EL PENSAMIENTO, con su contenido emocional y sensacional, no es amor.
El pensamiento invariablemente niega el amor. El pensamiento se funda en
la memoria; y el amor, no es memoria. Cuando pensáis en alguien a quien
amáis, ese pensamiento no es amor. Podréis recordar las costumbres de
un amigo, sus gestos, su idiosincrasia y pensar en incidentes agradables
o desagradables de vuestras relaciones con esa persona, pero las imágenes
que el pensamiento evoca no son amor.
Por su propia naturaleza, el pensamiento es separativo. El sentido de tiempo y
espacio de separación y tristeza surge del proceso de pensamiento. Y es sólo
cuando ese proceso cesa que puede advenir el amor. El pensamiento,
inevitablemente engendra el sentimiento de propiedad; esa posesividad que,
consciente o inconscientemente, cultiva los celos. Donde hay celos,
evidentemente no hay amor; sin embargo, para la mayoría de la gente, los celos
constituyen un indicio de amor.
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Los celos son el resultado del pensamiento, una respuesta del contenido emocional
del pensamiento. Cuando el sentimiento de poseer o de ser poseído se ve obstaculizado,
hay tal vacío que la envidia toma el lugar del amor. Es debido a que el pensamiento
juega el papel del amor que surgen todas las complicaciones y sufrimientos.
Si no pensarais en otra persona, diríais que no la amáis.
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Pero, ¿es amor el hecho de pensar en la persona? Si no pensaseis en un
amigo que creéis amar, os espantaríais ¿verdad? Si no pensarais en un
amigo que ha muerto, os consideraríais desleales, sin amor, etc. Miraríais
tal estado como insensible, indiferente; y así os pondríais a pensar en esa
persona, querríais tener fotografías, imágenes hechas por la mano o por
la mente. Pero llenar así vuestro corazón con las cosas de la mente, es
no dejar lugar para el amor. Cuando estáis con un amigo, no penséis en él;
es sólo en su ausencia que el pensamiento comienza a recrear escenas
y experiencias que están muertas. Este revivir del pasado es llamado amor.
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Así, para la mayoría de nosotros, amor es muerte, una negación de la vida.
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Vivimos con el pasado, con lo muerto; por consiguiente, nosotros mismos
estamos muertos, aunque llamemos a eso amor. El proceso del pensamiento
siempre niega el amor. Es el pensamiento el que tiene implicaciones
emocionales, no el amor. El pensamiento es el mayor impedimento para
el amor. El pensamiento crea división entre lo que es y lo que debería ser;
y sobre esta división se basa la moralidad, pero ni lo moral ni lo inmoral
conocen el amor. Esta estructura moral, creada por la mente para mantener
la convivencia social, no es amor, sino un proceso endurecedor como el
del cemento.
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El pensamiento no conduce al amor, el pensamiento no cultiva el amor; pues el amor
no puede ser cultivado como una planta en el jardín. El mismo deseo de cultivar el
amor no es más que la acción del pensamiento. Si estáis completamente alerta y
perceptivos, veréis qué importante papel juega el pensamiento en vuestra vida.
El pensamiento tiene evidentemente su lugar, pero de ningún modo está
relacionado con el amor. Lo que se relaciona con el pensamiento puede
ser comprendido por el pensamiento; mas, lo que no está relacionado con
el pensamiento no puede ser captado por la mente.
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Preguntaréis ¿qué es entonces el amor? Amor es un estado del ser en que no
existe el pensamiento. Pero, la misma definición del amor es un proceso de
pensamiento; y por lo tanto, no es amor. Tenemos que comprender el
pensamiento mismo, y no tratar de captar el amor mediante el pensamiento.
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La negación del pensamiento no trae amor. Hay liberación del pensamiento
sólo cuando es completamente comprendido su hondo significado; y para
eso es esencial un profundo conocimiento de sí mismo, no vanas y
superficiales aserciones. Lo que revela la índole del pensamiento es la
meditación, y no la repetición, la alerta percepción y no la definición.
Sin alerta, percepción y sin vivencias de los procesos del pensamiento el amor
no puede ser.
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El Amor nace del Corazón, es una sensación, no una idea o un razonamiento. Cuando extrañas a alguien no lo piensas, lo sientes; lo o la quieres ver, estar con él o con ella... El Amor solo se siente, no hace falta pensarlo. La mente piensa, razona, no siente.