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Compramos ropa y puede ser habitual que lo que entre en nuestra casa sea muy superior a lo que sale. Si es así, con el paso del tiempo nuestro armario, y por extensión nuestra vivienda, acumulará muchas cosas “inservibles”.

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Puedes dejar de leer este artículo si no eres un comprador compulsivo o la publicidad no hace mella en ti. ¡Enhorabuena! Significa que es poco probable que compres cosas que no necesitas y por tanto el balance entre entradas y salidas te será favorable.

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Para la mayoría de nosotros, si nos pusiéramos un disfraz de urbanistas, contemplaríamos nuestro ropero como una ciudad que crece sin control y sin  plan. Ciudad en la que hay multitud de edificios abandonados (ropa que hace años que no usamos) Y probablemente poco espacio para aquella que sí utilizamos con frecuencia…

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Recordemos que la ropa es una extensión de nuestra propia personalidad, reflejando nuestro carácter mucho más de lo que creemos. La ropa es como una segunda piel y parece que solo los humanos tendemos a coleccionarlas (aunque ya no las usemos)

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Una pequeña intervención (si continuamos hablando como los urbanistas) puede ser suficiente para ordenar de forma eficiente nuestro armario.

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La primera fase consistirá en hacer un vaciado de todo aquello que ya no sea útil. Reciclar, tirar, vender, regalar, etc. Sin esa primera etapa completada no podremos seguir avanzando porque nuestros armarios no son infinitos

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¿Cuántas bolsas de basura son necesarias para eliminar la ropa que no nos ponemos? Indudablemente no se puede generalizar, cada cual debe encontrar la respuesta a esta pregunta, o bien seguir acumulando y generando nuevos espacios donde aparcar aquella ropa que no se pone.    

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Uno de mis maestros más sabios me dijo una vez que la peor mentira es la que nos contamos a nosotros mismos. Sea cual sea nuestra realidad no es necesario mentirnos. 

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¿Nos ponemos ya mismo manos a la obra?