Uno de los errores que nos guía, con más frecuencia, en la búsqueda de la felicidad es creer en lo grandilocuente de su estado.
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Con frecuencia pensamos que para ser felices debe sucedernos algo extraordinario, cualquier suceso fuera de lo que nos ocupa en nuestra vida diaria, un acontecimiento lejano, inmenso y solamente digno de un sueño. Sin embargo, el que logra instalarse en la felicidad como un estado permanente de bienestar interior, no necesita aspirar a emociones desmesuradas ni a sacudidas inéditas del destino que lo descoloquen de su entorno emocional.
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Ser feliz equivale a encontrar en lo cotidiano esa dimensión serena que nos instala en lo mejor de nosotros mismos. Significa poder ver, al mirar, con los ojos del alma y sobre todo, reconocer en el día a día que compone nuestra vida una oportunidad para observarnos a nosotros mismos y ser capaces de pensar que en cualquier lugar se halla lo que buscamos.
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Cuentan que había un pescador que estaba tranquilo reposando al lado de su bote cuando se le acerco un hombre de negocios y le dijo:
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- ¡Qué hace durmiendo y relajándose en pleno día? Usted debería estar con su bote en el mar , pescando.
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- ¿Y qué ganaría con eso? – preguntó el pescador.
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- Quizá con ese dinero adicional podría comprarse un segundo bote.
- ¿Y qué ganaría con eso?
- Con dos botes usted podría ahorrar dinero y hasta comprarse una flota entera.
- ¿Y qué ganaría con eso?
- Usted podría ser millonario.
- ¿Y qué ganaría con eso?
- Usted podría tener tiempo para vivir, relajarse y ser feliz.
- ¿Y qué cree que estoy haciendo en este momento? – le respondió finalmente el pescador
Enviado Por: Mirar lo que no se ve
Comentarios
Muy bueno. Gracias por compartir. Besos y abrazos.