La realidad que nosotros somos capaces de percibir está delimitada por nuestros cinco sentidos, la que nuestro cuerpo nos deja percibir. Es por eso que Platón representaba el cuerpo como las cadenas de los prisioneros en el Mito de la Caverna, aquellas que no les permitian acceder a la auténtica realidad, al mundo sensible.
El alma del hombre de conocimiento, el que ha actuado de manera correcta al saber la verdad de las cosas, obtendrá su recompensa después de la muerte, ya que al morir, el alma se libera de las ataduras del cuerpo y retornará directamente al mundo de las ideas del cual procede.
En cambio, aquellas almas que han residido en hombres ignorantes e injustos, tendrán que purificarse de sus errores y continuar el ciclo de las reencarnaciones hasta finalmente haber conseguido llevar correctamente su paso por la vida.
Según Platón, el hombre es un compuesto de dos sustancias unidas accidentalmente y de forma antinatural. Estas dos sustancias serían:
El cuerpo, mortal y cárcel del alma.
El alma, de la misma naturaleza que las ideas, que preexistió en un lugar celeste en el que contempló directamente las ideas antes de caer al mundo terrestre y encarnarse en un cuerpo.
Este vídeo les habla de cómo captamos la realidad y cuán insignificante y quimérica es esta percepción.
FUENTE: http://www.bing.com/images/search?q=en+realidad+el+hombre+dispone+de+3+cuerpos&view=detail&id=CB941FBA5066A38EDDE8AEBD6475F08B293A2825&first=1&FORM=IDFRIR