El odio por alguien, la prenda sin combinación que nos ponemos, la incomodidad interior por alguna situación o persona, el enguerrillamiento contra aquel que decimos amar o haber amado es falta de ARMONÍA.
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Esta falta de ARMONÍA individual unida a otras inarmonías produce guerras políticas, económicas, religiosas y la peor de todas, esa llamada “guerra fría”. Casi todos vivimos en un mayor o menor estado de conflagración contra alguien, algo, una organización política, un grupo religioso, un determinado país, alguna familia o quizás una persona. Vivir en guerra es falta de Armonía.
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No tenemos armonía por falta de sensibilidad. Observemos el vuelo del pájaro, no importa su especie; el beso, no importa quien lo dé; la belleza del cuerpo sea de hombre, mujer, niño o anciano. Al Amor, no le importa quién lo utilice, ni a quién se le dé.
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Cuando hay amor, hay ARMONÍA, vida, gusto por las cosas. Cuando hay desarmonía, hay muerte y disgusto, no importa por cuántas causas sea justificada.
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Vivir sensibles a la Armonía, nos lleva a la consonancia con los demás, la vida en su totalidad, en cualquiera de sus manifestaciones, sea el rayo de sol que se infiltra entre las ramas del árbol, la pareja que se besa en cualquier lugar, la voz que se alza por encima de la orquesta, el adolescente que presume de su cuerpo desarrollado y llamativo.
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Ser sensible a todo sin la desgracia de la critica, sin romper la magia de la belleza que se observa, por decir “es pecado”, “obsceno”, “orgullo”, “no es el camino”, “perdió el alma”, “hay que mirarlo como un muerto entre los vivos”. La verdadera pureza es el estado de no-calificación, de Mente Cristal y Corazón Cristal. Esto quiere decir una mente que no tiñe nada y no está en conflicto.
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Un corazón de cristal vive sin ser afectado por las emociones, éstas se deben vivir, pero transparentarlas sin impregnarlas del juicio.
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http://www.metafisicacristoredentor.cl/html/2011/12/armonia-del-libro-vacio-ruben-cedeno/
