Cada día nos encontramos ante más incógnitas en nuestra mente y nuestra cotidianidad: sentimos una gran urgencia por encontrar la forma de sentirnos bien y de saber manejar las situaciones que se nos presentan sin estresarnos o angustiarnos; lograr los resultados que esperamos en nuestro trabajo y en nuestras relaciones, así como sentirnos satisfechos y amados.
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Sin embargo, cuando menos nos damos cuenta sentimos alguna molestia en alguna parte de nuestro cuerpo; nuestra espalda nos duele, los hombros están cargando una tensión impresionante, nuestra cabeza nos punza como si quisiera decirnos que está harta de algo, nuestro estómago crece y también hace todo por expresar su cansancio acumulado, eso sin mencionar a nuestras piernas y pies, pues los pobres han cargado ya tanto y nos han ayudado a ir a tantos y tantos lugares que a veces parece que pierden el rumbo y la dirección del camino…
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Adicionalmente a estas molestias que nos impiden seguir avanzando en el logro de nuestros objetivos, al final de nuestros esfuerzos encontramos que nuestros proyectos aparecen boicoteados, sin importar el empeño que se haya puesto en ellos o las técnicas de visualización o afirmaciones positivas que hayamos utilizado.
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¿Les suena familiar alguna de las experiencias que les estamos compartiendo? ¿Alguna vez han llegado a sentirse tan desesperados de no encontrar el remedio o la solución a algún malestar que resiste a los días y a la infinidad de métodos tanto científicos como espirituales a que se han sometido? ¿O han sentido una continua frustración por no conseguir el bienestar deseado? Créanme que si no lo han sentido son de los pocos privilegiados que han logrado responsabilizarse a tal grado de su cuerpo y sus emociones que están en un nivel de vida francamente admirable y sin lugar a dudas los felicitamos.
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Sin embargo, independientemente del estado físico o anímico que tengan en este momento, sólo queremos compartir con ustedes algunas conclusiones que hemos sacado a lo largo de un intenso recorrido por esta búsqueda afanosa del bien-estar, la prosperidad y la armonía.
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Generalmente cuando aparece ante nuestros ojos u oídos la palabra niño interior sentimos como si nos estuvieran hablando de volvernos inmaduros o actuar de alguna manera en retroceso, o peor aún se nos hace tonto el poner importancia a esa etapa que ya vivimos y dejamos muy atrás. No obstante y lo creamos o no, todas las emociones que vivimos en la infancia, tanto las que disfrutamos a plenitud, como las que sufrimos y lloramos amargamente se quedaron bien guardadas en una parte de nuestro cuerpo.
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Algunos miedos los almacenamos por ejemplo en nuestros pies, una que otra tristeza y llanto guardado se quedó de repente clavado en nuestro pecho; en nuestra garganta se guardaron muchas palabras que tuvimos que tragarnos, muchos sí forzados que tuvimos que decir, cuando en realidad queríamos gritar un no, tantas interrupciones de nuestro primer impulso y tantas y tantas heridas que podríamos enumerar sin terminar muy rápido que digamos. El problema de estas emociones guardadas en el cuerpo es que tarde o temprano acabarán manifestándose, como un grito desesperado por recordar quienes somos en realidad.
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He aquí la importancia del niño interior.
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¿Qué sentimiento viene a usted cuando se visualiza como niño en las situaciones que se encuentra viviendo?
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El niño interior es esa parte de nosotros que se ha encargado de protegernos, es el que guarda nuestra verdadera forma de ser y de sentir, es nuestra esencia y nuestro más pura forma de expresión, que está buscando nuestra atención y cuidado, y precisamente como les comentamos, se comunica a través de nuestras molestias físicas o en aquellas situaciones en las que parece que alguna fuerza externa se encarga de impedir que salgamos a adelante, invadiéndonos una emoción que sentimos a veces de manera inexplicable, que llega a dificultar el relacionarnos como desearíamos o movernos hacia las direcciones previstas.
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Evidentemente entendemos que surja de inmediato la pregunta: ¿Cómo puedo comunicarme con mi niño interior? o ¿Cómo puedo entablar una amistad con él? El primer paso para lograr una relación con nuestro niño interior es reconocer que existe y que su más grande miedo es que lo abandonemos. Al principio tal vez no será fácil, pues imagine la sensación de un niño que ha tenido que enfrentar grandes rechazos y heridas. ¡Intente imaginarla! Trate de recordar cómo era, visualícelo y pregúntele qué quiere comunicar con las molestias físicas que usted está sintiendo; ofrézcale su apoyo y atención a la necesidad que le exprese, tal vez simplemente quiera sentir su cariño.
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Y es entonces, cuando en verdad logramos encontrar un sentido, un significado y más que nada una finalidad de cada uno de los dolores y malestares que se nos presentan, cuando nos damos cuenta que si empezamos a escuchar a ese niño que a través de nuestro cuerpo nos quiere comunicar que algo lo inquieta o lo sigue lastimando, y ponemos todo nuestro cuidado y nuestro amor para ayudarlo a sanar esa herida que le quedó abierta, en ese momento nos daremos cuenta que se volverá nuestro mejor aliado y que como por arte de magia la molestia desaparece y ahora en su lugar resalta una gran fuerza interna que nos permite sentirnos mucho más claros, firmes y decididos a lograr nuestros objetivos sin estar esperando a que algo suceda afuera que nos ayude a lograrlos.
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Por otro lado, es importante tener en cuanto un factor clave al establecer la alianza con nuestro niño: el respeto. Pregúntele su opinión o sentimientos cuando necesite tomar alguna decisión; encontrará mucha luz en sus respuestas. Haga acuerdos con él. Permita que exprese su miedo o enojo brindándole un espacio y situación adecuado para liberarlo y no lo juzgue. Póngase de acuerdo con él cuando requiera enfrentar alguna situación, así evitará que la emoción guardada a través de su niño herido, boicotee sus proyectos. No lo abandone. Hágale saber que usted está con él sobre todo en los momentos más difíciles. Esto hará que desarrollen juntos más confianza.
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Por último intente empezar a recordar cómo jugar, inventar la manera de divertirse en cada actividad que desempeñe. Cuando dejamos de ver la vida tan “formalmente”, logramos relajarnos y volver a ser como niños; aparece nuestra creatividad y espontaneidad. La vida no es tan seria como creemos que lo es, y cuando reconocemos este hecho, nos da más oportunidades de seguir jugando.
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El niño interior es el gran compañero de nuestra vida. Posee memoria de todos los sucesos. El intentar lograr esta sociedad con él/ella traerá grandes beneficios a su caminar por este mundo, no sólo la eliminación de molestias físicas sino una gran seguridad, confianza, amor por usted mismo, y su vida fluirá armónicamente…
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MEDITACION. LLEVANDO AMOR A TU NIÑO INTERIOR. 2a EDICION
OPTIMO 100 DIAS SEGUIDOS
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AUDIO IVOOX. LLEVANDO AMOR A TU NIÑO INTERIOR 2DA EDICION
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EJERCICIO. LLEVAR AMOR A TU NIÑO INTERIOR
https://www.youtube.com/watch?v=LYEJIJ6cO9w
MINIMO UNA VEZ ANTES DE INICIAR LA MEDITACION.
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