Aquieta tu mente: La desgracia del hombre no consiste en vivir en un mundo convulsionado, sino en ser parte del mismo... Ari Shemoth
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Cuando no encuentres una respuesta o no entiendas el porqué de una situación. Te invito a dar lectura a la siguiente reflexión:
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Existe un ritmo básico en mi cuerpo que está en armonía con la conciencia divina. Esta cadencia sagrada también está en todos los seres vivos.
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Al aquietar mi mente y enfocar mis pensamientos en el compás natural de mi cuerpo, creo un ambiente vital de sosiego y paz que fomenta mi bienestar.
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Cuando practico centrar mi atención en mi respiración, mi cuerpo y mente se aquietan instintivamente y los latidos de mi corazón se nivelan.
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Al prestar atención a los ritmos de mi cuerpo, descanso en un estado de paz profunda. A través de todo mi ser, experimentó una sensación de armonía, aceptación y consuelo.
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Al continuar respirando, estoy consciente del Espíritu todopoderoso que respira por medio de mí.
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En todos nosotros hay un espíritu; el soplo del Todopoderoso nos da entendimiento. Job 32:8