El caminante sediento y fatigado extraviado en el desierto divisa un promisorio oasis verde.
Ignora la advertencia de su mente que se encuentra ante un espejismo.
Apresura el paso, cae de rodillas y extiende sus manos ávidas al remanso de agua fresca.
Solo recoge una menuda arena.
Es encontrado letárgico y extenuado por una caravana que le pródiga sus atenciones y lo vuelve a la vida.
Encontramos la aplicación de esta metáfora a nuestras experiencias de peregrinos cuando en alguna parte de la jornada parecemos perder el rumbo, la fortaleza y el optimismo. En ese ínterin se manifiesta la Providencia con sus emisarios de bondad y de asistencia que nos recuerdan que la soledad es también otro espejismo y que sólo nos queda confiar en la Sabiduría de la Vida, la certera provisión en nuestra aventura de errantes viajeros.
Hugo Betancur (Colombia)
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