PERMITE QUE CADA SITUACIÓN EN TU VIDA TE ENSEÑE ALGO...

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Cuando el gran místico sufí Hasan estaba muriendo, alguien le preguntó: "Hasan, ¿Quién fue tu maestro?": 

 .

Tuve miles de Maestros. Decir sus nombres me llevaría meses y ya es tarde. 

 .

Pero hay 3 maestros de los que te hablaré. Uno fue un ladrón. Una vez me perdí en el desierto y cuando llegué a una aldea ya era muy tarde, todo estaba cerrado. 

 .

Pero, finalmente encontré a un hombre que estaba tratando de hacer un agujero en la pared de una casa. 

 .

Le pregunte donde podía pasar la noche y me dijo: “A esta hora va a ser difícil que encuentres un lugar pero puedes estar conmigo, si no te molesta estar con un ladrón”. 

 .

Era un hombre maravilloso: me quedé un mes con él. Todas las noches me decía: “Ahora me voy a trabajar. 

 .

Tú descansa, reza”. Cuando volvía yo le preguntaba: “¿Conseguiste algo?” Y él me decía: no, esta noche no. 

 .

Pero mañana voy a intentarlo otra vez, si Dios quiere...” 

 .

Nunca perdía las esperanzas, siempre estaba contento. Cuando estuve meditando y meditando durante años, sin parar y nada sucedió, llegó un momento en que me sentía tan desesperado, tan desesperado, que pensé en terminar con toda esta estupidez.

 .

 Y, de repente, me acordaba del ladrón que todas las noches decía: “Si Dios quiere, mañana sucederá.” 

 .

 Mi segundo Maestro fue un perro. Yo iba al río, y llegó un perro.

 .

El también tenía sed. Se miró en el río y vio allí otro perro –su propia imagen- y se asusto. 

 .

Ladró y salió corriendo, pero tenía tanta sed que regresó. Finalmente, a pesar de su miedo, saltó dentro del agua y su imagen desapareció. 

 .

Allí supe que me había llegado un mensaje de Dios: uno debe saltar a pesar de todos los miedos. 

 .

El tercer Maestro fue un niño. 

 .

Llegué a una ciudad y vi a un niño que llevaba una vela encendida. Iba a la mezquita a colocar allí la vela. 

 .

Bromeando le pregunté: “¿Tú mismo la encendiste?” “Si señor”, me contestó. 

 .

Le pregunté: “Hubo un momento en que la vela estaba apagada y luego un momento en el que estaba encendida: me puedes decir ¿De dónde vino la luz?” 

 .

El niño se rió, apagó la vela y me dijo: ahora has visto que la luz se fue. ¿A dónde se fue? Dímelo. 

 .

Mi ego fue sacudido, todo mi conocimiento fue sacudido. 

En ese momento sentí mi propia estupidez. 

 .

Desde entonces abandoné todo mi conocimiento. Es verdad que no he tenido Maestro. 

 .

Esto no quiere decir que no haya sido un discípulo; acepté la existencia entera como mi Maestro. 

 .

 Para mi, ser discípulo fue un compromiso más grande que el de vosotros ahora. 

 .

Yo confié en las nubes, en los árboles… yo confié en la existencia tal cual. 

 .

No tuve un Maestro, pero tuve millones de Maestros, aprendí de todas las fuentes posibles. 

 .

He tratado de aprender algo de cada persona con la cual el destino me ha cruzado, o de cada situación que he vivido. 

 .

Para aprender y crecer se precisa ser un discípulo en el Camino. 

 .

¿Qué quiere decir ser un discípulo? 

 .

Quiere decir ser capaz de aprender siempre y en todo momento de cualquier circunstancia, estar disponible y abierto para aprender. 

 .

Descubrir un maestro en cada ser, a cada momento. 

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Ser vulnerable ante la existencia. 

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Con un Maestro comienza el aprendizaje y, poco a poco, a la vez que de la misma manera puedes sintonizar con la totalidad de la existencia. 

 .

El Maestro es una piscina donde puedes aprender a nadar. 

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Una vez has aprendido, todos los océanos son tuyos.” 

(The secrets of secrets, Vol. 1, pp. 184 – 188)

http://lacienciadelespiritu.blogspot.com.ar/2013/10/reflexiones-para-el-fin-de-semana.html 

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