TRABAJAR PARA NUESTRO BIENESTAR
ENVIADO POR "MIRAR LO QUE NO SE VE"
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Tengo la seguridad de que ante un conflicto es necesario saber formular preguntas generativas; es decir, preguntas sencillas que generen un alto nivel de respuestas en la persona.
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La principal y más importante es ¿Me siento bien con lo que hago?¿Soy feliz con esta o aquella relación?¿ Para qué me sirve el sufrimiento?¿Tengo metas por las que luchar?...
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No hacen falta muchas, pero sí las que nos lleven a enfrentarnos con nuestra verdad, la que se vive desde dentro y la que tantas veces eludimos.
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Si en resumen lo que uno pretende siempre, con cualquier cosa que hace, es ser feliz o estar mejor de lo que se encuentra.
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Seguir los dictados del “sentir” nos posiciona en el ángulo correcto. ¿Cómo me siento haciendo esto?¿Qué me sucede permitiendo lo otro?¿ qué me sucedería si esto no pasase?.
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Preguntas fértiles porque nos devuelven respuestas claves para entender lo que pasa por dentro.
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No podemos dejar de sentir lo que sentimos, pero lo que si podemos es actuar de otro modo ante ello; de una forma que no implique ir en contra de lo que somos, de nuestros valores o nuestra dignidad.
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Hay límites que debemos ponernos a nosotros mismos. Protecciones que nos avisan acerca de una posible catástrofe. Anuncios que nos previenen del caos. Hay que verlos y saber reaccionar.
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Tal vez haya que cambiar hábitos, rutinas y costumbres. Posiblemente tengamos que ampliar el círculo de acción social e implicarnos en trabajar para nosotros mismos.
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Convertirnos en una especie de empresa autónoma construyendo la felicidad propia. Trabajar para nosotros mismos, no para otros.
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Estamos demasiados acostumbrados a trabajar para los demás. Sus necesidades las hacemos nuestras, sus miedos también. Nos empeñamos en hacerles felices aún a costa de nuestro bienestar. Y de pronto nos encontramos al otro lado de la línea.
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Se nos olvida que las relaciones de poder se establecen de forma muy peculiar en el amor, la amistad o la camaradería.
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Quien más poderoso es en una relación, en definitiva, es quien menos necesita al otro.
No necesitar nos desapega. A la larga ahorraremos dolores, sin duda, porque la felicidad lleva implícito el sufrimiento desde el mismo momento en que esta no es sostenible por siempre y en algún momento comenzará a descender.
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La buena noticia es que una vez abajo solo queda volver a subir.
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