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Durante algunos años creí que la frase “Es un caso para la Araña”, utilizada por mi madre para describir alguna pregunta que necesita más investigación, era una invención familiar. Todo esto cambió hace algunas semanas cuando escuche a otra persona decir exactamente la misma frase. ¿De dónde viene?

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Todo inicia en 1935 cuando la estadounidense Marjorie Henderson creó a la Pequeña Lulú. Este personaje brincó a la fama en 1945 cuando John Stanley la rediseñó y creó una historieta que se publicaba cada semana, la cual duró hasta 1984. Casi una década después HBO creó una serie animada la cual se transmitió durante un par de años.

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Uno de los personajes más memorables de la historieta era Tobi, un niño gordito con sombrero de marinero que se cree está enamorado de Lulú, pero nunca lo reconocería. Es justamente Tobi el personaje que, cuando se necesita investigar algo, se convierte en un detective llamado “La Araña”. Cuando, en medio de una travesura, los niños se topaban con algo inexplicable tenían que recurrir a La Araña para que los ayudara a resolver el misterio y, como podrán adivinarlo, lo hacían diciendo: “Este es un caso para la Araña”.

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Aunque tiene unos cuantos años que la Pequeña Lulú ya no se vende en todos los puestos de periódicos, su legado queda entre los que tenemos por ahí de 30 años o más. Si sus frases llegarán a nuestros hijos, ese sí es un “Caso para la Araña”.

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https://sabiduriadeescalera.com/de-donde-viene-la-frase-es-un-caso-para-la-arana/

Durante algunos años creí que la frase “Es un caso para la Araña”, utilizada por mi madre para describir alguna pregunta que necesita más investigación, era una invención familiar. Todo esto cambió hace algunas semanas cuando escuche a otra persona decir exactamente la misma frase. ¿De dónde viene?

Todo inicia en 1935 cuando la estadounidense Marjorie Henderson creó a la Pequeña Lulú. Este personaje brincó a la fama en 1945 cuando John Stanley la rediseñó y creó una historieta que se publicaba cada semana, la cual duró hasta 1984. Casi una década después HBO creó una serie animada la cual se transmitió durante un par de años.

Uno de los personajes más memorables de la historieta era Tobi, un niño gordito con sombrero de marinero que se cree está enamorado de Lulú, pero nunca lo reconocería. Es justamente Tobi el personaje que, cuando se necesita investigar algo, se convierte en un detective llamado “La Araña”. Cuando, en medio de una travesura, los niños se topaban con algo inexplicable tenían que recurrir a La Araña para que los ayudara a resolver el misterio y, como podrán adivinarlo, lo hacían diciendo: “Este es un caso para la Araña”.

Aunque tiene unos cuantos años que la Pequeña Lulú ya no se vende en todos los puestos de periódicos, su legado queda entre los que tenemos por ahí de 30 años o más. Si sus frases llegarán a nuestros hijos, ese sí es un “Caso para la Araña”.

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LUGAR: CD. DE MÉXICO, POR LA COLONIA NARVARTE

Año: 2008

MES: DICIEMBRE

NOMBRE: VÍCTOR M.

Cuando llegué a visitarlo a su casa, salió y me saludó afectuosamente aunque hacía un leve rictus de dolor.

Los movimientos del brazo y en general de la parte media de su cuerpo eran fuertes.

El motivo… se había golpeado las costillas al caer en el baño y estrellarse con el w.c.

Realmente ese era el problema menor, era la consecuencia de un mal que arrastraba desde niño…¡ataques de epilepsia!

Ahora ya un hombre maduro tenía que tomar permanentemente medicación y de cualquier forma, eventualmente sufría de esos ataques.

Además de ello, pérdida de la memoria, insomnio y mal humor.

Al término de la primera sanación disminuyó el dolor de las costillas y aparentemente eso fue todo.

Pasaron algunas semanas y 2 sanaciones más.

Los resultados eran cada vez más sorprendentes, regresaba la memoria, el sueño y el buen humor y con ello la eliminación de los ataque de epilepsia, si escribí bien ELIMINACIÓN de los ataques de epilepsia.

Me preguntó que se sentía mejor y que si debía de dejar su medicina. Mi respuesta tajante fue: No dejes de tomar tus medicamentos y asiste con tu médico para que autorice la disminución y en su caso su suspensión.

Cansado de las medicinas y los médicos no me hizo caso y vive feliz y agradecido con sus sanaciones reconectivas.

Me compró varios libros, me pidió folletos y me recomendó con algunos de sus conocidos y familiares; atendí a algunos cuantos, otros no se interesaron. La Reconexión es para todos pero no todos están en actitud de recibirla.