ENVIADO POR ROBERTO
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La meditación ha sido practicada durante siglos por el hombre, pero el reciente involucramiento de la ciencia en busca de evidencia de los efectos de esta práctica en las personas nos ha dado más información al respecto. El doctor Daniel J. Siegel, autor del libro Mindsight, lo explica en estos términos:
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La práctica de una percatación intencional y libre de prejuicio de la experiencia a cada momento ha sido practicada desde tiempos antiguos tanto en Oriente como en Occidente. Las tradiciones de sabiduría durante miles de años han recomendado una práctica consciente en una variedad de formas para cultivar el bienestar en la vida de un individuo. Ahora la ciencia está confirmando estos beneficios.
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Por otro lado, durante la década de los años 70 el microbiólogo Jon Kabat-Zinn, que entonces se encontraba dando clases en el centro médico de Massachusetts, intentó aplicar los principios básicos de la meditación de conciencia plena a los pacientes en un contexto médico. Su trabajo para desarrollar un programa adecuado llevó alivio a numerosos pacientes que sufrían de dolor crónico y también sentó las bases para la realización de investigaciones sistemáticas en este campo.
El programa creado por Jon Kabat-Zinn tiene sus raíces en las enseñanzas budistas, sin embargo él lo concibió como una práctica secular de meditación plena que consiste en enfocar la atención con esmero, no en una forma de religión. Aunque ambos enfoques comparten dos elementos: el cultivo de una conciencia plena de la percatación y poner atención a la intención.
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Posteriormente el doctor Fadel Zeidan, profesor de neurobiología y anatomía en el Centro Médico Bautista de Wake Forest, se preguntó si acaso las personas que reportaban mejorías en la salud y reducción de dolor al practicar la meditación sólo lo hacían porque ésta goza de una gran reputación. Así que decidió hacer una investigación al respecto que reunió a 75 persona sanas y libres de dolor, que dividió en cuatro grupos tras haberles inflingido dolor con una sonda caliente en el reverso de la pierna al tiempo que realizaba una resonancia magnética de su cerebro. Cada grupo siguió un tratamiento distinto para el dolor: al grupo de control se le hizo escuchar un audiolibro aburrido sobre el tema, a otro le dieron una crema que supuestamente disminuía el dolor con el paso del tiempo pero que simplemente era gel; uno más recibió una clase de meditación un poco falsa, pues únicamente les pidieron que respiraran profundamente durante 20 minutos, pero no les dieron instrucciones de cómo hacerlo cultivando una conciencia plena.
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Finalmente, el cuarto grupo, que realmente iba a probar la meditación, tuvo que sentarse durante 20 minutos en una postura erguida, con los ojos cerrados, y escuchar instrucciones específicas sobre cómo usar su atención y cómo dejar que los pensamiento y las emociones surjan y cesen sin juicios. De acuerdo con el doctor Zeidan: “Nuestros sujetos aprendieron cómo concentrarse en las sensaciones cambiantes de la respiración y cómo seguirlas con su ojo mental mientras el aire desciende por el pecho y el abdomen”.
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Después de 4 días, todos los participantes volvieron a pasar por una resonancia magnética y volvieron a ser sometidos al dolor de la sonda caliente. Luego les dijeron que usaran su entrenamiento y respiraran profundamente iniciando su técnica de meditación o la crema. A continuación utilizaron una escala para indicar la intensidad física y emocional del dolor experimentado.
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El estudio demostró que la práctica de conciencia plena era capaz de disminuir el dolor de diferente manera que el efecto placebo. En palabras de Zeidan:
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Creemos que hay algo más activo en el grupo que aprendió a establecer un estado de conciencia plena genuino. Este grupo incrementó la activación de regiones del cerebro de un orden más alto, estas son regiones asociadas con el control de la atención y un control cognitivo aumentado. Al mismo tiempo exhibieron desactivaciones en el tálamo, una estructura que actúa como el guardián de la puerta a través de la cual llega el dolor al cerebro. Esto es algo que no habíamos visto con otra técnica anteriormente.
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Los investigadores publicaron sus resultados en el Journal of Neuroscience, dejando claro que:
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Este estudio es el primero en demostrar que la meditación de conciencia plena tiene mecanismos distintos y produce reducciones en la intensidad del dolor y otras molestias por encima de y más allá de lo observado en los efectos de los analgésicos, el condicionamiento por placebos o las farsas de meditación de conciencia plena.
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Además, aclararon que:
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Específicamente la meditación de conciencia plena aplicada para aliviar el dolor activó las regiones del cerebro de orden más alto, incluyendo las cortezas orbitofrontal y cingulada. En contraste, el placebo de analgésico tenía relación con una disminución en la actividad de las zonas de dolor en el cerebro. Estos hallazgos demuestran que la meditación de conciencia plena reduce el dolor a través de mecanismos únicos, lo cual podría crear mayor aceptación de la meditación como terapia adjunta para el tratamien.to del dolor.
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