Ganancia secundaria
Beneficio que, como resultado de la manifestación del síntoma de conversión, obtiene el paciente: evita llevar a cabo una actividad nociva para el individuo, a la vez que recibe el apoyo social que de otra forma no conseguiría.
https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/ganancia-secundaria
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A veces justo cuando las personas empiezan a mejorar…algo ocurre que abandonan la terapia, olvidan los remedios, se aburren de asistir, etc. Este boicoteo ha sido estudiado tanto en la medicina como en la psicoterapia, y se ha llegado a definir que algunas personas no colaboran con su propia sanación cuando perciben que hay beneficios o conveniencia en estar enferm@.
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Podemos pensar que hay que estar mal para querer mantenerse enferm@, pero si reflexionamos un poco, ¿qué beneficios adicionales tiene enfermarse? Veamos: si creo que “soy el puntal de la casa” y todos dependen de mí, de mis decisiones, soluciones, dinero, etc. me enfermo de la columna y me doy cuenta que los demás dejan de exigirme y depender de mí. Si lo hacen habrá una sanción social hacia ell@s los hijos, hijas, nueras, nietos, etc. que les dirá “oye, tienen que ayudar a tu mamá, no ven que está enferma?” “Tienen que portarse bien, trabajar, apoyarla…” Entonces, si mejoro, pierdo lo ganado.
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En ocasiones he visto mujeres que cuando la relación de pareja está sentenciada, es decir, va a terminar en forma inminente…se enferman y ya no se recuperan. Lo más común es que sea de depresión, drogadicción, alcoholismo, jaquecas o de algún trastorno emocional, pero también he visto mujeres que se enferman de problemas como artritis, lumbagos, enfermedades digestivas, fibromialgias, Parkinson, ceguera, sordera, de tal manera que obligan a su marido a quedarse cuidándolas…¿cómo van a ser tan canallas que las abandonen justo cuando las pobres “más los necesitan” y no pueden ni trabajar?
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Mantenerse enferma también sirve para evitar que un hijo se independice…si se va de la casa su pobre madre enferma “se puede morir, por su culpa”, o evitar que una hija se lleve a los niet@s para iniciar su propia familia, o hay quienes no quieren trabajar, o simplemente porque así la familia “se mantiene unida” alrededor del enferm@, quien adquiere gran poder: los demás tienen que cumplir horarios, mantenerlos económicamente, turnarse para acompañarlos, “tenerles mucha paciencia”, no los pueden contradecir y para muchas personas estar enfermo es obtener el reposo y la atención tan largamente ansiados.
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El problema es que “mantenerse enferm@” tiene un alto costo en términos económicos y en sufrimiento. Este es un mecanismo creado por el ego, para lograr algo que no tiene. Es involuntario, irracional y engañoso, pero muy efectivo pues doblega las voluntades y desacuerdos de todos los que rodean al enferm@ y ¡Ay del que se atreva a criticar o a dudar de su enfermedad! Es etiquetado inmediatamente como insensible, egoísta, mal pensad@, mal hij@, mal hombre.
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¿Y cuál es el sufrimiento que causa? Estar enferm@, aunque sea como “estrategia del ego” igual produce experiencias desagradables: dolor, pérdida de facultades, inyecciones, exámenes, controles, remedios, etc. Pero tal vez lo peor es que no permite que la gente se desarrolle, crezca, viva armónicamente, se enfrente a sus desafíos, asuma que la vida cambia. Las hijas e hijos que no se pueden ir a formar sus propias vidas y familias, van viendo limitadas y mutiladas sus vidas ¿cuántas parejas se han terminado porque uno de ellos quiere vivir lejos de la suegra/o? ¿Cuántos niet@s se ven en el conflicto de tener que elegir entre sus madres y sus abuelas? Cuántas parejas tóxicas se mantienen por “obligación” mientras el amor agoniza?
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Como mencioné antes, muchas veces no se trata de “manipulación” o quizás sí, pero no es consciente, entonces para superarlo hay que hacerlo consciente. La persona enferma tiene que hacer un proceso de autoobservación, identificar sus motivaciones y sus conflictos no resueltos.
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Luego es necesario enfrentar esas tareas, resolverlas en forma consciente y adulta, poder comunicarse en forma clara y directa, aprender a tolerar la frustración, saber que todo cambio trae experiencias nuevas y depende de cada un@ que sean buenas.
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Si la persona enferma es capaz de hacer lo anterior, liberará a su ego de mantener una situación desgastadora y se enfocará en cuidar al organismo, recuperar la salud, colaborar con la voluntad y ya no estará “comiendo lo que no debe”, exponiéndose a accidentes, olvidando los remedios, rechazando las indicaciones terapéuticas, etc.
Y qué pueden hacer los demás? Enfrentar al enferm@ con su realidad, tomar decisiones racionales, aunque los acusen de “insensibles”. Esto requiere pensar en el bienestar de todos y no hacer sacrificios inútiles para mantener contenta a la persona enferma. Devolverle su responsabilidad hacia su propia vida y salud. Ayudar a esa persona a obtener lo que necesita de la manera correcta, sin usar su enfermedad …o a que asuma que no siempre tenemos lo que deseamos, así es la vida.
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¿Quieren un par de ejemplos de la vida real?
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Recuerdo una mujer que se enfermó de la columna, tenía una hernia discal. Trabajaba en aseo en un colegio y le dieron licencia prolongada. Ella tenía un hijo de 16 años en silla de ruedas al que trataba como bebé y que definía como “su cruz”. Al salir con licencia mantenía su sueldo, la gente organizó ayudas solidarias y ella lo pasaba acostada al lado de su hijo.
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Su hijo me pidió ayuda y logramos que asistiera a sesiones de biomagnetismo, ella reconoció que estaba cansada de trabajar, pero cuando se dio cuenta de que su hijo estaba empezando a hacer sus propios trabajos, además de estudiar, cuando vio que pasaba sola en su casa y que ya no había ayuda solidaria…descubrió que ya no tenía dolores, empezó a recuperarse, hizo los trámites para jubilar y buscó un trabajo que le exigía menos esfuerzo físico: empezó a llevar comida preparada a sus compañeros del colegio y al poco tiempo ya tenía clientes fijos y sueldo suficiente con un trabajo que le gustaba mucho más.
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¿Qué le ayudó a salir de su propia trampa? Su hijo. El decidió que no podían vivir así, se rebeló, tuvo muchas discusiones con ella, salía y la dejaba sola, trabajaba a pesar de los miedos de ella, hizo amistades sin su consentimiento y así le hizo incómodo “seguir inválida”.
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Otro caso
Una adolescente con jaquecas recurrentes. Su madre es profesional exitosa, separada, sobreprotectora, “vive para su hija”. Cuando la madre empieza a pasarlo bien (vacaciones, pololeo, alguna actividad social), su hija se enferma y la mamá abandona todo para llevarla a médico. El médico dijo “es nervioso”, a psicólogo. Pero en terapia al poco rato las jaquecas desaparecieron y la chica se enfrentó a su realidad… y dejó de asistir a terapia. Su problema es que ahora la mamá se dio cuenta, sabe que ese síntoma volverá o aparecerá otro, destinado a lograr la atención materna exclusiva.
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