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De El Libro de Urantia. Pág. 2083. Juan Marin Alcaraz

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Es cierto, el mundo ya no necesita más de los "no harás" o de los que "tienes que hacer o pensar de una manera determinada" porque la jerarquía lo ordena. El mundo lo que realmente necesita para cambiar sus paradigmas, es que los hijos de Dios no solo se precien de serlo, sino que lo demuestren con sus obras, con su conducta, con su alegría, con su amor y su ternura puesta en práctica en toda ocasión y con todos los que nos rodean, porque todos  sin excepción son nuestros hermanos, porque "ningún hombre es extraño para el que conoce a Dios.

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En la experiencia de encontrar al Padre en el cielo descubres que todos los hombres son tus hermanos, y ¿qué tiene de raro que uno se regocije con el encuentro con un hermano recién descubierto? Conocer a nuestros hermanos y hermanas, entender sus problemas y aprender a amarlos, es la suprema experiencia de la vida. 1430

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Dejar de ser espectadores de lo que ocurre en nuestro entorno, para convertirnos en actores activos, es lo que hoy en día  el mundo está necesitando de los que nos llamamos cristianos.

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 Las palabras son poderosas pero se las lleva el viento, las obras perduran, pero esos cambios conductuales, deben ser originados en lo más íntimo de cada uno de nosotros para que tengan validez de supervivencia eterna, pues: " no hay aventura más apasionante en el curso de la existencia mortal que el regocijo de actuar como socio de la vida material que se une con la energía espiritual y la verdad divina en una de sus luchas victoriosas contra el error y el mal.

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Es una experiencia maravillosa y transformadora tornarse en el

canal viviente de la luz espiritual que ha de iluminar al mortal que permanece en la oscuridad espiritual. Si estás más bendecido con la verdad que otros hombres, sus necesidades debería ser para ti un desafío 1430"

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El dar testimonio de lo que creemos con nuestra propia vida es nuestra gran misión si queremos seguir el ejemplo de Jesús pues él " se mezclaba con la gente y todos lo encontraban enteramente libre de las supersticiones de esa época. Estaba libre de todo prejuicio religioso; no fue nunca intolerante. No había en su corazón nada que se asemejara al antagonismo social. Aunque cumplía con lo que había de bueno en la religión de sus padres, no vacilaba en hacer caso omiso de las tradiciones supersticiosas y esclavizantes inventadas por el hombre.

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Se atrevió a enseñar que las catástrofes de la naturaleza  los accidentes del tiempo y otros acontecimientos calamitosos no son resultado del juicio divino ni dispensaciones misteriosas de la Providencia. Denunció la devoción

 esclavizante a los ceremoniales vacíos y desenmascaró la falacia de la adoración materialista. Proclamó valientemente la libertad espiritual del hombre y se atrevió a enseñar que los mortales son, real y verdaderamente, hijos del Dios viviente."1671

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"Jesús transcendió todas las enseñanzas de sus precursores cuando tuvo la osadía de reemplazar las manos limpias por un corazón limpio como marca de la religión verdadera. Puso la realidad en el lugar de la tradición y eliminó toda pretensión de vanidad e hipocresía. Sin embargo este osado hombre de Dios no dio rienda suelta a crítica destructiva, ni manifestó desprecio por las costumbres religiosas, sociales,

 económicas y políticas de su época. Él no era un revolucionario militante sin que era un evolucionario progresista. 1672"

Dejemos pues las fórmulas y preocupémonos de nuestras intenciones y de nuestros  actos, porque son ellos los que atestiguaran que en verdad somos hijos de Dios y hermanos de todo el género humano, quienes podrán ver a Jesús a través nuestro.

 

 

(Yolanda Silva Solano)

 

Juan Marin Alcaraz

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