo: ¡¡ He hecho un gran esfuerzo por estar aquí, no permitiré que me faltes así el respeto!! y levantó su espada con la cierta intención de darle muerte. En ese momento el monje levanta su mano indicando con su dedo índice al guerrero y exclama con voz firme:

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¡Ese es el camino del infierno!

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Sorprendido y avergonzado el guerrero envaina lentamente espada. El monje con voz tranquila le dice:

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Ese es el camino del cielo.

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FUETE: http://www.cuentoszen.com/el-camino-del-cielo-y-del-infierno.html

La voz se propagó a través de la campiña, sobre el sabio hombre santo que vivía en una casa pequeña encima de la montaña.

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Un hombre de la aldea decidió hacer el largo y difícil viaje para visitarlo. Cuando llegó a la casa, vio a un viejo criado al interior, que lo saludó en la puerta.

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-       Quisiera ver al sabio hombre santo – le dijo al criado.

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- El sirviente sonrió y lo condujo adentro.

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Mientras caminaban a través de la casa, el hombre de la aldea miró con impaciencia por todos lados en la casa, anticipando su encuentro con el hombre santo. Antes de saberlo, había sido conducido a la puerta trasera y escoltado afuera.

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Se detuvo y giró hacia el criado:

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-       ¡Pero quiero ver al hombre santo!

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- Usted ya lo ha visto – dijo el viejo.

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- A todos a los que usted pueda conocer en la vida, aunque parezcan simples e insignificantes… véalos a cada uno como un sabio hombre santo.

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-       Si hace esto, entonces cualquier problema que usted haya traído hoy aquí, estará resuelto.

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Fuente: cuento Zen tradicional

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Si viésemos a Dios en todas las personas y en todas las cosas, nada nos haría falta. Nada nos faltaría, gratitud y amor sería todo y todas las acciones y no acciones

 Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios.

Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.

Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.

Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.

Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.

El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?

Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: "A menos que su

taza esté vacía, no podrá aprender nada"

FUENTE: http://queridoserhumano.blogspot.mx/2013/01/la-taza-vacia-un-cuento-zen.html

ENVIADO POR CARMEN LUZON

Un hombre preguntó a un sabio si debía quedarse con su esposa o con su amante…

El sabio tomó dos flores en su mano: una rosa y un cactus… y le preguntó al hombre: si yo te doy a escoger una flor, ¿cuál eliges?

El hombre sonrió y dijo: la rosa, ¡es lógico! 

El sabio respondió: a veces, los hombres se dejan llevar por la belleza externa o lo mundano.

Y eligen lo que brille más, lo que valga más; pero, en estos placeres no está el amor.

Yo me quedaría con el cactus, porque la rosa se marchita y muere; el cactus, en cambio, sin importar el tiempo o el clima, seguirá igual, verde, con sus espinas... y un día dará la flor más hermosa que jamás hayas visto.

Tu mujer conoce tus debilidades, tus defectos, tus errores, tus gritos, tus malos tratos y, aun así, está contigo…

Tu amante conoce tu dinero, tus lujos, los espacios de felicidad y tu sonrisa; por eso está contigo.

Ahora, dime hombre,  ¿con quien te quedarás?...