“Lo que tiene que suceder, sucederá por más que intentes huir. Pero lo que no tiene que sucederte, estate tranquilo que no sucederá, por mucho que digan lo contrario”. Entonces, se bueno y confía en tu Maestro interior. Él ya lo sabe.
RAMANA MAHARSHI
Karma quiere decir acción. Karma es una palabra que se usa para describir la casualidad universal, es decir que a cada acción le corresponde una reacción. Cada acto que se hace en el universo tiene una repercusión en nosotros mismos.
El karma es una ley universal que no distingue personas ni situaciones. Toda acción genera una reacción. Así el karma se refiere a como nuestras acciones anteriores determinan nuestro presente y futuro. A una buena acción le corresponde una recompensa buena y a una mala una recompensa mala.
El karma no solamente se genera por los actos, nuestros sentimientos y nuestros pensamientos también generan karma.
La respuesta de la ley del karma no tiene que se inmediata.
A veces lo es: Te burlas de alguien y al poco tiempo alguien se burla de ti. Pero a veces, las respuestas de esta ley universal se hacen esperar, lo que nos hacen sentir que aquello que nos ha sucedido es injusto o que nada tiene que ver con eso que hice ya hace unos años…Pero la ley del Karma nunca olvida y siempre devuelve con la justa medida aquello que nosotros provocamos en los demás.
Karma siempre estará ahí y siempre nos influirá, aunque seamos sabios o grandes maestros.
Esta es la esencia del Karma, es la esencia de nuestro universo.
La solución no pasa por escapar de él sino por comprenderlo y convertirlo en nuestro gran aliado.
Pero entonces,¿que podemos hacer?¿mejor no hacer nada?…
No, el hombre aprende por sus errores y es el karma el que se encarga de mostrarnos un buen camino de regreso al la unidad y el equilibrio interior.
Debemos dejar de convertirnos en víctimas y descubrir poco a poco y con paciencia en que estamos actuando mal y rectificar.
El Karma puede ayudarnos a que nos volvamos más responsables de nuestros actos. Nos enseña que somos Almas y que venimos a la Tierra para vivir una evolución o una transformación interior.
La culpabilidad no nos ayuda nunca.
No es quitarse la responsabilidad, sino concienciarse de que la falta debe vivirse como un aprendizaje, como una experiencia más que la vida nos ofrece para aprender.
A nivel kármico no es tanto la gravedad de la falta lo que genera ese karma, sino nuestra vivencia de esa falta.
La profundidad de huella que la falta deja en nuestra conciencia depende del nivel de esta conciencia.
El asesino que mata y no tiene conciencia de la gravedad de su falta no va a generar un karma excesivo.
¿Si no ves falta no generas karma?
La sensación de falta no se va imprimir profundamente en el alma si hay ignorancia.
Es exactamente igual a la visión que tienen los budistas tibetanos: la amplitud del karma depende de la conciencia del generador de ese karma. La falta que comete un maestro tendrá una repercusión mucho mayor que si la comete alguna persona ordinaria.
La conquista del karma se consigue mediante la acción consciente y la reacción desapasionada (no apego).
Entonces controlas tu destino y sientes interiormente cuales son las consecuencias de cada uno de tus actos.
Es preciso quemarse para saber lo que es el fuego. Para crecer hay que atravesar retos y desafíos. Al familiarizarnos con esta manera de pensar, vamos tomando conciencia de que nuestra noción tradicional del juicio pierde su sentido y crece el sentimiento de compasión. Es un trayecto necesario para el aprendizaje de nuestra alma.
A veces la falta personal está enmarcada en un movimiento de evolución colectiva. No es fácil comprender esto, pero hay seres que nacen para concretizar el karma colectivo de un pueblo.
Por ejemplo los dictadores que calificamos de monstruos, al mismo tiempo son vehículos de un conjunto de karma que es necesario se manifieste.
Un dictador que encarna en un país, sólo no puede hacer nada, necesita un gran número de cómplices.
El se va a apoyar en el enorme egregor de karma de un pueblo para realizar su labor.
Su función es la de materializar ese karma colectivo.
Esta visión para nada quiere decir que hemos de aceptar ese tipo de situaciones de oprobio e injusticia. Simplemente que desde esta altitud y punto de vista, la lectura de la historia de la humanidad cambia totalmente.
Trabajar la no separatividad es la clave para la liberación del karma y el sufrimiento. La cuestión definitiva que nos hemos de plantear a nivel colectivo es: ¿queremos realmente sanar ese karma que arrastramos? La respuesta inmediata es que sí, pero no es tan simple.
Todo esto requiere un trabajo importante, no es sólo un acto de decisión mental.
Comporta un compromiso de todas las dimensiones de nuestro ser, desde lo más sutil a lo más denso, algo que va tocar con nuestros reflejos de protección más arraigados.
fuente:
pensamientoconsciente.com
Fuente:
nuevaeradiamantina.blogspot.
Create a MySpace Playlist at MixPod.com
Comentarios