ENVIADO POR KAREN . Encarnaciones de amor y luz divinos, en diferentes momentos y a lo largo de los tiempos, la Tierra fue honrada como ancestro de la creación y, cuando se reconocía como un ser vivo, su atención consciente de todo lo que ocurría dentro y fuera de sus dominios era compartido con sus numerosos habitantes. . Las gentes antiguas compartían su conocimiento de la Tierra vía oral, a través de palabras verbalizadas, poemas, canciones, etc., donde compartir la realidad multidimensional era un continuo y apremiante aspecto de la vida en la Tierra, y sus historias enfatizaban la importancia de comprender y reconocer los hechos de una amplia perspectiva de vida inteligente con la que compartían el tiempo y el espacio. El aspecto más importante de este conocimiento compartido era que los ciclos de la naturaleza conectaban las partes más pequeñas con las más grandes del esquema cósmico. La gente vivía respetuosamente con la naturaleza y la utilizaba para mejorar su comprensión de su tecnología mística. Existió un tiempo en que se fundaron sociedades secretas para salvaguardar ese conocimiento antiguo e importante, lo que es conocido como Escuelas de Misterio. Conocimiento que podía ser muy útil en el futuro. Sin embargo, al repetirse otro ciclo y otra versión del juego de la vida en la Tierra (hace unos 12.000 años), la mayoría renunció a sus habilidades superiores de recordar y sanar y, en su lugar, eligieron vivir con miedo debido a su autoimpuesta ignorancia. Cuando la gente se sana de un trauma, es mucho más capaz de comprender la vasta complejidad de su legado. A lo largo del tiempo, varias sociedades secretas se fueron uniendo para extenderse a todos los ámbitos de las culturas mundiales y ejercer su influencia encubierta en los patrones del progreso. Hoy, debido al incesante aumento de la cada vez más intensa energía cósmica y los resultantes rápidos intercambios de nuevas ideas, capas y capas de realidad se van desprendiendo como capas de una cebolla revelando aquello que se ha ocultado durante mucho tiempo. . Durante millones de años, formas de vida inteligente estaban observando a la Tierra desde sus palacios en el cielo. Sus hogares celestes parecían pequeñas lunas móviles que rodeaban lentamente la Tierra, manteniendo una vigilancia constante. En varias ocasiones, formas de vida inteligente vivieron bajo tierra y, a veces, incluso civilizaciones enteras eligieron vivir bajo la superficie terrestre. |