Son tiempos trascendentales los que vivimos y la forma cómo se está dando nuestro despertar, depende mucho de los pensamientos que manejamos y de nuestra actitud; entendiendo, mejorando y asumiendo posiciones muy diferentes a las que usualmente estábamos acostumbrados. Clave en todo esto, es que de alguna manera todos estamos cerrando ciclos y en su interior, cada uno ya sabe cuáles son esos procesos que debe clausurar.
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Ya superada la mitad del mes de noviembre, qué mejor época que el fin de año para cerrar con todo lo que ya ha cumplido su objetivo y prepararnos para renacer en navidad con Jesús como un nuevo ser. Este el momento de atender el llamado de la vida de dejar ir las cosas, liberarse de los deseos que atan y elegir fluir como el agua, de creer en ti. Suelta eso que ya se acabó, que ya no marcha y abre tus manos y tu corazón para recibir todas las bendiciones que Dios y tu equipo celestial tienen especialmente reservadas para ti.
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Apoyados por los ángeles, contamos con tres poderosas herramientas Divinas para entregar, soltar y cerrar. Ellas son las tres Aes del cielo: Aceptación, Agradecimiento y Amor propio.
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ACEPTA
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Una ley espiritual dice: “cuando algo termina, termina”. No te desgastes entonces preguntándote el por qué. Simplemente, si algo finalizó en tu vida, es para tu evolución y tenía que ser así. Además, detrás de cada cosa que ocurre, está la perfección Divina. Por lo tanto es mejor aceptar, dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecido con la experiencia. Tu resistencia solo hace más difícil y demorado el proceso ya que el tiempo que tarda cada quien en sanar es su propia decisión.
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Lo que pasó, pasó y ya. Cuando aceptas que todo lo que sucede tiene un fin (que más adelante descubrirás), que todos podemos equivocarnos, que por ejemplo en términos de relaciones interpersonales, el otro tiene el derecho también, al igual que tu, de decidir si quiere estar contigo y comprendes que el desenlace nada tiene que ver con tu valor o tu autoestima, que si la otra persona no desea estar más no es porque no le hayas aportado o no valgas lo suficiente; y en definitiva, cuando te aceptas a ti mismo incondicionalmente, empiezas a observar todas las situaciones, las cosas y a las personas desde otra perspectiva más armoniosa, amorosa, equilibrada y más feliz.
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Aun así, algunas emociones como el enojo, la tristeza o la decepción hacen parte del proceso normal de cierre de cualquier ciclo. Lo importante es que las elabores y que jamás te ancles en ellas. Naciste con todo el potencial requerido para salir victorioso de cualquier situación.
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AGRADECE
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Aunque en el momento no halles la bendición, te aseguro que hay más de una, detéctalas. Si te es posible, hoy mismo, regálate un tiempo; en el silencio de tu habitación por ejemplo, relaja tu mente, cuerpo y corazón. Recuerda que en tranquilidad se escucha más fácilmente la guía celestial. Respira profunda y lentamente varias veces y conéctate con tus ángeles custodios. En su compañía agradece al Padre todo lo bueno que tienes y pídeles que te ayuden a encontrar la luz y la bondad en todo esto y a desapegarte.
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Da las gracias a Dios por la oportunidad que tuviste de haber vivido la experiencia que ahora quieres cerrar. Evalúa lo que te aportó. Cada vivencia es elegida por nosotros mismos para despertar y cada encuentro con otra persona conlleva un propósito de aprendizaje. Permíteles a tus ángeles que te colaboren con esto. Invoca también su ayuda para que elabores una lista de todos los beneficios que obtienes al cerrar ya y cortar sanamente. Por lo menos anota 27.
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En estos días de cambios internos y externos, tus gustos e intereses se transforman, así que es probable que ciertas actividades ya no te gusten o algunos amigos ya no resuenen contigo y ya no te sientas bien a su lado. No te preocupes por eso, es natural. Agradece también de antemano que nuevas personas y oportunidades aparecerán y celebrarás momentos muy especiales.
Amate
Por amor propio no le des más vueltas al asunto y no dejes cabos sueltos, sostenidos falsamente por la expectativa de una posible marcha atrás. Invoca a tus ángeles y pídeles que remplacen eso que hoy entregas por algo mejor. De ninguna manera pienses en: “¿qué tal si cierro y no puedo encontrar algo o alguien? Destierra ese tipo de ideas porque solo empeoran la situación y sustitúyelas con afirmaciones positivas que ratifiquen tu merecimiento. Otra sugerencia angelical es que te desligues también de recuerdos y objetos que te conecten con el evento o persona en cuestión. No guardes nada.
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Sin importar la naturaleza de la circunstancia que quieras cerrar, hazlo. No es lo que fue (por más maravilloso o mágico que haya sido) ni lo que podría llegar a ser, lo único importante es lo que es hoy. Y si ahora ya no funciona, no existe, ámate y recupera el espacio energético que le estabas otorgando. Ábrele campo a lo nuevo, pero no corras a llenarlo con lo primero que aparezca. Date un tiempo para asimilar.
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Trátate con consideración (no la confundas con lástima) y no insistas en dilatar y darle vitalidad a algo que ya no posee fuerza. Cuando una etapa llega a su fin, otras luminosas se aproximan. Si cierras ésta desde el amor con aceptación y gratitud, el camino que se te muestra al frente estará bendecido por Dios y custodiado por tus ángeles. Adelante, continúa, pasa la hoja, cierra este capítulo y sigue la aventura que significa vivir.
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Renace, busca un nuevo trayecto. Solo tu puedes romper tus cadenas, nadie puede meterse en tu mente y tomar decisiones por ti. Con la ayuda de tus ángeles de la guarda, el ángel Mumiah y los arcángeles Zadquiel y Azrael, libera las condiciones y las personas y tu serás el primero que recobre la libertad. El sendero de tu evolución es iluminado y eterno, como eterno es el amor de Dios Padre y los ángeles.
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Para terminar, te comparto esta oración de liberación y cierre:
“Querido Dios y seres de luz: hoy suelto lo que no corresponde a mi presente. Me perdono por haberlo retenido más del tiempo necesario. He decidido que ya no quiero aprender más desde el dolor y el drama. De ahora en adelante elijo al amor en todas mis experiencias. Por mi libre albedrío, recupero mi libertad y te libero (pronunciar el nombre del evento o persona). No me aprisiono más ni lo hago contigo. Hecho está”.
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Bendiciones de amor y luz.
Martha Muñoz Losada
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http://www.shurya.com/herramientas-celestiales-para-cerrar-ciclos/
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