La energía de este novilunio es un camino excepcional hacia el sendero interno, la gestión de sus símbolos y la exteriorización de las fuerzas humanas y subhumanas que en estado totalmente receptivo pugnan por materializar un sendero de crecimiento armónico y feliz para la familia humana.
.
La gestión de la energía del novilunio es una parte primordial en el ejercicio de la iniciación mágica, ya que es a través de su influencia, de sus corrientes subterraneas e internas que comenzamos a experimentar la expansión y materialización de un creciente proceso psicológico de cambio, donde el bioritmo y la propia naturaleza divina marcan su tendencia adecuando y fortificando las redes y corrientes etéricas a las que nos reconectamos con cada paso que damos sobre el sendero del misterio.
.
Mediadores del cielo, de la tierra, del tiempo y del espacio nuestra actividad vertical nos llena de semillas celestiales durante los plenilunios, la inspiración, la fuerza y distribución de los centros estelares de divinidad nos acarician propiciando el reajuste, el retorno hacia la propia esencia celestial, mientras el novilunio nos sumerge en las raices de la tierra, en el ancestral conocimiento horizontal, que debe sintetizarse en una única fuente radiante de vida interna para repartirse sobre los éteres y áuras de Gaia y de sus hijos.
.
Así el vacío del novilunio nos permite el principio de responsabilidad para con nuestros redescubiertos talentos divinos. El ejercicio y la reciprocidad entre aquello que se recibe, se percibe e inspira y que debe ser repartido, radiado, expandido como principio intrínseco de la fraternidad y la unidad cósmica.
.
Las más bajas frecuencias “iluminadas” por la centralización de jerarquías y fuerzas que se reúnen entorno a los plenilunios junto a meditadores y buscadores en receptiva actividad nos permiten proyectar hacia fuera la tendencia opuesta, el polo positivo y evolutivo de una misma corriente, cuya fuerza ancestral es el empuje para el nacimiento del camino medio de una misma fuente de energía.
.
El matrimonio íntimo y celestial de la pura expresión viviente de la conciencia…Padre-Madre, luz y sombra operando y reajustando las tendencias y las nuevas expresiones de un ser emergente radiante de posibilidades y nueva vida.
.
La gestión de los tránsitos energéticos y sus encuentros e intersecciones son el escenario perfecto donde la unidad se va forjando bajo la perfecta y sabia tendencia del amor, que no descarta ni desecha nada, si no que lo transforma y convierte en un puntal hacia un nuevo movimiento, hacia una materialización de los sueños, creando cada vez puentes más sólidos entre lo emergente y lo ancestral, entre el principio y el fin, entre el vacío absoluto y la plenitud espiritual.
.
“Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”
Namasté
Anabel.C.Huertas