Un matrimonio siempre está compuesto por dos partes, pero el equilibrio solo depende de cada una de ellas... Es decir que si tú estás bien, puedes influir positivamente en tu pareja aunque esta se encuentre a la defensiva.
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Así como toda reacción negativa pesa, también lo hace una positiva. Tienen el mismo poder. Si en una pareja los dos se encuentran mal por dentro, se estarán afectando continuamente, quedando atrapados en un círculo vicioso que los seguirá debilitando. Al final pierden todos, no hay ganador. Pero si tú sanas, el otro se abre a la posibilidad del cambio, las cosas se suavizan y comienzan a mejorar.
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Ahora bien, cuando la situación es insostenible por la razón que sea, seamos más maduros y obremos con sentido común. Nada se gana buscando culpables o reprochándose, solo te hundes más, cortemos por lo sano y continuemos con nuestra vida.
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Sigue tu instinto de supervivencia y realización. Ellos te llevarán al equilibrio interior. Tú eres tú y yo soy yo. Ambos debemos estar apoyados en nuestra propia base. Todo lo demás es un proyecto compartido que no tiene porque convertirse en una prisión condicionante para nuestra felicidad.
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Si alguien decide amargarse la vida, no tienes porque seguirlo hasta que te arrastre a su infierno. Quiérete un poco más y aprecia tu vida, sobre todo cuando tu contraparte no quiera hacer lo mismo con la suya.
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© Ari Shemoth
Comentarios
gracias.
me encanta como escribe ary
Muy cierto, GRACIAS.