Amar con libertad
(Por Yolanda Silva)
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“El Creador rehúsa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales.” (Libro de Urantia. Pág.22)
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No podemos hablar de amor sin referirnos a sus peores enemigos: los celos y el deseo de posesión, porque ellos no destruyen sólo las relaciones sentimentales, sino que también las de amistad e incluso las de trabajo y convivencia, porque van en contra de lo esencial que es la libertad individual.
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Dios nos da la gran lección porque “el Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos y en su corazón reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle.”22
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En cambio nosotros con demasiada frecuencia, tratamos de apoderarnos de la libertad de los que nos rodean, pretendiendo que piensen y actúen como nosotros lo hacemos y esto se da a todo nivel, entre las parejas, en la relación de padres e hijos, en el ambiente laboral y también en nuestros Grupos espirituales. Basta sentirnos un peldañito más alto que el otro, para ejercer nuestro dominio intelectual y supuesta espiritualidad.
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Los celos son parientes muy cercanos de la envidia, la inseguridad en nosotros mismos y de pensamientos desbocados que nos hace ver, lo que muchas veces sólo existe en nuestra imaginación.
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Si tuviésemos mayor conciencia del libre albedrío de los que nos rodean, nuestras acciones serían diferentes, pues “no hay error más grande que aquel que conduce a los seres inteligentes, a anhelar el ejercicio del poderío por sobre otros seres, con el propósito de privar a estas personas de sus libertades naturales. La regla de oro de la justicia humana se subleva contra todos estos fraudes, injusticias, egoísmos y falta de rectitud. Tan sólo la libertad verdadera y genuina es compatible con el reino del amor y con el ministerio de la misericordia.”614
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Tengamos en cuenta este don de albedrío que nos diferencia de los animales y ejerzamos el nuestro y respetemos el de todos los demás.
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Fuente. Busadores de la Luz
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