Las señales de la vida son como las señales de tránsito:
por las dudas, es mejor respetarlas. Hay momentos para detenerse y momentos para seguir adelante.
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Cuando estamos perdidos seguimos la corriente pero prestamos atención a cualquier cosa que pueda indicarnos la dirección correcta.
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Cuando está prohibido seguir adelante,
siempre existe un camino para sortear el obstáculo. Pero –al igual que acontece con las señales de tránsito- muchas veces nos damos cuenta de que esa indicación no sirve para nada y no la obedecemos.
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Nos pasamos la luz roja una vez, otra vez, sin que nada ocurra.
Y nos acostumbramos a actuar de esa manera, hasta que un día... Por eso, atención. No seas imprudente con tus sueños.
No malgastes tu suerte en tonterías...
P.Coelho
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Cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente.
Pascal
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